El hipnotizador de pinceles
Antonio L¨®pez imparte por sexto a?o consecutivo el curso internacional de pintura de Jerez
'?Alguien me puede ayudar con estos caballetes!'. Antonio L¨®pez irrumpe desde uno de los rincones de la nave bodeguera que sirve de marco al VI Curso Internacional de Pintura y Escultura de Jerez. Vestido con pantal¨®n beig¨¦ y camisa a rayas, su aspecto de hombre menudo no le impide llenar al instante con su presencia el espacio donde se encuentre. Es dif¨ªcil calibrar si hay m¨¢s ojos pendientes de ¨¦l o de la modelo que posa en el centro del Sal¨®n Don Guido para ser retratada por los alumnos. Parece que lo primero.
Los cursos iniciaron su andadura en los claustros de Santo Domingo; despu¨¦s, y debido a unas obras de restauraci¨®n se trasladaron al Alc¨¢zar de Jerez; y este a?o, el escenario es una antigua bodega de Williams & Humbert donde en estas ma?anas de septiembre se mezcla el olor a vino que todav¨ªa perdura en sus paredes con el del aguarr¨¢s y el aceite de linaza.
Los caballetes y los tableros preparados para el medio centenar de personas inscritas son de la facultad de Bellas Artes de Sevilla. Hay alumnos de diversos pa¨ªses, aunque este a?o no han podido venir un buen n¨²mero de norteamericanos que iban a participar debido a los problemas existentes con los aviones en Estados Unidos despu¨¦s de los atentados conocidos por todos.
La jornada de trabajo est¨¢ en marcha. Al llegar, L¨®pez y los dem¨¢s profesores han dado una peque?a charla a los alumnos sobre los objetivos del d¨ªa. Repartidos por la nave hay varios bodegones hechos a partir de frutas y hortalizas. Algunos han decidido plasmar esa imagen sobre el lienzo; otros, ¨¢vidos de una mayor intimidad, han encontrado alg¨²n lugar escondido en el que volcar su inspiraci¨®n; y un tercer grupo retrata a Aurora, la joven modelo que posa durante 45 minutos y siempre en la misma postura. Ella tambi¨¦n es alumna de bellas artes y dice que el secreto para aguantar esas largas ma?anas de inmovilidad es 'estar siempre pensando en algo'.
El resto de los pintores se arremolina alrededor de Antonio L¨®pez para ense?arle sus obras y escuchar su opini¨®n de las mismas. Levi, un joven venezolano, acaba de tener una larga charla con ¨¦l sobre una de sus creaciones. 'No conoc¨ªa a Antonio, no sab¨ªa quien era pero me ha hipnotizado. Me podr¨ªa sentar horas y horas con ¨¦l para hablar no s¨®lo de pintura, sino de cualquier otra cosa', confiesa. Levi, al igual que la mayor¨ªa de sus compa?eros es ya un artista que logra vivir de su pintura. Ha expuesto en casi toda Europa y viene al curso a aprender m¨¢s, 'como una esponja'.
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