'El Esplendor de los Omeyas cordobeses' cierra hoy con 300.000 visitantes

La exposici¨®n El esplendor de los Omeyas cordobeses concluye hoy, despu¨¦s de haber recibido, durante cinco meses, a unos 300.000 visitantes del aproximadamente medio mill¨®n que sumar¨¢ Medina Azahara este a?o, m¨¢s del doble que el pasado. La muestra, m¨¢s all¨¢ de su significado como acontecimiento cultural, ha conseguido un objetivo que era la obsesi¨®n de Carmen Calvo, consejera andaluza de Cultura, tom¨® posesi¨®n hace ya cinco a?os: poner en valor el yacimiento arqueol¨®gico Medina Azahara.

Tras un olvido de siglos, Medina Azahara ha dejado de ser C¨®rdoba la vieja, como se conoc¨ªa su entorno hace dos d¨¦cadas, para convertirse en lo que de hecho es, uno de los legados hist¨®rico-art¨ªsticos m¨¢s importantes de la ¨¦poca musulmana. 'Hemos corrido grandes riegos', dice Carmen Calvo, y se refiere con ello tanto a la custodia de piezas 'procedentes de los grandes museos del Mediterr¨¢neo' -cedidas por un periodo muy largo, lo que no es habitual en este tipo de intercambios- como al simple hecho de que no ha habido accidentes entre los visitantes de una ciudad califal que, desde luego, no es c¨®moda de recorrer, pues se trata de un yacimiento en tres terrazas, de suelo irregular, escaleras y desmontes poco adecuados para personas que no est¨¢n en forma f¨ªsica. Y el calor, de mayo a septiembre, que no es un factor desde?able en plena 'sart¨¦n de Andaluc¨ªa'.

No ha pasado nada, pero al mismo tiempo ha pasado todo. La consejera comenta que ha recibido cartas y correos electr¨®nicos en los que personas que han acudido a la exposici¨®n agradecen hacer descubierto Medina Azahara. Para muchos andaluces y espa?oles que conoc¨ªan C¨®rdoba y su Mezquita, incluso para los propios cordobeses, la ciudad palatina que levant¨® Abderram¨¢n III en el siglo X como residencia personal y sede administrativa era una perfecta desconocida. En ese sentido, el evento cultural ha sido la excusa para dar a conocer el verdadero tesoro.

La muestra marcar¨¢ un antes y un despu¨¦s para la ciudad que fundara el que se proclam¨® primer califa Omeya de C¨®rdoba, despu¨¦s de que sus antecesores abandonaran Damasco (Siria) tras ser derrocado el ¨²ltimo califa Omeya en el a?o 750. Esa huida fue el origen de la fundaci¨®n de Al-Andalus. Desde hace a?os, un equipo de arque¨®logos dirigido por el conservador de Medina Azahara, Antonio Vallejo, ha trabajado en la recuperaci¨®n de una urbe expoliada durante siglos tras su incendio y destrucci¨®n en 1010. Las piedras de la lujosa urbe que marcara el m¨¢ximo esplendor del califato sirvieron para construir el cercano monasterio de Los Jer¨®nimos e, incluso despu¨¦s de que a principios del siglo XX empezaran los trabajos arqueol¨®gicos en su suelo, el robo de piezas continu¨® durante d¨¦cadas.

Aquello acab¨®, y hoy se han recuperado zonas importantes de la ciudad palatina, como el sal¨®n de Abderram¨¢n III (el Sal¨®n Rico) o la casa de los visires, y pronto se podr¨¢ en valor otra de las residencias. Las excavaciones contin¨²an, y seguir¨¢n durante d¨¦cadas -tal es la riqueza que se esconde- y ver su evoluci¨®n es uno de los atractivos del recorrido. El paso que se dar¨¢ ahora es adaptar Medina Azahara a los turistas. Carmen Calvo anuncia una inversi¨®n en torno a los 800 millones de pesetas que incluye la construcci¨®n de un centro de visitantes con un museo para exhibir las piezas, cafeter¨ªa y atenci¨®n al p¨²blico. Tambi¨¦n se proyecta la biblioteca de Medina Azahara.

La consejera de Cultura est¨¢ satisfecha de que el largo periodo que lleva al frente de su departamento le est¨¦ permitiendo apreciar los avances que se producen en Medina Azahara. Calvo comenta c¨®mo las autoridades culturales y los responsables de los museos encontraban la iniciativa de la exposici¨®n 'maravillosa', pero irrealizable, por el peligro de exponer las piezas casi al aire libre, sin la protecci¨®n de las paredes y sistemas de seguridad de un museo. Al final, lo ha logrado, y es para ella una 'satisfacci¨®n enorme' haber demostrado que se pod¨ªa conseguir.