Consulado
Cuando las negociaciones pesqueras entre Espa?a y Marruecos se rompieron, los vecinos de Pescader¨ªa, una de las zonas m¨¢s humildes de Almer¨ªa, protagonizaron escenas de guerrilla urbana. A los m¨¢s nost¨¢lgicos se nos saltaron las l¨¢grimas al comprobar que la fuerza revolucionaria del pueblo no hab¨ªa sido aniquilada por las 300 horas semanales de programaci¨®n de Canal Sur. Pero lo mejor de todo ha sido comprobar que aquellas protestas no fueron un fen¨®meno aislado, sino una lecci¨®n de compromiso c¨ªvico que los vecinos de Pescader¨ªa han vuelto a impartir uni¨¦ndose hace poco contra la apertura de un consulado marroqu¨ª en el barrio. No se han opuesto a ¨¦l por racismo ni porque les molesten los moros en sus calles, no sean ustedes malpensados, sino porque cre¨ªan que su ubicaci¨®n en el barrio que m¨¢s ha sufrido las consecuencias de aquel acuerdo pesquero frustrado era una provocaci¨®n intolerable. As¨ª lo ha explicado el portavoz de los vecinos, a quien no parece importarle que en aquella negociaci¨®n hubiera dos partes y que la parte espa?ola pudiera haber negociado fatal. Los senadores almerienses Mar¨ªa del Mar Ag¨¹ero y Diego Asensio han dicho lo mismo que el vecino. Pero lo que en ¨¦ste puede ser excusable resulta imperdonable en dos pol¨ªticos profesionales. No es que a estas alturas me vaya yo a sorprender de que alguien fomente por un pu?ado de votos los peores instintos de la comunidad, pero es que parece una broma que quienes piensan as¨ª sean la presidenta y un miembro de la Comisi¨®n de Inmigraci¨®n del Senado. El caso es que el fuego revolucionario del pueblo, aventado por estos dos bomberos pir¨®manos, ha conseguido finalmente transformar la realidad (para que luego digan que las masas s¨®lo se movilizan por el f¨²tbol), que Marruecos renuncie a su consulado en Pescader¨ªa, y que busque un local en el centro de Almer¨ªa, donde no hay pescadores afectados por acuerdos sin firma. Pero los vecinos de la nueva zona enseguida se han opuesto no por racismo ni porque les molesten los moros en sus calles, no sean ustedes malpensados, sino 'por el deterioro de la vida y tranquilidad del barrio' que el consulado llevar¨ªa consigo. No sabremos nunca si esta ubicaci¨®n hubiera lesionado, seg¨²n Ag¨¹ero, el inter¨¦s de los almerienses; si hubiera resultado, a ojos de Asensio, m¨¢s adecuado que Pescader¨ªa. El consulado tampoco se abrir¨¢ all¨ª.
Por si las moscas, Jos¨¦ Antonio Amate, presidente de la Autoridad Portuaria, ya ha advertido que colocarlo en el puerto es imposible. Ni el subdelegado del Gobierno en Almer¨ªa ni el presidente de la Diputaci¨®n han dicho esta boca es m¨ªa. El consulado de los moros es un problema de infieles y a los buenos cristianos el asunto se la trae floja. Los ¨²nicos que hasta la fecha estamos aportando ideas y soluciones somos el inefable Megino y yo. Juan Megino, un ur¨®logo que en la cumbre de su buena fortuna lleg¨® a ser alcalde de Almer¨ªa por el PP, ha propuesto situar el consulado en un ¨¢rea de descanso de la autov¨ªa que circunvala la ciudad, a varios kil¨®metros del centro. Pero yo creo que el consulado de Marruecos estar¨ªa mejor en alta mar. O en Marruecos, como su propio nombre indica.
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