Las 'tres caras' de la izquierda 'abertzale' en Navarra
El desaparecido proyecto de Euskal Herritarrok da paso a tres partidos en la comunidad foral
La persistencia del terrorismo de ETA no s¨®lo arruin¨® el proyecto de unidad de los diferentes grupos de la izquierda abertzale concebido durante la tregua, sino que en Navarra, un territorio especialmente sensible para el nacionalismo, ha provocado la divisi¨®n. Lo que antes fue Euskal Herritarrok ha dado paso ahora a tres formaciones diferenciadas: Batasuna, Batzarre y Aralar. Con esta fragmentaci¨®n de su ala izquierda, que ha sido mayoritaria desde la transici¨®n, el nacionalismo se presenta en la comunidad foral con cinco opciones: las tres citadas, Eusko Alkartasuna y el PNV.
Batasuna estren¨® la pasada semana su nueva 'sede nacional' en Pamplona. Ocupa 400 metros cuadrados de superficie en el barrio de Rochapea, en las naves de una antigua empresa textil reconvertida en sede de iniciativas empresariales. Desde su inauguraci¨®n, el portavoz de Batasuna, Arnaldo Otegi, mantiene un fren¨¦tico ritmo de comparecencias p¨²blicas en la capital navarra, quiz¨¢ para afianzar la presencia de esta formaci¨®n frente a la competencia que le ha surgido.
La irrupci¨®n de Aralar abre unas posibilidades in¨¦ditas en el escenario del nacionalismo
Los portavoces de la izquierda abertzale justificaron en razones de 'coherencia pol¨ªtica' el traslado a Pamplona de su sede central.
No obstante, cuando Pernando Barrena, el portavoz independentista en la C¨¢mara navarra, present¨® por las mismas fechas a la nueva parlamentaria de su grupo, Marin¨¦ Pueyo, estaba al mismo tiempo certificando la desaparici¨®n del proyecto pol¨ªtico de Euskal Herritarrok (EH), nacido para aunar a todos los sectores soberanistas de Navarra y la comunidad aut¨®noma vasca, y reducido ahora a la condici¨®n de ser ¨²nicamente una de las tres formaciones pol¨ªticas que reclaman para s¨ª en la comunidad foral el marchamo de la izquierda independentista.
Del r¨¦cord hist¨®rico de haber obtenido como EH en junio de 1999, con la tregua etarra, m¨¢s de 47.000 votos en Navarra, convirti¨¦ndose as¨ª en el tercer partido de la regi¨®n, Batasuna ha pasado casi a desaparecer como proyecto pol¨ªtico.
Marin¨¦ Pueyo, ex concejal y funcionaria del Ayuntamiento de Pamplona, es la ¨²ltima incorporaci¨®n a un grupo parlamentario que consigui¨® ocho esca?os en las elecciones forales de 1999, pero que ha sufrido desde su constituci¨®n los continuos avatares de la escisi¨®n y el abandono propiciados por la continuidad de la violencia de la organizaci¨®n terrorista.
Cambios internos
Primero fue la sustituci¨®n de Jos¨¦ Luis Barrios, de 26 a?os, incluido precisamente en las listas parlamentarias por su militancia en ETA. Barrios, miembro de uno de los comandos m¨¢s sanguinarios de la organizaci¨®n, fue condenado en firme por sus cr¨ªmenes y suspendido en todos sus derechos por sentencia judicial. Le sustituy¨® el joven Igor Arroyo. La ruptura de la tregua y los cada vez m¨¢s indiscriminados atentados etarras llevaron a Batzarre a abandonar EH. Su portavoz, Milagros Rubio, conserv¨® su esca?o tras una consulta interna entre las bases de esta peculiar formaci¨®n de la izquierda nacionalista de Navarra que considera la violencia de ETA como un grave impedimento para el trabajo pol¨ªtico del vasquismo. Batzarre, que se ha forjado en la lucha vecinal, sindical y medioambiental, cuenta ahora con una parlamentaria, una concejal en Pamplona y un pu?ado de representantes municipales en el cintur¨®n industrial de la capital y el ¨¢rea de Tudela.
Con siete esca?os en el Parlamento y Rubio en el Grupo Mixto de la C¨¢mara legislativa, EH se ha tenido que enfrentar, en el ecuador de esta legislatura, a la salida de la corriente Aralar del proyecto Batasuna, consumada el pasado junio. Los hombres encabezados por el hist¨®rico Patxi Zabaleta dejaron sus cargos en EH al comprobar que la ponencia oficial Bateginez no recog¨ªa ninguna de sus tres principales reivindicaciones: el predominio de la acci¨®n pol¨ªtica, la participaci¨®n normalizada en los parlamentos de Vitoria y Pamplona y la exigencia a ETA para que decida una nueva tregua indefinida.
EH tuvo as¨ª que afrontar la sustituci¨®n de Pablo Mu?oz, parlamentario perteneciente a Aralar, as¨ª como la del propio Zabaleta en el consistorio de Pamplona, en el que ¨¦ste era portavoz. Y ha visto c¨®mo decenas de ex cargos p¨²blicos navarros de EH se incorporan al proyecto. Aralar acaba de anunciar su conversi¨®n en partido pol¨ªtico sin renunciar a un di¨¢logo preferente con Batasuna.
Pero la irrupci¨®n del grupo de Zabaleta, pese a no tener contrastado su peso en unas elecciones, abre unas posibilidades in¨¦ditas en el escenario pol¨ªtico de Navarra y del propio nacionalismo. Aunque todav¨ªa sea una simple hip¨®tesis, una eventual alianza para los pr¨®ximos comicios locales y forales de 2003 de las fuerzas nacionalistas que se oponen a la lucha armada (EA, PNV, Batzarre y Aralar) podr¨ªa llevar a desplazar a Batasuna como expresi¨®n mayoritaria del nacionalismo en la comunidad foral. Una posibilidad de preocupa seriamente a Batasuna.
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