Aznar pide a Schr?der que apoye su programa para la presidencia de la UE
M¨¢s mercado y m¨¢s seguridad son los rasgos de marca con los que el presidente del Gobierno, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, pide el respaldo del canciller alem¨¢n, Gerhard Schr?der, para su programa de presidente de turno de la UE durante el primer semestre de 2002. Los dos dirigentes, que anoche cenaron en Berl¨ªn, presidir¨¢n hoy en Quedlinburgo, a 250 kil¨®metros de la capital, la 16? cumbre hispano-germana, que cierra el annus horribilis de la pelea por el futuro de los fondos regionales y del resquemor por la venta de la Empresa Nacional Santa B¨¢rbara a los norteamericanos.
Aunque Aznar no renuncie a aprovechar la cita para exponer al anfitri¨®n sus opiniones sobre c¨®mo resolver el reparto de fondos tras el ingreso en la UE de los pa¨ªses del Este, es evidente que las dos partes tratar¨¢n de subrayar sus coincidencias en materias como la necesidad de controlar la inmigraci¨®n o de hacer frente a la emergencia terrorista internacional a fin de dar por superadas unas divergencias profundas que medios gubernamentales espa?oles consideran ahora 'exageradas' por la prensa.
En medios diplom¨¢ticos germanos se apunta con prudencia que Aznar y Schr?der son dirigentes de trayectorias personales y pol¨ªticas muy distintas que se proyectan sobre un cuadro de intereses nacionales respectivos poco arm¨®nicos. Alemania es el gran pa¨ªs de Europa, el m¨¢s poderoso, que con 80 millones de habitantes, el desempleo en alza y un d¨¦ficit ligeramente creciente quiere reducir su aportaci¨®n financiera neta a la UE. Espa?a es el pa¨ªs mediano que, con menos de 40 millones de habitantes, quiere contar tanto como los grandes sin dejar de percibir las ayudas comunitarias que le corresponden por su menor desarrollo.
Superar el bache
Pero ninguna situaci¨®n objetiva justifica que dos pa¨ªses que hace una d¨¦cada manten¨ªan excelentes relaciones lleguen a tildarse de 'chantajista' e 'insolidario', como hicieron, respectivamente, Alemania y Espa?a durante el choque de la primavera pasada por los fondos regionales. Sus dirigentes tratan ahora de superar el bache. La diplomacia alemana, que tiende a compensar el trauma de Santa B¨¢rbara con los contratos de Siemens para el segundo proyecto de AVE espa?ol, aborda la cumbre con falta de entusiasmo. La presencia del Gobierno espa?ol en la Fiesta de la Unidad alemana celebrada el pasado martes en la Embajada germana en Madrid fue inapreciable, pese a la proximidad de la cumbre.
Los puntos de divergencia entre Aznar y Schr?der siguen siendo m¨¢s numerosos que los que les unen. Ni siquiera coinciden en la idea de liberalizar al m¨¢ximo las econom¨ªas europeas. El ministro de Econom¨ªa, Rodrigo Rato, debatir¨¢ con su hom¨®logo alem¨¢n, Werner M¨¹ller. El ministro del Interior, Mariano Rajoy, llegar¨¢ f¨¢cilmente a un acuerdo con su colega, Otto Schily, para impulsar la polic¨ªa europea especializada en el control de la inmigraci¨®n que promueven los alemanes.
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