Hasta el gorro

Un fantasma recorre la Comunidad: Morey, de profesi¨®n sus nanas. Por esa pasarela de silencios, enjuagues y personajes de toda laya, en que se ha convertido la Carrera de San Jer¨®nimo, desfil¨® el destituido asesor musical del presidente Zaplana. Cant¨® y c¨®mo. Pero no le den m¨¢s vueltas, se?or¨ªas: lo de Morey y Zaplana fue un fechazo, y los flechazos no se explican. El director general de Gescartera, seg¨²n sus propias declaraciones ante la comisi¨®n que investiga el caso, s¨®lo vio al presidente de la Generalitat, una vez. Pero fue suficiente para que unas relaciones tan plat¨®nicas y desinteresadas se recogieran en el DOGV, en forma de nombramiento. Y fue entonces, cuando se enter¨® de su condici¨®n ¨¢urea. Sin embargo, en estas p¨¢ginas, se han publicado algunas frases del propio imputado muy contradictorias. V. gr.: 'La Generalitat me hizo este nombramiento por mi petici¨®n'. Pero, ?en qu¨¦ quedamos? Y agrega unas palabras tan enigm¨¢ticas, como ambiguas: 'a ellos les gustaba, pero yo no hac¨ªa nada'. ? A ellos?, ?y qui¨¦nes eran ellos?, ? qu¨¦ era lo que les gustaba?, ?y qu¨¦ ten¨ªa que hacerles que no les hizo? Cuando el diputado socialista L¨®pez Aguilar inquiri¨® si no le hab¨ªa sorprendido que nunca se le requirieran sus servicios, el vocalista respond¨ªo: 'Esa pregunta no me la debe hacer a m¨ª'. Pues claro que se los requirieron y adem¨¢s, lo que fuera, les gustaba, de acuerdo con sus declaraciones, aunque ¨¦l, como se sabe, en plan pasivo, no hizo nada. La naturaleza de esos servicios tan solicitados, es lo que pone un discreto punto de pudor a la cuesti¨®n. Porque, en primer lugar, Morey, fuera lo que fuese, lo hac¨ªa gratis; y en segundo, no parece muy dispuesto a revelar intimidades de sus empresas privadas.

Por otra parte, Zaplana en persona, aunque cueste lo suyo creerlo, amonest¨® a los socialistas por buscar, con malas artes, una vinculaci¨®n que no existe, a pesar de lo que diga el DOGV. Y basta. Que para eso es el Molt Honorable. Aunque al portavoz Puig, la vaya la mordacidad y hasta la morbosidad, no debi¨® insistir en qu¨¦ se hace con ese cargo, que tambi¨¦n son ganas de empre?ar. Y un poco m¨¢s de perspicacia, porque el portavoz Puig se permiti¨® una observaci¨®n mitad atinada, mitad err¨®nea: que exista desmadre en la Presidencia de la Generalitat, se admite; que se nombren asesores como si fuera una rifa o una t¨®mbola, pues seg¨²n. Porque hay alguna t¨®mbola donde no s¨®lo tocan los asesores, sino que tambi¨¦n tocan los pitos y hasta las pelotas. A lo que se ve sus se?or¨ªas del Congreso y sus se?or¨ªas de las Cortes, en la oposici¨®n, velan m¨¢s por las formas y los eufemismos, que por la cada vez m¨¢s menguada cecina democr¨¢tica. Joan Ignasi Pla se refiri¨® a un 'uso fr¨ªvolo' de la instituci¨®n, que la desprestigia. Y concluy¨® que es muy dif¨ªcil explicar a la ciudadan¨ªa c¨®mo se puede nombrar a un asesor sin saber qui¨¦n es ni para qu¨¦ se le nombra. Quiz¨¢ descubra que a la ciudadan¨ªa le importan m¨¢s ciertas sumisiones, ciertos comportamientos y el hecho de que la democracia se reduzca a una palabra sin contenidos, algo como un pellejo de cordero, lleno de corderos y zorros. Y encima Rodr¨ªguez Ibarra templando gaitas y haciendo l¨ªrica: el hilo de Ariadna va de Naseiro a Gescartera, por el laberinto de Zaplana. Pero qu¨¦ descaro.