Un camino lleno de obst¨¢culos hasta Kabul
Estados Unidos cultiva los contactos con los grupos militares y pol¨ªticos de la oposici¨®n afgana mientras se prepara para atacar al terrorismo en su centro. Pero la lucha que se avecina puede ser nada m¨¢s que el comienzo de una larga pesadilla
Estados Unidos cultiva los contactos con los grupos militares y pol¨ªticos de la oposici¨®n afgana mientras se prepara para atacar al terrorismo en su centro. Pero la lucha que se avecina puede ser nada m¨¢s que el comienzo de una larga pesadilla
Las cuatro grandes facciones de la oposici¨®n, normalmente indisciplinadas, est¨¢n coordin¨¢ndose estrechamente, a pesar del reciente asesinato de su l¨ªder
Estados Unidos est¨¢ levantando una poderosa coalici¨®n para combatir al dirigente terrorista saud¨ª Osama Bin Laden y los talib¨¢n que le acogen en Afganist¨¢n, pero, por debajo del ruido de sables y las declaraciones solemnes, los problemas a los que se enfrenta Washington no han hecho m¨¢s que empezar.
La mayor¨ªa de los expertos en cuestiones de defensa creen que hay muchas probabilidades de que los talib¨¢n sean r¨¢pidamente apartados del poder. Pero la estrategia militar de Washington, que se complica por el terreno escarpado de Afganist¨¢n y el uso probable de t¨¢cticas guerrilleras por parte de las fuerzas de los talib¨¢n, debe ir acompa?ada de una intensa estrategia pol¨ªtica con el fin de construir una coalici¨®n de grupos afganos de oposici¨®n y establecer un nuevo Gobierno en el pa¨ªs, sin esperar a que acabe la guerra.
Objetivo: el terrorismo
Pese a todos sus esfuerzos, Washington sigue teniendo dificultades para convencer a los musulmanes de que se trata de una guerra contra el terrorismo, no contra el islam en general. En este sentido, dos obst¨¢culos fundamentales para atacar Afganist¨¢n se desvanecieron casi por completo el 22 y el 25 de septiembre, fechas en las que los Emiratos ?rabes Unidos y Arabia Saud¨ª, respectivamente, retiraron su reconocimiento diplom¨¢tico a los talib¨¢n, con lo que Pakist¨¢n pasa a ser el ¨²nico pa¨ªs que mantiene relaciones con el r¨¦gimen isl¨¢mico radical. Queda por ver c¨®mo influir¨¢ este hecho en el odio y la desconfianza de los radicales isl¨¢micos hacia Estados Unidos.
En cualquier caso, la credibilidad ser¨¢ un grave problema para los nuevos gobernantes. Por el momento parece que Estados Unidos protege sus flancos: colabora con la oposici¨®n militar a los talib¨¢n y mantiene conversaciones con el antiguo rey en el exilio, Zahir Shah.
S¨®lo un Gobierno nuevo, aceptado por la comunidad internacional y los Estados de la regi¨®n -en una zona cargada de rivalidades entre las principales potencias-, podr¨¢ garantizar que no sigan ocult¨¢ndose en Afganist¨¢n grupos terroristas de m¨¢s de una docena de pa¨ªses, desde Oriente Pr¨®ximo hasta el sureste asi¨¢tico, pasando por China. Ese nuevo Gobierno, adem¨¢s, tendr¨¢ que abordar desde el punto de vista humanitario la crisis desencadenada en el pa¨ªs y ayudar a restablecer la estabilidad regional.
La noticia sobre la ruptura diplom¨¢tica de los Emiratos ?rabes Unidos y Arabia Saud¨ª con el r¨¦gimen talib¨¢n lleg¨® mientras Washington trabajaba para ganarse a las naciones de la regi¨®n, se produc¨ªa una acumulaci¨®n de fuerzas militares en oc¨¦ano ?ndico, se preparaban las bases de Asia central para que las utilicen las fuerzas estadounidenses y se establec¨ªan contactos con la oposici¨®n afgana dentro y fuera del pa¨ªs.
El presidente George W. Bush, en un discurso hist¨®rico pronunciado ante el Congreso el 20 de septiembre, hab¨ªa advertido que los talib¨¢n tambi¨¦n ser¨ªan un objetivo si se negaban a entregar a Bin Laden y sus seguidores, a quienes el dirigente norteamericano acus¨® de estar detr¨¢s de los atentados terroristas cometidos el d¨ªa 11 en Estados Unidos y que causaron la muerte de miles de personas. Los talib¨¢n han preferido ignorarle.
Condoleeza Rice
Tres d¨ªas despu¨¦s, la consejera de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Condoleeza Rice, se atrevi¨® a m¨¢s. Despu¨¦s de calificar el r¨¦gimen de los talib¨¢n de 'r¨¦gimen terrible y represivo', asegur¨® que 'el pueblo afgano estar¨ªa mejor sin ¨¦l; veremos con qu¨¦ medios contamos para lograrlo'.
Los servicios de espionaje estadounidenses est¨¢n utilizando la rep¨²blica de Tayikist¨¢n, en Asia central, para coordinar la obtenci¨®n de informaciones y apoyar a la Alianza del Norte, tambi¨¦n denominada Frente Unido -brazo militar del Gobierno afgano en el exilio, reconocido por Naciones Unidas-, que lucha contra los talib¨¢n. El 20 de septiembre comenz¨® una gran ofensiva en tres provincias del norte de Afganist¨¢n.
El Frente Unido est¨¢ intentando capturar la mayor ciudad de la parte norte, Mazar-e-Sharif, cuyo aeropuerto podr¨ªa ser una cabeza de puente en el interior del pa¨ªs para las fuerzas norteamericanas. Turqu¨ªa, Ir¨¢n y Rusia han anunciado que van a aumentar su ayuda militar al Frente. Turqu¨ªa apoya al sector uzbeko de la alianza, encabezado por el general Rashid Dostum, que el 22 de septiembre declar¨® al peri¨®dico turco Sabah: 'Estamos dispuestos a ayudar a Estados Unidos en la regi¨®n'. Mientras tanto, el ministro de Exteriores del Gobierno en el exilio, Abdullah Abdullah, ha ofrecido a la coalici¨®n de Estados Unidos 15.000 de sus soldados, en su mayor¨ªa tajik.
Jefe carism¨¢tico
Las cuatro grandes facciones del Frente, normalmente indisciplinadas, est¨¢n coordin¨¢ndose estrechamente a pesar del reciente asesinato del carism¨¢tico jefe militar Ahmad Shah Masud, al parecer a manos de agentes suicidas de Bin Laden disfrazados de periodistas. El sucesor de Masud, el general Muhammed Fahim, controla a unos 20.000 soldados, en su mayor¨ªa tajik, situados en el noreste de Afganist¨¢n y en una peque?a bolsa al norte de Kabul. En el Norte, se calcula que Dostum tiene entre 3.000 y 5.000 soldados, mientras que en el centro del pa¨ªs los hazaras de Shia Muslim intentan recobrar Bamiyan, y en la parte oeste, una peque?a fuerza a las ¨®rdenes del legendario jefe antisovi¨¦tico Ismail Khan intenta tomar Herat.
La alianza militar contra los talib¨¢n podr¨ªa proporcionar una ayuda valios¨ªsima en el norte, el centro y el oeste de Afganist¨¢n a las fuerzas dirigidas por Estados Unidos, que se mostrar¨¢n reacias a desplegar un gran n¨²mero de tropas terrestres en Afganist¨¢n por temor a desatar una oleada de sentimientos antiamericanos. Ahora bien, es probable que el Frente no tenga el mismo ¨¦xito en la zona talib¨¢n, en el Sur, y tal vez no sea aceptable desde el punto de vista pol¨ªtico como n¨²cleo de un nuevo Gobierno.
El Frente Unido agrupa, sobre todo, a combatientes de grupos ¨¦tnicos en la periferia de Afganist¨¢n, como los tajik, los uzbekos y los hazaras, pero tiene escasa influencia entre los pashtunes, el grupo dominante en el Sur y el Este. Los gobernantes afganos, incluidos los talib¨¢n y la ¨²ltima familia real que ocup¨® el poder, proceden tradicionalmente de los pashtunes sun¨ªes, y ¨¦stos ser¨ªan m¨¢s f¨¢ciles de aceptar para los talib¨¢n moderados y para Pakist¨¢n, que se opone con vehemencia al Frente.
Zahir Shah ofrece una posibilidad alternativa de oposici¨®n y, llegado el momento, reconciliaci¨®n. El antiguo rey ha redoblado los esfuerzos, en su casa de Roma, para convocar una tradicional loya jirga, un consejo tribal, de todos los afganos, con el fin de formar un nuevo Gobierno y reunir apoyos contra los talib¨¢n.
El ¨²ltimo rey puede contar asimismo con el apoyo de docenas de pashtunes, antiguos jefes de las guerrillas muyahidin como Abdul Haq, que el 24 de septiembre declar¨® en Roma que part¨ªa hacia Pakist¨¢n con el fin de organizar un ataque coordinado con grupos de la oposici¨®n contra los talib¨¢n. 'Los antiguos jefes muyahidin est¨¢n listos para entrar en Afganist¨¢n y hay cientos de talib¨¢n dispuestos a desertar en cuanto el rey d¨¦ la orden de rebeli¨®n nacional', dice el dirigente tribal Hamid Kirzai, que participa en el proceso de loya jirga.
Zahir Ahah hizo insinuaciones en el mismo sentido en su alocuci¨®n radiada al pueblo afgano el 19 de septiembre, al decir que se estaban preparando 'medidas eficaces e inmediatas... para la liberaci¨®n de nuestra patria y nuestro pueblo'. El 23 de septiembre, diplom¨¢ticos de Estados Unidos, la Uni¨®n Europea y Naciones Unidas iniciaron r¨¢pidas consultas con ¨¦l en Roma.
El Frente Unido ha jurado lealtad al proceso de loya jirga, pero es preciso que haya m¨¢s unidad para poder avanzar hacia la designaci¨®n de un Gobierno postalib¨¢n. 'Estados Unidos debe trabajar con dos centros fundamentales de la pol¨ªtica afgana, el Frente Unido y el proceso de loya jirga', explica Barnett Rubin, experto en Afganist¨¢n, que trabaja en la Universidad de Nueva York.
La coalici¨®n encabezada por Estados Unidos necesitar¨¢ adem¨¢s la ayuda de la oposici¨®n afgana para ganarse la confianza de la poblaci¨®n mediante su contribuci¨®n humanitaria para evitar la crisis. Funcionarios de los organismos de ayuda de la ONU explican que, tras m¨¢s de dos d¨¦cadas de luchas, Afganist¨¢n ya se enfrentaba a una cat¨¢strofe. Un ataque empeorar¨¢ la situaci¨®n. 'Tienen que diferenciar entre los talib¨¢n y el pueblo afgano', dice el analista paquistan¨ª de defensa Ikram Seghal, que a?ade: 'Es el pueblo afgano el que les va a ayudar'.
Mientras tanto, est¨¢n muy avanzados los preparativos para la ofensiva. Estados Unidos ha desplegado cuatro grupos de combate de portaaviones, 500 aviones de combate y un n¨²mero indeterminado de soldados de tierra, infanter¨ªa de marina y fuerzas especiales en la regi¨®n. Los grandes bombarderos B-52 y B-1 se est¨¢n concentrando en la isla de Diego Garc¨ªa, en el oc¨¦ano ?ndico, que ser¨¢ el principal centro de operaciones del Ej¨¦rcito estadounidense.
El Reino Unido ha enviado 18 buques de guerra, 50 aviones y 20.000 soldados a la zona del Golfo, e informaciones sin confirmar dicen que tambi¨¦n participan fuerzas especiales procedentes de Alemania y Francia. Pakist¨¢n ha ofrecido tres peque?os aeropuertos cercanos a la frontera afgana, adem¨¢s de sus puertos y sus instalaciones log¨ªsticas, a las fuerzas de la coalici¨®n.
Apoyos encubiertos
Turqu¨ªa, que es miembro de la OTAN, ha abierto sus bases a las tropas norteamericanas, y Uzbekist¨¢n y Tayikist¨¢n proporcionan bases a¨¦reas -por primera vez, con las bendiciones de Rusia- a las fuerzas especiales y los helic¨®pteros de ataque de Estados Unidos, aunque ninguno de los dos Gobiernos lo ha reconocido en p¨²blico por temor a represalias del Movimiento Isl¨¢mico de Uzbekist¨¢n (MIU), que apoya a los talib¨¢n.
A Rusia le inquieta permitir a fuerzas norteamericanas que entren en su patio de atr¨¢s, pero tambi¨¦n est¨¢ deseando acabar con los talib¨¢n y el MIU. Uzbekist¨¢n y Tayikist¨¢n ya forman parte del programa de Asociaci¨®n para la Paz de la OTAN, que prev¨¦ la cooperaci¨®n en materia de seguridad entre la alianza militar occidental y los pa¨ªses que antiguamente estaban en la ¨®rbita sovi¨¦tica, y hace poco realizaron ejercicios con las fuerzas especiales estadounidenses que est¨¢n entrenando a sus ej¨¦rcitos.
Washington ha emprendido adem¨¢s una ofensiva diplom¨¢tica para ganarse a los pa¨ªses musulmanes de la regi¨®n, incluido Ir¨¢n. Con dicho objetivo, el ministro brit¨¢nico de Exteriores, Jack Straw, se entrevist¨® con su hom¨®logo iran¨ª, Kamal Kharrazi, el 25 de septiembre en Teher¨¢n.
Pero Kharrazi, que antes hab¨ªa dicho que Ir¨¢n iba a cooperar en la lucha contra el terrorismo como parte de un esfuerzo internacional bajo los auspicios de la ONU, hizo una advertencia contra 'una acci¨®n precipitada' que podr¨ªa tener consecuencias irresolubles. Es posible que la victoria inicial sea f¨¢cil, pero quiz¨¢ suponga el desencadenamiento de una larga serie de problemas cada vez m¨¢s graves y con soluciones incompatibles.
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