Jos¨¦ Tom¨¢s, por fin, a hombros
Los seis escogidos y bravos toros de N¨²?ez resultaron ser seis novilletes mansos, nobles y sin presencia. C¨®mo iba a dejar don Joaqu¨ªn en mal lugar a sus colegas. Tal como estaba el pa?o, la acorazada de picar intervino por protocolo. Hay que justificar el jornal. No extra?a, pues, que los elegidos para la gloria se peleen por ponerse delante de los de Joaqu¨ªn N¨²?ez. Cobrar por torear cartones tiene su m¨¦rito, no se crea. Con estos mimbres, Jos¨¦ Tom¨¢s logr¨®, por fin, salir a hombros de la plaza. Por m¨¦ritos y para paz y gloria de sus seguidores.
El diestro de Galapagar lo bord¨® en su primero. Se puso las botas a torear. Sobre todo al natural. Sitio, distancia, quietud, temple e imaginaci¨®n adornaron la magna actuaci¨®n. Faena de sal¨®n, donde la emoci¨®n fue la gran ausente. En el quinto, lucido con el capote, a pies juntos.Faena con mayor vibraci¨®n que la anterior. Estatuarios de inicio para alcanzar de nuevo con la izquierda las m¨¢s altas cotas. Aunque mal con la espada, logr¨® los trofeos suficientes para salir a hombros.
N¨²?ez / Joselito, Tom¨¢s, Casta?o
Toros de Joaqu¨ªn N¨²?ez, sinpresencia, flojos y mansos. Joselito: bajonazo (ovaci¨®n); pinchazo y estocada trasera contraria (palmas). Jos¨¦ Tom¨¢s: pinchazo y estocada ca¨ªda (oreja); dos pinchazos y estocada ca¨ªda (oreja); sali¨® a hombros. Javier Casta?o: bajonazo, metisaca, pinchazo y estocada trasera contraria (palmas); dos pinchazos y media estocada (silencio). Plaza de Valladolid, 15 de septiembre. 8? corrida de feria. Tres cuartos de entrada.
Joselito fue incapaz de poder con el m¨¢s que noble primero. Lo intent¨® de aquella manera. Un qu¨ªtate t¨² para ponerme yo. A significar posturitas y parsimonia. A su segundo le obsequiaron con una desastrosa lidia. A torero sin sitio, cuadrilla perdida. Faena con demasiadas probaturas y temores. Atragantado, lleno de altibajos, sin ligaz¨®n, sin coherencia. Aburri¨®.
Javier Casta?o, gladiador por necesidad o por imperativo de los que mandan, acostumbrado a bailar con la m¨¢s fea, cuando le toca un bomb¨®n, el hombre no lo ve claro. Porfi¨®n, encimista, con voluntad y entrega en el tercero de la tarde. Nada de lo que intent¨® consigui¨® rematarlo. Con el que cerr¨® festejo, tras comprobar que nada de lo que hac¨ªa ten¨ªa resonancia en los tendidos, m¨¢s que las l¨®gicas palmas a la voluntad, opt¨® por pegarse un arrim¨®n. Enganchado, sin criterio, acab¨® poni¨¦ndose nervioso. Una l¨¢stima. Se le fue una oportunidad que le habr¨ªa podido ayudar en su incipiente carrera.
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