Actores en silla de ruedas

Dos o tres actuaciones por obra es la media que consigue poner en escena el grupo de teatro Rompiendo Barreras, de Legan¨¦s. Una de sus ¨²ltimas actuaciones se ha podido ver, de forma casi excepcional, en el festival de teatro aficionado de la localidad, que se celebra hasta el pr¨®ximo jueves en diferentes escenarios del municipio. El fin de la compa?¨ªa, desde su creaci¨®n hace nueve a?os, consiste en demostrar que sus actores, todos ellos minusv¨¢lidos, son tan profesionales como cualquiera, y que su discapacidad no es motivo para que no contraten sus representaciones.

El grupo Rompiendo Barreras se fund¨® en 1992 a ra¨ªz de un taller de teatro promovido por el entonces Instituto de Servicios Sociales (Inserso), dependiente del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, en el Centro de Atenci¨®n a Minusv¨¢lidos F¨ªsicos (CAMF) de Legan¨¦s. Desde entonces ya son 10 las obras que han montado. 'Hemos hecho de todo, pero donde m¨¢s c¨®modos se encuentran los actores es en la comedia y en temas de risa. Ah¨ª pueden modular mejor la voz y demostrar sus capacidades gestuales', explica el director del grupo, Miguel Mart¨ªnez. Entre las obras destaca una adaptaci¨®n de La fablilla del secreto, de Alejandro Casona, la comedia Venganza de la Petra o la primera, Mot¨ªn de brujas.

El grupo se mantiene con la decena de componentes que lo formaron desde el primer montaje. El ¨²ltimo que han llevado a escena es Mi t¨ªa y sus cosas, de Rafael Mendiz¨¢bal. 'Trabajar con esta gente es igual que formar a cualquier otro actor. Lo esencial, que es la representaci¨®n encima de un escenario, no cambia nada. Su ¨²nica limitaci¨®n se compensa con mayor presencia de la palabra y de la parte emotiva', comenta Mart¨ªnez.

Cuatro meses de trabajo

El montaje de una obra puede llevarles unos tres o cuatro meses, seg¨²n el ritmo de ensayos y la dificultad intr¨ªnseca del montaje. Cada semana practican, como m¨ªnimo, cuatro horas. Siempre por las tardes. Cuando se acerca la hora de estrenar, intensifican las pruebas hasta dejar perfectos los di¨¢logos y la escenograf¨ªa.

Ese esfuerzo, seg¨²n comentan los actores, no suele verse recompensado con actuaciones en las que reciban los aplausos del p¨²blico. Su falta de movilidad y la dificultad para poder viajar desde Legan¨¦s hasta los teatros o las salas donde act¨²an les impiden encontrar escenario f¨¢cilmente. 'Es muy triste prepararte durante meses y salir tan poco a escena. No podemos ir a muchos teatros, por ejemplo, en la zona centro, porque no est¨¢n adaptados. No pedimos ir al Mar¨ªa Guerrero, pero s¨ª a salas alternativas donde se puede apreciar nuestro trabajo. Otros grupos, como no tienen tantas dificultades como nosotros, acuden muy a menudo', dice Maripaz ?lvarez, de 40 a?os, que interpreta el papel de Encarnita en la ¨²ltima obra.

De esta actriz destaca sobre todo su potente voz. Es capaz de expresar cualquier situaci¨®n sin tener que gestualizar. Y eso que no ha recibido ning¨²n tipo de formaci¨®n en este aspecto. Ese gran detalle le ayuda a superar la tetraplejia que arrastra desde su nacimiento. 'Jam¨¢s me imagin¨¦ que iba a subir a un escenario, pero una vez que est¨¢s en ¨¦l es de lo mejor que te puede pasar. Para m¨ª es una gran satisfacci¨®n interpretar personajes. Nunca me imagin¨¦ que la minusval¨ªa que sufro me permitiera hacer este tipo de cosas', afirma Maripaz. Y a?ade: 'Yo no me siento distinta. El problema est¨¢ en los dem¨¢s, que ponen barreras psicol¨®gicas y f¨ªsicas cuando te ven como a un bicho raro. Este tipo de actividades demuestra que podemos estar y hacer cosas como cualquier otra persona a la que le funcionen los brazos y las piernas'. Su papel dentro de la obra consiste en procurar la felicidad de su t¨ªa, do?a Rafaela, que se qued¨® sola en la vida tras la muerte de su marido, un alto mando del Ej¨¦rcito.

El teatro se ha convertido para estos usuarios del CAMF 'en un gusanillo' del que no se pueden liberar, seg¨²n comenta otro actor, ?ngel Garc¨ªa, de 44 a?os. En la obra es Deogracias, un cartero que intenta enamorar a Encarnita. 'Esperamos con muchas ganas los momentos en los que ensayamos. Para nosotros el teatro es una manera de empezar a eliminar esas barreras que pone la gente y demostrar que somos iguales a los dem¨¢s', explica este actor. 'Mucha gente se queda admirada cuando ve c¨®mo resolvemos las obras y que ir en silla de ruedas no supone ning¨²n impedimento para desarrollar a la perfecci¨®n la trama', concluye.

Papeles con enjundia

Una de las m¨¢s veteranas del grupo es Francisca D¨ªaz, que a sus 63 a?os hace el papel de Do?a Rafaela en Mi t¨ªa y sus cosas. Su experiencia dentro del teatro lleg¨® 'por casualidad', ya que no ten¨ªa pensado intervenir en la primera obra. Sin embargo, otra compa?era del centro se ech¨® atr¨¢s y pidieron una sustituta. All¨ª estaba ella. Desde entonces siempre le asignan los papeles con m¨¢s enjundia o m¨¢s largos. 'A otros compa?eros les cuesta mucho m¨¢s leer y no tienen tanta memoria como yo', explica.

La falta de recursos les obliga a prepararse los escenarios ellos mismos, con los materiales que tienen a su alcance. 'No tenemos medios para guardar las escenograf¨ªas. Es muy triste, porque, despu¨¦s de nueve a?os de funcionamiento del grupo, podr¨ªamos tener unos buenos fondos. Este tipo de circunstancias crea una gran frustaci¨®n, sobre todo en los actores', lamenta el director de la compa?¨ªa.

Sin embargo, esa frustraci¨®n no se percibi¨® cuando el grupo sali¨® a escena durante la muestra de teatro aficionado de Legan¨¦s. A pesar del poco p¨²blico que acudi¨® al centro Rigoberta Mench¨², al final recibieron un c¨¢lido aplauso. Era la recompensa merecida a tanto esfuerzo.