El fot¨®grafo Henri Cartier-Bresson dibuja en Salamanca un cuaderno de la ciudad
El artista franc¨¦s sigue alejado de las c¨¢maras mientras Magnum prepara 'Los europeos'
Henri Cartier-Bresson, de 93 a?os, uno de los grandes fot¨®grafos del siglo XX, apenas llegado a Salamanca, ech¨® mano a su cuaderno en blanco para captar con trazos de l¨¢piz perfiles de una ciudad que nunca lleg¨® a retratar antes de dejar su Leica en un rinc¨®n a?os atr¨¢s. El reconocido autor de muchos 'instantes decisivos' expondr¨¢ el pr¨®ximo a?o, dentro de la programaci¨®n de la ciudad europea de la cultura Salamanca 2002, la segunda versi¨®n de Los europeos, la muestra formada por 184 im¨¢genes tomadas en diferentes pa¨ªses del continente.
El fot¨®grafo franc¨¦s ha viajado a Salamanca para acompa?ar a su esposa, Martine Frank, que expone sus fotograf¨ªas dentro de la propuesta del festival Explorafoto, en la capilla del colegio mayor Fonseca. En un breve encuentro con EL PA?S, Cartier-Bresson abre el Cuaderno de Salamanca, al tiempo que saca del bolsillo una libreta alargada de cubierta negra en una de cuyas hojas ya figura un dibujo a l¨¢piz con un ¨¢ngulo del colegio Fonseca. Sonr¨ªe tras preguntarle si ha vuelto a tomar su c¨¢mara Leica, la fiel compa?era que sustituy¨® a la que le robaron mientras se encontraba en el parque del Retiro madrile?o en 1993.
Desde que hace a?os dej¨® de mirar por el visor de la c¨¢mara, el dibujo ha sido la dedicaci¨®n creativa del cofundador de la agencia Magnum y autor de la obra El instante deciviso, exponente de su teor¨ªa de que el fot¨®grafo debe 'estar siempre en el centro de los acontecimientos, inmerso en lo que ocurre'. Sin embargo, ¨¦l no permite que le hagan fotograf¨ªas y tampoco concede entrevistas, sino conversaciones que califica de 'amistosas'.
Sus ojos a¨²n penetrantes, inquietos, se fijan especialmente en la pintura y en la arquitectura. Apenas lleg¨® al sal¨®n del colegio Fonseca, se encamin¨® hacia los lienzos colgados de los muros, y sus allegados apuntaron que la monumentalidad salmantina le permitir¨ªa disfrutar especialmente. Cartier-Bresson indic¨® que Salamanca no figuraba entre las ciudades espa?olas en las que hab¨ªa tomado fotograf¨ªas, pero, mientras hac¨ªa un expresivo gesto de remontarse a un pasado largo, cont¨® que la hab¨ªa visitado 'poco despu¨¦s de nacer'. El inter¨¦s del legendario fot¨®grafo por la arquitectura se puso de relieve mientras se encontraba en la capilla de estilo g¨®tico renacentista del colegio mayor Fonseca, al sugerir a sus acompa?antes que una buena forma de disfrutar de la exposici¨®n de fotograf¨ªas de Martine Frank podr¨ªa consistir, adem¨¢s de en contemplar las im¨¢genes, en tenderse sobre colchonetas en el suelo y admirar la nervatura de las b¨®vedas y las pilastras.
Apoyado en su bast¨®n, el corpach¨®n robusto y levemente encorvado de Cartier-Bresson cobra una dimensi¨®n especial cuando mueve sus enormes manos. Unas manos como alas, nada temblorosas, que no s¨®lo le permiten trazar con soltura los rasgos de sus dibujos, sino que constituyen una apoyatura decisiva en sus expresiones, incluso a modo de auxilio para la excusa cuando no oye o no quiere o¨ªr, al amparo de su sordera.
Y su sonrisa, cargada de iron¨ªa, sale a relucir cuando se le comenta que habla bastante bien el espa?ol, y replica: 'Yo hablo en mexicano', porque fue en M¨¦xico donde aprendi¨® el idioma en 1934, en una etapa que ha considerado decisiva para su fotograf¨ªa. Tambi¨¦n en esos a?os fue cuando recorri¨® varias ciudades espa?olas, de las que conserva especial memoria de Barcelona y de Madrid.
Los europeos se podr¨¢ ver en Salamanca en noviembre de 2002, montada por Magnum, en los espacios del Centro de Arte. La muestra estar¨¢ formada por 184 fotograf¨ªas, que recogen medio siglo de trabajo, desde los a?os treinta hasta los setenta, con las que el autor reconstruye una imagen de Europa.
Babelia
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