George W. Bush en estado puro
El lenguaje improvisado del presidente desata la alarma de portavoces, analistas y pa¨ªses ¨¢rabes

George W. Bush quiere a Osama Bin Laden 'vivo o muerto' y est¨¢ dispuesto a perseguir 'a los tipos que hicieron eso' porque EE UU ha iniciado una 'cruzada' contra 'los malhechores'. Ese vocabulario parece m¨¢s propio del parroquiano de un caf¨¦ que de un presidente en plena crisis nacional e internacional y ha causado cierta alarma en la clase pol¨ªtica local y extranjera. Los asesores de la Casa Blanca lo saben, pero carecen de tiempo para preparar a su jefe antes de cada intervenci¨®n y asumen el riesgo de que el mundo escuche a Bush 'en estado puro'.
Es absolutamente infrecuente que un presidente de los EE UU se vea obligado a rectificar sus palabras. Y eso le ha ocurrido a Bush ya m¨¢s de una vez. Primero fue el t¨¦rmino 'cruzada', que irrit¨® a los pa¨ªses musulmanes, especialmente los ¨¢rabes, por su connotaci¨®n de guerra religiosa. El portavoz de la Casa Blanca, Ari Fleischer, tuvo que explicar el martes que Bush 'lamentaba' haber usado ese t¨¦rmino.
Ese mismo d¨ªa se repiti¨® el problema. En presencia del presidente franc¨¦s, Jacques Chirac, Bush repiti¨® cuatro veces la palabra 'guerra'. 'No s¨¦ si deber¨ªamos emplear el t¨¦rmino guerra', coment¨® diplom¨¢ticamente Chirac, que ya hab¨ªa expresado antes de emprender viaje hacia Washington sus reservas sobre la terminolog¨ªa b¨¦lica que emanaba de la Casa Blanca. 'Lo que est¨¢ claro es que es un nuevo tipo de conflicto', a?adi¨®. Desde ese momento, Bush procur¨® referirse al 'conflicto', la 'lucha' o la 'situaci¨®n'. 'Lo que ocurre es que se est¨¢ viendo al presidente mucho m¨¢s que de costumbre. Normalmente se elige una sola de sus frases para emitirla en televisi¨®n; ahora se le escucha en versi¨®n integral', explic¨® Karen Hugues, la influyente asesora de prensa de la Casa Blanca. Para demostrar que, para bien o para mal, el presidente estaba hablando con su propia voz, expresiones y emociones, Hugues entreg¨® ayer a la prensa un texto manuscrito de Bush con notas para una declaraci¨®n ante las c¨¢maras.
Karen Hugues se re¨²ne cada ma?ana con Bush, el vicepresidente Dick Cheney y la asesora de seguridad nacional, Condoleezza Rice, para discutir las palabras y los mensajes que debe transmitir el presidente durante la jornada. Algunas cosas pueden quedar claras en esa reuni¨®n. La palabra 'guerra', por ejemplo, se excluy¨® del mensaje a la naci¨®n del 11 de septiembre por la noche. 'En ese momento la prioridad era transmitir calma', dice Hugues. Luego se decidi¨® que abundaran las referencias b¨¦licas y el t¨¦rmino 'guerra', con la idea de que la poblaci¨®n se preparara para afrontar sacrificios y supiera que deb¨ªa esperar nuevos ataques. Esa terminolog¨ªa hab¨ªa de servir a la vez para 'inflamar el sentimiento patri¨®tico'.
Descontroles sint¨¢cticos
Bush es, como Ronald Reagan, un presidente no especialmente informado, y necesita un gui¨®n para salir bien de las comparecencias p¨²blicas. Se le a?ade el problema de que, a diferencia de Reagan, es mal orador y tiende a caer en descontroles sint¨¢cticos. Estos d¨ªas, los asesores de prensa no tienen tiempo para prepararle. 'Lo que se ve es lo que es: el presidente habla as¨ª, con un lenguaje corriente, de americano medio. Vemos a Bush en estado puro', explic¨® uno de esos asesores a The New York Times, que ayer editorializaba sobre la inconveniencia de las 'inflamaciones ret¨®ricas' presidenciales en un momento en que hace falta forjar una amplia coalici¨®n internacional. Parlamentarios republicanos se han dirigido esta semana a la Casa Blanca para rogar que el lenguaje del 'comandante supremo' sea 'todo lo digno que requieren las circunstancias'.
Pero no todos piensan que el lenguaje de Bush sea perjudicial. Hugues cree que uno de los mejores momentos del presidente en la crisis se vio en Nueva York, cuando improvis¨® con un meg¨¢fono sobre un mont¨®n de escombros. 'Ah¨ª se vio al presidente que yo conozco y se comprob¨® su facilidad para conectar con la gente', asegura. El dem¨®crata John Podesta est¨¢ de acuerdo: 'La mayor¨ªa de los asesores deben estar dici¨¦ndole a Bush que evite los coloquialismos. Pero creo que su lenguaje le favorece, porque proyecta una honestidad que el p¨²blico agradece'.
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