Un alban¨¦s golea en el 'calcio'
Igli Tare, de 28 a?os, sorprende en Italia por su capacidad rematadora y su gran humanidad
Se llama Igli Tare y ante la sorpresa general el delantero del Brescia ha escrito su nombre en lo m¨¢s alto de la tabla de goleadores con cuatro tantos en otras tantas jornadas. Generalmente los focos del calcio iluminan otros rostros, otras realidades, por eso este momento de gracia, debe ser muy especial para un jugador que tiene ya 28 a?os, que lleva recorridos unos cuantos kil¨®metros por los caminos del f¨²tbol y que proviene de un pa¨ªs, Albania, que ha conocido una realidad dolorosa y dram¨¢tica.
En el campo de juego parece un faro rubio al borde del ¨¢rea con sus 192 cent¨ªmetros de altura, el pelo cort¨ªsimo, y los movimientos de un gigante, ¨¢gil en la batalla a¨¦rea, lleno de potencia y un poco torpe con el bal¨®n en la hierba. La geometr¨ªa del juego en el Brescia est¨¢ en los pies de un experto, Roberto Baggio, por eso no es extra?o que Tare reciba permanentemente el alimento justo. Par¨¢bolas, el¨ªpsis, centros dibujados a medida para que Tare descargue la artiller¨ªa de toda su enorme humanidad en cabezazos que amenazan siempre con llegar a la red.
Fuera del rect¨¢ngulo verde es f¨¢cil individualizar a Igli Tare. Se destaca por su gentileza, por su preparaci¨®n -habla cinco idiomas-, y por la carga de humanidad que tienen sus palabras cuando delante de cualquier micr¨®fono tiene que hablar de su tierra. 'Quiero ser un embajador de Albania, quiero ser embajador de un pueblo que merece respeto, de un pueblo que, empujado por la guerra, se vi¨® obligado a emigrar y buscar en otros horizontes la dignidad de un trabajo'.
Estas palabras tienen un valor especial pronunciadas en Italia. Porque es que en este pa¨ªs la inmigraci¨®n clandestina est¨¢ formada mayoritariamente por albaneses. No pasa un d¨ªa sin que los segmentos informativos de los medios de comunicaci¨®n no hablen de alguna acci¨®n criminal en la que no se mencione a la 'mafia albanesa'. No pasa semana en la que no se informe de la llegada de cientos de albaneses que pagan a los traficantes, a precio de oro, un billete de esperanza para un mundo mejor y cruzan el canal de Otranto en medio de la noche en botes de goma, en los que la mayor¨ªa de las veces son abandonados al capricho del mar cuando se aproximan a la costa italiana.
Por eso este momento exitoso de Tare tiene un significado muy especial para mucha gente. Y ¨¦l lo sabe. Esta semana la asociaci¨®n El ?guila, que re¨²ne a los 4.000 albaneses que viven en la provincia de Brescia, le ofreci¨® el carn¨¦ de socio honorario. Igli prefiri¨® dar un paso m¨¢s y afiliarse como socio ordinario, sin privilegios y con las mismas obligaciones de todos: 'Mi augurio es poder ser ¨²til y mostrar la cara limpia de la inmigraci¨®n albanesa', dijo poco despu¨¦s.
Igli Tare dejo su patria cuando ten¨ªa 17 a?os. Se fue a perseguir el sue?o de ser futbolista. Proviente de una familia acomodada y muy ligada al deporte. Su padre es presidente de un equipo de baloncesto, y tiene un hermano ex jugador de ese deporte. Antes de enrolarse en Italia pas¨® por Grecia y por Alemania, donde milit¨® en el Fortuna de D¨¹sseldorf y en el Kaiserslauten. 'Perd¨ª un poco de mi juventud, pero por otro lado he crecido mucho. Nada me ha resultado f¨¢cil, por eso este momento me d¨¢ una gran satisfacci¨®n'.
El campeonato italiano ha visto en sus campos a otros jugadores albaneses, como Riza Lushta, Loro Borici y Naim Kryeziu, todos ellos en los a?os 40 y 50. Pero salvo Lushta, que lleg¨® a lograr 15 goles con el Juventus, ninguna hab¨ªa conseguido una resonancia similar. El rubio alban¨¦s ha resultado ser un negocio redondo para el Brescia,que pag¨® por ¨¦l menos de 200 millones de pesetas.
Para ¨¦l, gigante y bueno, su gran aventura est¨¢ a punto de ser algo m¨¢s que un sue?o.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.