Beatos
Dice el portavoz de la Conferencia Episcopal que la agenda de Pilar Gim¨¦nez-Reyna no es el Evangelio. Lleva raz¨®n, pero para qu¨¦ le sirve a ¨¦l y a los suyos el Evangelio si ya s¨®lo salen en los papeles como c¨®mplices de gescarteras, milingos, pinochets, videlas y despidos improcedentes. Ni siquiera sabemos qui¨¦n ten¨ªa a sueldo a qui¨¦n: si los Gim¨¦nez-Reyna a los obispos o los obispos a los Gim¨¦nez-Reyna. De la lectura atenta de los peri¨®dicos no se desprende qui¨¦n daba las ¨®rdenes, y es que nunca hubo tanta confusi¨®n jer¨¢rquica, ni tanto r¨ªo revuelto entre mandamases privados, p¨²blicos y mediopensionistas. ?Qui¨¦n nos explica ahora d¨®nde se encuentra la frontera entre los intereses terrenales y los intemporales? Si Gescartera funcionara hoy, los millones procedentes del clero estar¨ªan invertidos en tanques. Viva Dios.
Quiz¨¢ el diario de Pilar Gim¨¦nez-Reyna no sea el Evangelio, pero es la Biblia. Esta mujer, que re¨²ne la complejidad simple de las beatas de toda la vida y la crueldad de un broker de Tom Wolfe, se muestra orgullosa en su diario de llevar el dinero negro de los curas. No es, de aspecto, muy distinta a esa pobre anciana que pasa el cepillo en la misa de doce. Pero Pilar Gim¨¦nez-Reyna se arranca, al salir a la calle, la blusa y aparece debajo el disfraz de agente de valores. Incluso su lenguaje adquiere entonces la dureza del ejecutivo sin escr¨²pulos ('empezamos a limpiar', escribe cuando la inspecci¨®n le pisa los talones al portador). Gim¨¦nez-Reyna estaba convencida de llevarle a Dios el dinero del juego y cre¨ªa, por tanto, que pod¨ªa actuar por encima de la ley del mismo modo que los obispos se saltan, cuando les viene en gana, la Constituci¨®n.
Ello no ser¨ªa posible sin la complicidad de un Estado meapilas. Conoc¨ªamos los acuerdos que liberan a la Iglesia de atenerse a la legislaci¨®n laboral, pero ahora estamos descubriendo que en el centro mismo de la gran estafa hab¨ªa un secretario de Estado, con pinta de beato tambi¨¦n, que garantizaba a Camacho la impunidad y la vida eterna a la vez. Pilar Valiente es, en esta ensalada, la se?ora con collares de perlas que antes del verm¨² arroja sobre el cepillo de la Iglesia un billete de mil que acaba de robarle a su asistenta.
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