Pakist¨¢n exige a EE UU pruebas de la implicaci¨®n de Bin Laden
Atrapadas entre la presi¨®n internacional y la vigilancia de su poblaci¨®n, las autoridades de Pakist¨¢n evitaron ayer las muestras excesivas de satisfacci¨®n por el levantamiento de las sanciones norteamericanas. Islamabad quiere evitar que los extremistas isl¨¢micos interpreten la medida como un premio o un soborno y por ello, Musharraf encomend¨® ayer a uno de sus hombres de confianza que matice el apoyo paquistan¨ª. Tariq Aziz, secretario de la presidencia, insisti¨® en que Estados Unidos debe facilitar pueblas de la implicaci¨®n de Bin Laden en los atentados. No obstante, con una econom¨ªa anquilosada y una deuda exterior de 38.000 millones de d¨®lares que se come una buena parte del presupuesto nacional, la perspectiva de recuperar las inversiones y la ayuda de Estados Unidos es una bocanada de ox¨ªgeno.
'Siempre hemos considerado injustificadas estas sanciones; por lo tanto, hemos recibido satisfechos la atenci¨®n que la actual Administraci¨®n de Estados Unidos ha prestado durante alg¨²n tiempo al levantamiento de estas sanciones', constataba el comunicado que difundi¨® el Ministerio de Asuntos Exteriores. 'Pakist¨¢n aprecia la decisi¨®n y conf¨ªa en que ayude a reforzar la cooperaci¨®n entre los dos pa¨ªses', a?ad¨ªa el texto.
Las sanciones se remontan a mayo de 1998, cuando tanto India como Pakist¨¢n realizaron varias pruebas nucleares. La d¨¦bil econom¨ªa de Pakist¨¢n es la que m¨¢s va a beneficiarse de la decisi¨®n de George W. Bush, que tambi¨¦n alcanza a su vecino del sur. La medida no incluye, sin embargo, las sanciones a?adidas un a?o m¨¢s tarde, a ra¨ªz del golpe de Estado del general Pervez Musharraf, hoy convertido en presidente. Aun as¨ª, abre la puerta para que Washington vote a favor de la ayuda que Islamabad est¨¢ negociando estos d¨ªas con el Fondo Monetario Internacional.
Pero ¨¦ste no ha sido el primer beneficio que Pakist¨¢n ha obtenido por haberse puesto al lado de Estados Unidos en su 'cruzada' contra el terrorismo. El pasado martes, Jap¨®n le ofreci¨® una ayuda de emergencia de 40 millones de d¨®lares (unos 7.600 millones de pesetas) para hacer frente a la eventual llegada de refugiados del vecino Afganist¨¢n. Ahora se espera que, siguiendo el ejemplo de Washington, el Gobierno de Jap¨®n tambi¨¦n levante sus sanciones a este pa¨ªs y reanude su 'asistencia oficial al desarrollo', una partida que se elevaba a 500 millones de d¨®lares anuales y constitu¨ªa la mayor ayuda externa de Islamabad hasta mayo de 1998.
Sin embargo, existe el temor a que los extremistas isl¨¢micos lean estos esperados beneficios como un premio o, a¨²n peor, un soborno, de la comunidad internacional. Desde esos sectores se ha contestado con manifestaciones en la calle la decisi¨®n de Musharraf de prestar ayuda a Estados Unidos. La mayor¨ªa de los paquistan¨ªes, contrarios a cualquier acci¨®n militar contra Afganist¨¢n, no esconden adem¨¢s su preocupaci¨®n por que esa ayuda se convierta al final en una participaci¨®n activa en la campa?a.
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