Sufrida victoria del Bar?a
El equipo azulgrana no resolvi¨® hasta los ¨²ltimos minutos en un partido mal jugado contra el Ly¨®n
Dos a cero, y arreando. No es cuesti¨®n de pedir explicaciones sino de mirar al marcador. Jugando a la ruleta rusa, con la hinchada sobrecogida por tanto apuro, el Bar?a resolvi¨® a ¨²ltima hora un partido muy exigente por cuanto estaba en litigio. Entrenado para defender, al equipo azulgrana le cuesta ahora atacar.
BARCELONA 2| OLYMPIQUE LY?N 0
Barcelona: Bonano; Gabri, Puyol, Frank de Boer, Coco; Luis Enrique (Motta, m. 88), Xavi, Cocu; Kluivert; Geovanni (Saviola, m. 45) y Rivaldo (Reiziger, m. 85) Olympique de Ly¨®n: Coupet; Deflandre, Ca?apa, Edmilson, Brechet; Laigle (Delmotte, m. 83) Foe, M¨¹ller, Linares; Govou y Anderson (Luyindula, m 48), (Ne¨¦, m.84) . Goles: 1-0. M. 79. Kluivert se anticipa a un defensa y remata de cabeza y por alto un centro de Xavi desde la frontal del ¨¢rea. 2-0. M. 84. Rivaldo transforma raso y por el centro un penalti cometido por Edmilson sobre Kluivert cuando el delantero holand¨¦s se iba directo hacia Coupet. ?rbitro: Milton Nielsen (Dinamarca). Mostr¨® tarjeta amarilla a Fo¨¦, Coco, Coupet y Luis Enrique. Camp Nou. Unos 70.000 espectadores.
Al Olympique de Ly¨®n le sobr¨® s¨®lo un cuarto de hora y, a ser posible, que no hubiera jugado Bonano, certero cuando se gestaba una nueva noche tr¨¢gica en el estadio. Justo cuando el equipo franc¨¦s parec¨ªa que ten¨ªa el partido a pedir de boca, Kluivert resolvi¨® un jerogl¨ªfico que ni Rivaldo por su cuenta ni con la ayuda de Saviola, supieron descifrar. Batido Coupet, el brasile?o puso el segundo tanto y hasta el domingo, que llega el Valencia.
Tal que estuviera clavado en la cancha, el Bar?a tard¨® m¨¢s hora y pico en responder al aliento de la grada, que le invitaba en cada jugada a afrentar a la zaga del Olympique de Ly¨®n, espantada m¨¢s por la alineaci¨®n que por el juego azulgrana. La flojera francesa era tanta que m¨¢s que el error del zaguero la afici¨®n barcelonista se quedaba con el fallo del delantero. Rivaldo respondi¨® en este sentido como un juvenil a los dos balones de gol que le regal¨® su compatriota Ca?apa, y que obligaron a Coupet a un ejercicio circense.
La falta de malicia del brasile?o espant¨® al equipo azulgrana, que recul¨® de mala manera, acobardado por su mala punter¨ªa. El Ly¨®n se fue agrandando en la divisoria y limit¨® el intervencionismo de sus centrales y laterales, que procuraron trabajar los apoyos, resguardarse y defender siempre en superioridad num¨¦rica para evitar m¨¢s escarnios. Al Barcelona le costaba Dios y ayuda trabajarse situaciones de gol. El equipo qued¨® muy mal parado de medio campo hacia el ¨¢rea rival, falto de extremo izquierdo, con demasiados jugadores desocupados o inutilizados por ejercer de lo que no saben.
Fue el caso de Kluivert. Entre Rivaldo, que tiene tendencia a irse hacia el centro y Luis Enrique, que ocupa mucha cancha, echaron al holand¨¦s hacia el margen derecho del campo, muy alejado de la zona de definici¨®n, durante el primer acto. Tampoco Geovanni ayudaba como en otros partidos en las maniobras ofensivas. La falta de dinamismo ofensivo dej¨® a Xavi sin pase interior y le oblig¨® a insistir en la comba, un pase curvado previsible y lento hacia las bandas que a falta de riesgo asegura al menos la posesi¨®n de la pelota. El Olympique se sorprendi¨® tanto por el conformismo del Barcelona que para tener el partido controlado le bast¨® una buena presi¨®n en la medular; recortar un poco el campo a Coco, que se le met¨ªa por el lateral m¨¢s de la cuenta; y auxiliar a Fo¨¦, una aspiradora que devor¨® a los medios barcelonistas. La lesi¨®n de Carri¨¨re, un centrocampista diligente en las transiciones, le oblig¨® a retroceder un paso y a buscar a sus dos puntas con balones muy directos, siempre bien defendidos por los zagueros azulgrana.
Privado de Overmars, Rexach entendi¨® en la media parte que el partido demandaba m¨¢s medidas intimidatorias que t¨¢cticas. A grandes males, grandes remedios, as¨ª que el t¨¦cnico retir¨® al ¨²nico extremo disponible (Geovanni), puso al tridente en escena (Saviola-Kluivert-Rivaldo), llen¨® el medio campo adelantando a Gabri y pas¨® a defender con una l¨ªnea de tres (Puyol-Frank de Boer-Coco). A Santini le gust¨® tanto el nuevo orden azulgrana que retir¨® a Anderson y situ¨® a Luyindula junto a Govou para que le disputaran los cien metros lisos a los tres zagueros locales en cada arrancada. Mal asunto para el Bar?a, que se vio sometido al juego atl¨¦tico franc¨¦s. Pese a ganar carga ofensiva no lograba rematar a porter¨ªa y a cambio hab¨ªa perdido entereza defensiva.
Bonano le gan¨® un mano a mano a Govou y rechaz¨® un remate a quemarropa de Laigle mientras el trio Saviola-Kluivert-Rivaldo tard¨® veinte minutos en apuntar a la porter¨ªa contraria, una situaci¨®n que retrat¨® el embudo en el que se hab¨ªa metido el Barcelona, que no atinaba a combinar, a armar el ¨²ltimo pase. El Bar?a se encogi¨® como equipo, cada vez m¨¢s entregado a una acci¨®n terminal de uno de sus puntas, fiado a una jugada de estrategia. Ten¨ªa el partido m¨¢s mala pinta que nunca. No hab¨ªa manera de que la pelota corriera, cuando apareci¨® Xavi y ley¨® el desmarque de Kluivert, que conect¨® con el bal¨®n de forma precisa y preciosa tras el centro celestial. El gol desmont¨® al Olympique que despu¨¦s cedi¨® de mala manera un penalti que, transformado por Rivaldo, cerr¨® un partido que el Barcelona resolvi¨® en el momento de m¨¢xima tensi¨®n, as¨ª que el triunfo supuso un alivio m¨¢s que otra cosa. El equipo azulgrana de verdad se har¨¢ esperar.
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