Nueva York en la mente
Cerca de un mill¨®n de neoyorquinos sufren cuadros de ansiedad tras el ataque de hace una semana
El ataque terrorista contra las Torres Gemelas no s¨®lo permanecer¨¢ grabado a fuego en la memoria de todos los neoyorquinos, sino que tendr¨¢ consecuencias diversas en la salud psicol¨®gica de muchos de ellos. Tres especialistas, incluido el jefe de psiquiatr¨ªa de un hospital de Nueva York, revisan aqu¨ª la situaci¨®n actual y las secuelas previsibles.
'Los trastornos a largo plazo afectar¨¢n al 25% o 30% de los bomberos y personal de rescate'
'Hay un riesgo cierto de que se d¨¦ un encono contra los ¨¢rabes que viven en EE UU'
El martes 11 de septiembre, pocas horas despu¨¦s del mayor ataque terrorista de la historia, y a no mucha distancia, el director del Servicio de Psiquiatr¨ªa del Hospital Bellevue de Nueva York, Manuel Trujillo, ya hab¨ªa habilitado unas dependencias especiales para atender la previsible avalancha de ciudadanos en estado de p¨¢nico que acudir¨ªa a ese venerable centro de la Primera Avenida. 'Una de las grandes sorpresas que me llev¨¦', narraba ayer Trujillo desde su despacho de Nueva York, 'fue que en las primeras 48 horas tras el ataque nos hab¨ªan pedido ayuda cerca de 300 miembros de la plantilla del hospital, entre m¨¦dicos, enfermeras y personal auxiliar. Casi todos ten¨ªan altos niveles de ansiedad'.
Trujillo, licenciado en la Universidad de Sevilla en 1968, lleva 30 a?os en Nueva York y 10 en su actual cargo. Desde el martes ha estado enviando equipos de especialistas por toda la ciudad, en especial por la zona m¨¢s afectada, para ofrecer consejo psicol¨®gico a quien lo requiera. No les falta trabajo.
'Los cuadros de ansiedad pueden afectar ahora mismo al 10% o al 15% de la poblaci¨®n de Nueva York', calcula el psiquiatra. Es decir, a cerca de un mill¨®n de personas. 'Pero esto es normal, dadas las circunstancias, y se pasar¨¢ en un mes. En lo que nos tenemos que centrar ahora es en definir los grupos que presentan riesgo de desarrollar ansiedad a largo plazo. Los shocks postraum¨¢ticos s¨®lo pueden diagnosticarse un mes despu¨¦s del suceso que los desencadena, de modo que, en cierto sentido, lo peor est¨¢ por llegar'.
Entre esos grupos de riesgo est¨¢n, desde luego, los bomberos y dem¨¢s personas implicadas en tareas de rescate. 'Los trastornos a largo plazo afectar¨¢n al 25% o 30% de esos colectivos', dice Trujillo. 'En breve se implicar¨¢n en su atenci¨®n todas las agencias de salud mental de Nueva York, y tambi¨¦n las asociaciones privadas'.
El hospital de Bellevue, con m¨¢s de 300 a?os de existencia, es un centro muy querido por los neoyorquinos. 'En los primeros d¨ªas, los familiares llegaron aqu¨ª espont¨¢neamente y empezaron a pegar fotos de los desaparecidos en una pared de madera que hay ah¨ª abajo', cuenta el psiquiatra. 'En las personas que hemos atendido tras el ataque, muy rara vez hemos apreciado sentimientos de venganza. Muchos alivian su ansiedad en cuanto hablan de la cat¨¢strofe: expresando sus sentimientos si son individuos emocionales o formulando sus pensamientos si tienen mejor acceso a sus procesos cognitivos. Una de mis prioridades es convencerles de que su ansiedad es normal tras el desastre. Creo que hay que des-psiquiatrizar el asunto'.
Pero no le est¨¢ resultando f¨¢cil, ni siquiera entre sus colegas. 'Uno de los jefes de cirug¨ªa de Bellevue vino a verme ayer y me dijo que ten¨ªa que volar a Oklahoma y le daba miedo. ?l nunca hab¨ªa tenido miedo a volar. Es otra reacci¨®n normal'.
Las secuelas psicol¨®gicas del ataque a las Torres Gemelas tienen muchos puntos en com¨²n con las de cualquier desastre, pero tambi¨¦n una diferencia importante. 'La gente tiende a aceptar mejor las cat¨¢strofes naturales', explica Trujillo. 'Se ven como caprichos del mundo f¨ªsico, y no son demasiado frecuentes. Pero este atentado genera la sensaci¨®n de no poder escapar. Mientras haya humanos habr¨¢ actos humanos de este tipo, y es dif¨ªcil aceptar lo que todos sabemos: que puede ocurrir otra vez, en cualquier parte, sin previo aviso'.
El jefe del Servicio de Psiquiatr¨ªa del Hospital de Alcal¨¢ de Henares, Alberto Fern¨¢ndez Liria -que ha prestado asistencia en Bosnia y Kosovo con M¨¦dicos del Mundo-, enumera los tres grados de trastorno que pueden afectar a los supervivientes y a los familiares de las v¨ªctimas: duelo, crisis y trauma.
1. Duelo. 'Un atentado como el de Nueva York puede tener importantes efectos sobre la salud mental', afirma Fern¨¢ndez Liria. 'Para el familiar de una v¨ªctima, est¨¢ por un lado el duelo normal, similar al de cualquier p¨¦rdida: el individuo debe adaptarse a un mundo en el que esa persona ya no est¨¢'.
2. Crisis. 'Pero algunas personas', prosigue Fern¨¢ndez Liria, 'padecer¨¢n adem¨¢s una crisis: un punto de corte en que los procedimientos que ayudaban a vivir sanamente dejan de funcionar, y hay que buscar otros. Las crisis no son nada extra?o: todo el mundo ha pasado una en la adolescencia. Adem¨¢s, de una crisis se puede salir fortalecido. Imagine el caso de un ama de casa que, tras la muerte de su marido, se descubre como una magn¨ªfica profesional'.
Contra lo que pudiera parecer, la crisis es un buen momento para abordar los cambios necesarios: 'Tras el atentado, las personas ser¨¢n particularmente receptivas a recibir ayuda, y adem¨¢s la ayuda ser¨¢ particularmente eficaz'.
3. Trauma. 'Uno puede estar preparado para la muerte de su padre o para perder su puesto de trabajo, pero ante el ataque a las Torres Gemelas uno no tiene palabras ni conceptos a los que asirse', explica el psiquiatra. 'Para algunas personas no es ya que fallen los procedimientos para enfrentarse al mundo: es que cambia la propia concepci¨®n del mundo. No hablamos ya de duelo ni de crisis, sino de una experiencia traum¨¢tica. La psiquiatr¨ªa norteamericana est¨¢ muy habituada a ello desde Vietnam'. ?Plazos de recuperaci¨®n? 'En Nueva York habr¨¢ personas afectadas durante muchos a?os, y otras que siempre mostrar¨¢n secuelas', concluye Fern¨¢ndez Liria.
Francisco Alonso-Fern¨¢ndez, catedr¨¢tico em¨¦rito de Psiquiatr¨ªa de la Universidad Complutense y miembro de la Real Academia de Medicina, a?ade: 'Si algo hace especial a este ataque respecto a otras cat¨¢strofes es la sorpresa, lo inconcebible, el no poder terminar de cre¨¦rselo, su aire de ciencia ficci¨®n, sus ecos del Orson Wells de La guerra de los mundos'.
'Pero esa incredulidad se acaba pasando', prosigue el acad¨¦mico, 'y despu¨¦s llegan los choques emocionales, los bloqueos, el miedo, la indignaci¨®n, la reacci¨®n defensiva. Hay un riesgo cierto de que se d¨¦ un encono contra los ciudadanos de origen ¨¢rabe que viven en EE UU, como ya ocurri¨® tras Pearl Harbour con los de origen japon¨¦s'.
Alonso Fern¨¢ndez a?ade una advertencia para los telespectadores europeos que siguen mirando absortos, una semana despu¨¦s, las colisiones del World Trade Center: 'El principio de repetici¨®n nos lleva a buscar una y otra vez lo que nos ha interesado, lo que nos ha conmovido, y puede conducir a una obsesi¨®n, al p¨¢nico por la cat¨¢strofe'.
Fern¨¢ndez Liria a?ade un ¨¢ngulo sobre esta cuesti¨®n: 'Las televisiones norteamericanas me est¨¢n sorprendiendo por su dominio del lenguaje psiqui¨¢trico. Dosifican con maestr¨ªa los efectos emocionales: primero estimulan la atenci¨®n con una colisi¨®n, luego promueven la ira con el baile de los ni?os palestinos, despu¨¦s inducen al hero¨ªsmo con las l¨¢grimas de Bush. Es notable'.
La irracionalidad del h¨¦roe
Los bomberos de Nueva York y el resto del personal de rescate han sobrecogido al mundo con unas actitudes a las que nadie puede hurtar el adjetivo de heroicas. Algunos han perdido la vida como consecuencia de ello. ?Qu¨¦ lleva a una persona a meterse de cabeza en un infierno cuando la situaci¨®n s¨®lo parece mover a la huida? 'Son comportamientos irracionales, y en una situaci¨®n de emergencia hay que hacer todo lo posible por evitarlos, porque en la inmensa mayor¨ªa de los casos s¨®lo conducen a la muerte del h¨¦roe', asegura el psiquiatra Alberto Fern¨¢ndez Liria. La pr¨¢ctica profesional de Fern¨¢ndez Liria y su experiencia en Bosnia y Kosovo le llevan a adoptar una postura casi g¨¦lida sobre el asunto. 'All¨ª era importante prevenir a los cooperantes contra las tentaciones de hero¨ªsmo. Casi nunca remedian nada. Y no se trata s¨®lo de casos extremos de autoinmolaci¨®n. En Nueva York, todos hemos o¨ªdo que muchos miembros del personal de rescate no quer¨ªan parar a descansar, que quer¨ªan seguir buscando entre los escombros despu¨¦s de dos d¨ªas sin dormir. Es preciso obligarles a parar. Si no, empezar¨¢n a cometer errores, y tal vez barbaridades'. ?Cu¨¢l es la causa de ese comportamiento irracional? 'La contemplaci¨®n de la tragedia y, sobre todo, un reflejo de defensa ante la propia y horrorosa impotencia'. ?Qu¨¦ tal se ha comportado George Bush desde un punto de vista psicol¨®gico? 'No es santo de mi devoci¨®n', dice el psiquiatra, 'pero debo reconocer que ha sido mod¨¦lico. Ha mostrado su pena y despu¨¦s se la ha tragado'.
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