Los 'h¨¦roes' abren la sesi¨®n
Los miles de empleados del distrito financiero de Wall Street empezaron a llegar desde muy temprano en la ma?ana de ayer, la inmensa mayor¨ªa de ellos utilizando las reci¨¦n abiertas l¨ªneas de metro (m¨¢s o menos cercanas a la Bolsa), porque los coches y los taxis siguieron ayer sin poder atravesar las barreras de la polic¨ªa situadas a un kil¨®metro de distancia, m¨¢s o menos.
En las estrechas calles que llevan a la Bolsa se percib¨ªa todav¨ªa el humo que contin¨²an provocando las obras de desescombro de la llamada Zona Cero, el lugar concreto que ocuparon las torres y otros edificios del World Trade Center. Las enormes m¨¢quinas aspiradoras proporcionaban un murmullo de fondo.
Los empleados, casi todos ellos con banderas norteamericans en la mano o las solapas, se cruzaron con decenas de soldados de la Guardia Nacional y polic¨ªas que controlan los accesos al ¨¢rea siniestrada y patrullan por varias calles del distrito y formaron r¨¢pidas colas para mostrar sus credenciales y entrar en los edificios.
Los responsables de la Bolsa de Nueva York hab¨ªan decidido, ellos tambi¨¦n, tapar la fachada del edificio (de estilo cl¨¢sico, con columnas d¨®ricas) con una gran bandera norteamericana.
El momento m¨¢s emocionante fue el de los encuentros personales, con hombres y mujeres que se abrazaban y procuraban darse ¨¢nimos.
La apertura formal de la sesi¨®n aument¨® esos sentimientos. El presidente de la Bolsa, Richard Grasso, un hombre peque?o y de apariencia fr¨¢gil, que ha dado sin embargo estos d¨ªas pruebas de una energ¨ªa inagotable, se rode¨® del secretario del Tesoro, Paul O'Neill, y de todos los representantes de la ciudad (incluida la senadora Hillary Clinton, que ha mantenido un perfil muy bajo en esta crisis), para lanzar un ¨²ltimo llamamiento al patriotismo de Estados Unidos. '?ste es el pa¨ªs m¨¢s fuerte de la Tierra, y los inversores, en Estados Unidos y en el resto del mundo, lo saben', afirm¨®.
Grasso record¨® con emoci¨®n a los compa?eros muertos y alab¨® la labor de los equipos de rescate. 'Son ellos, nuestros h¨¦roes', dijo, 'quienes abrir¨¢n la sesion', y dej¨® que un bombero, un polic¨ªa y un agente del puerto (han muerto m¨¢s de treinta integrantes de ese cuerpo especial) agitaran la campana simb¨®lica que da paso a la apertura de los mercados.
La actividad se volvi¨® inmediatamente fren¨¦tica, casi como en un d¨ªa normal.
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