De alborotador callejero en La Salve a la c¨²pula etarra
Asier Oiartzabal, que inici¨® su actividad violenta en las calles de San Sebasti¨¢n, fue procesado por primera vez a los 19 a?os
Empez¨® alborotando en la procesi¨®n de La Salve, atacando gr¨²as y quemando excavadoras de las empresas que construyeron la autov¨ªa de Leizar¨¢n entre Pamplona y San Sebasti¨¢n y acab¨® en la c¨²pula de ETA. Asier Oiartzabal Txapartegi, Baltza, nacido hace 30 a?os en Andoain (Guip¨²zcoa), es el paradigma de la ¨²ltima generaci¨®n de dirigentes terroristas, aquellos que se han curtido en la kale borroka para alcanzar en tiempo r¨¦cord el centro mismo del poder.
Al igual que Xabier Garc¨ªa Gaztelu, Txapote, jefe del aparato militar de la banda, Baltza proviene del terrorismo callejero. Desde las filas de Jarrai -la organizaci¨®n juvenil proetarra ahora denominada Segi- acab¨® procesado en agosto de 1993 por los des¨®rdenes provocados en la capital donostiarra tras el principal desfile religioso de la Semana Grande. En esa fecha, Asier Oiartzabal estaba ya acusado de haber atentado en siete ocasiones contra las empresas constructoras de la pol¨¦mica autov¨ªa que une Navarra y Guip¨²zcoa.
A los 19 a?os quem¨®, junto a otros cuatro j¨®venes, dos gr¨²as, siete camiones, cuatro excavadoras y una motoniveladora, seg¨²n informaci¨®n de la polic¨ªa. Tambi¨¦n retuvo al vigilante jurado de una f¨¢brica suministradora de las obras de la autov¨ªa, mientras sus compa?eros Xabier Lekuona, Andotitz San Sebasti¨¢n y Juan Jos¨¦ Petrikorena incendiaban las instalaciones. Por estos delitos se inici¨® una causa en la Audiencia Nacional en 1994 en la que el magistrado Luis Bl¨¢nquez los juzg¨® y absolvi¨® al declarar nulas las pruebas que los relacionaban con los atentados. Sin embargo, el Tribunal Supremo rectific¨® esta decisi¨®n al poco tiempo; consider¨® v¨¢lidas dichas pruebas y orden¨® la celebraci¨®n de otro juicio, con un tribunal distinto, por los mismos delitos de estragos y detenci¨®n ilegal.
De nuevo fueron juzgados, en esta ocasi¨®n por la Audiencia de Guip¨²zcoa, pero para entonces -febrero de 1996- Asier Oiartzabal Txapartegi hab¨ªa escapado ya a Francia. No le faltaban motivos para eludir a la justicia espa?ola. A los 46 a?os de c¨¢rcel que solicitaba el fiscal para los cinco inculpados en los atentados contra la autov¨ªa, Oiartzabal sumaba la acusaci¨®n de participar en el ataque con mochilas bomba contra el cuartel de la Guardia Civil en Arnedo (La Rioja) en el verano de 1995.
En aquella ocasi¨®n, seg¨²n el Ministerio del Interior, Valent¨ªn Lasarte Oliden, Juan Antonio Olarra Guridi y el propio Baltza intentaron una matanza en esta casa cuartel. Los terroristas depositaron de madrugada, a una decena de metros del acuartelamiento, dos mochilas cargadas con 50 kilos de explosivos. Una patrulla de la Polic¨ªa Municipal sospech¨® de los j¨®venes, que conduc¨ªan un Opel Kadett, del que arrojaron precipitadamente las mochilas. Se inici¨® entonces una rocambolesca persecuci¨®n en la que los violentos huyeron hacia Calahorra.
A una decena de kil¨®metros de Arnedo, en una pronunciada curva, los agentes observaron restos de frenada sobre el asfalto de la carretera. Pararon el veh¨ªculo oficial y descubrieron al fondo del talud, de unos tres metros de profundidad, al coche que persegu¨ªan. Sin sospechar que se enfrentaban a un grupo de terroristas, los municipales acudieron desarmados a socorrer a los accidentados. ?stos les enca?onaron y obligaron a esposarse entre s¨ª. Despu¨¦s huyeron. Al poco tiempo, se escuch¨® una tremenda explosi¨®n. Las mochilas bomba acababan de estallar. La precipitaci¨®n al abandonarlas evit¨® una matanza. Originaron importantes da?os materiales en las viviendas del entorno e hirieron a 30 personas que resultaron contusionadas por los cascotes y la rotura de cristales. En el accidente sufrido por los terroristas durante su huida, uno de ellos result¨® herido. La polic¨ªa vio rastros de sangre, pero nunca averiguaron a qui¨¦n pertenec¨ªa.
Tras este episodio, Asier Oiartzabal se refugi¨® en Francia. All¨ª particip¨® en el robo de ocho toneladas de dinamita en Plevin (Breta?a), en 1999. La fiscal Antiterrorista del Tribunal Correccional de Par¨ªs, Irene Stoller, pidi¨® en diciembre de ese mismo a?o un total de diez a?os de prisi¨®n para Baltza y otros 12 etarras refugiados en Francia. Stoller solicit¨® la pena m¨¢xima prevista para el delito de asociaci¨®n de malhechores con fines terroristas. Baltza fue condenado por este tribunal a la mitad, cinco a?os, el 21 de febrero de 2000. Desde entonces estaba declarado en rebeld¨ªa. La sentencia inclu¨ªa tambi¨¦n la prohibici¨®n de vivir en Francia tras cumplir la condena.
Oiartzabal aprovech¨® su estancia en el pa¨ªs vecino para escalar puestos en el organigrama de ETA. Tras el duro golpe policial padecido por la banda en septiembre de 2000, en el que fue detenido el entonces m¨¢ximo dirigente, I?aki de Renter¨ªa, y otros 15 presuntos etarras, Baltza pas¨® a encargarse del aparato log¨ªstico de la organizaci¨®n. La polic¨ªa sospecha que ha sido tambi¨¦n uno de los lugartenientes de Soledad Iparraguirre, Anboto, la dirigente etarra que podr¨ªa haber escapado a Latinoam¨¦rica. Junto a F¨¦lix Alberto L¨®pez de Lacalle, Mobutu; Miguel Albizu, Mikel Antza; Juan Antonio Olarra Guridi, y Ainhoa Mujika, el ayer detenido en Dax formar¨ªa, seg¨²n fuentes policiales, el comit¨¦ ejecutivo de la organizaci¨®n terrorista. De nuevo el aparato log¨ªstico de ETA se ha quedado sin direcci¨®n. El hist¨®rico Mobutu, que logr¨® espacapar de su confinamiento en Francia mientras se encontraba a la espera de que los tribunales decidieran su extradici¨®n a Espa?a, podr¨ªa asumir temporalmente este cometido.
La cumbre extraordinaria de jefes de Estado y Gobierno, clausurada el pasado viernes en Bruselas, para intensificar la lucha antiterrorista tras los atentados de Washington y Nueva York, ha asestado a ETA el primero de sus golpes.
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