Del barroco a las tinieblas
M¨®nica Runde y Pedro Berdayes (premio Nacional de Danza 2000), core¨®grafos de la compa?¨ªa 10&10, una de las pocas estables y con un trabajo coherente dentro del escu¨¢lido panorama de la danza contempor¨¢nea espa?ola, han dado otro serio paso con este estreno. No han tenido prisa. Saben lo que quieren. Son rigurosos con el baile y con la teatralidad de sus escenas, manteni¨¦ndose alejados de las tendencias poco edificantes que tienden a relajar el paso de danza propiamente dicho. En 10&10 se baila mucho y bien, lo que ya es una garant¨ªa.
En Ellos y yo, M¨®nica Runde dibuja un fresco jugoso de escenas cortas sobre la Suite 2 de Bach; la interpreta en directo el violonchelista Luis Felipe Serrano, que toca rigurosamente, sin efectos f¨¢ciles y buscando una sonoridad profunda que se justifica en las evoluciones cor¨¦uticas. Mientras su Sarabande se ralentiza intencionadamente sin apenas salirse del estilo (deja sentir sutilmente los precedentes est¨¦ticos de Anner Bylsma a Rostrop¨®vich), en la Allemande entra en complicidad con la danza para llegar finalmente a una Giga chispeante (la escena de los besos). No es un t¨®pico: la m¨²sica en directo arropa y enriquece al baile, y la colaboraci¨®n entre Serrano y Runde es muy efectiva. Por algo la core¨®grafa le ha puesto a tocar sobre una nube de algod¨®n.
Las suites de Bach han sido usadas varias veces para bailar (recu¨¦rdese a Lancelot y Nureyev, por ejemplo). No es m¨²sica f¨¢cil, y la sinergia rigurosa que se establece entre la partitura y la danza debe girar en un tono concentrado que a veces Runde rompe para aliviar la cuerda.
Vivaldi y el sintetizador
Por su parte, Pedro Berdayes, en Azul pur¨ªsima, se apoya en el sonido techno. La banda sonora de Borja Ramos es puramente electr¨®nica hasta que incluye, con gran acierto, unos compases vivaldianos, graves, f¨²nebres, que se funden con el sintetizador. La coreograf¨ªa de Pedro es sombr¨ªa, repetitiva y hasta cr¨ªptica; explora en las bajas pasiones y desnuda los instintos sin dejar de lado el efecto grupal, esa danza concertada que maneja con solvencia. Pod¨ªa hablarse de lecci¨®n de tinieblas, de exorcismo laico, de catarsis para evitar el soliloquio del despechado. Cuando los focos svoboda inundan de azul el suelo hay algo de redenci¨®n, de calma merecida. Runde y Berdayes, tras m¨¢s de diez a?os de trabajo juntos, han entrado en una l¨®gica retroalimentaci¨®n; puede decirse de acci¨®n de vasos comunicantes. Mientras Runde incluye por primera vez la palabra y el humor a chispazos, Berdayes lo elude, adem¨¢s de dosificar el planteamiento abigarrado que le es consustancial. Con todo, la coreograf¨ªa de la primera es m¨¢s equilibrada y asequible. La est¨¦tica en ambos es tenebrista y usan de la tensi¨®n como arma arrojadiza de lenguaje corporal.
Babelia
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