Salvad a las mujeres afganas
Las mujeres afganas han sido las primeras y las m¨¢s directas v¨ªctimas del terrorismo que hoy combatimos. El fanatismo, la intolerancia y la violaci¨®n sistem¨¢tica de los derechos humanos forman parte del escenario de sus vidas desde hace ya mucho tiempo.
La comunidad internacional, a pesar de los m¨²ltiples llamamientos de las propias afganas, del Parlamento Europeo -con 12 resoluciones aprobadas desde 1996 y el lanzamiento en 1998 de la campa?a de sensibilizaci¨®n 'Una flor para las mujeres de Kabul'-, de las organizaciones no gubernamentales e instituciones diversas, no ha escuchado con suficiente atenci¨®n y sensibilidad la voz de las mujeres. Ellas han seguido padeciendo la prisi¨®n que simboliza el burka, las vejaciones, las muertes por enfermedades o castigos f¨ªsicos, y la negaci¨®n de cualquier derecho.
En la d¨¦cada de los setenta, las mujeres afganas, sobre todo las que viv¨ªan en las ciudades, eran en un alto porcentaje estudiantes universitarias. Muchas de ellas eran profesoras y m¨¦dicas... En unos pocos a?os su destino ha dado un vuelco. Hoy viven confinadas en sus casas de ventanas oscuras para no ser vistas desde el exterior, y s¨®lo pueden salir, a determinadas horas, siempre acompa?adas de un var¨®n de su familia.
En la actualidad, la esperanza de vida de las mujeres en Afganist¨¢n no alcanza los 43 a?os y el ¨ªndice de mortalidad infantil es alt¨ªsimo. Entre las mujeres j¨®venes y viudas hay, adem¨¢s, un 30% de suicidios. Son casos de j¨®venes solteras obligadas a casarse o viudas que no pueden mantener a sus hijos. Desde la llegada al poder de los talib¨¢n se ha suspendido la educaci¨®n para las ni?as y ¨¦stas, en consecuencia, no est¨¢n escolarizadas. Algunas mujeres de forma clandestina les ense?an a leer y escribir en sus casas, con el riesgo de ser detenidas por ello. El resultado de esta aberrante pol¨ªtica de exclusi¨®n es un aumento exponencial del analfabetismo entre las mujeres.
El r¨¦gimen talib¨¢n ha promulgado sucesivos edictos imponiendo el burka, prohibiendo que las mujeres trabajen fuera de casa, excepto en ciertos centros del sector sanitario, o que paseen solas. Las mujeres afganas tambi¨¦n tienen prohibido recibir asistencia m¨¦dica, salvo en algunos casos y siempre en presencia de un hombre de su familia. La infracci¨®n de alguna de estas normas o la acusaci¨®n de adulterio ha supuesto, en muchas ocasiones y ante la pasividad internacional, lapidaciones y fusilamientos p¨²blicos. A todo ello se une ahora la situaci¨®n humanitaria: el pa¨ªs sufre una gran sequ¨ªa, la poblaci¨®n se enfrenta a un invierno de incertidumbre y miedo, de hambre, de enfermedades. Siete millones y medio de afganos dependen de la ayuda internacional para obtener agua y alimentos. De ellos un mill¨®n y medio son ni?os y ni?as. La coalici¨®n internacional contra el terrorismo, la Uni¨®n Europea y las Naciones Unidas han de movilizar recursos en las pr¨®ximas semanas y mantener en el medio plazo ayuda suficiente para evitar un desastre humanitario que est¨¢ anunciado.
Tras el 11 de septiembre podemos vislumbrar un escenario que anuncie la ca¨ªda del r¨¦gimen talib¨¢n y, por lo tanto, la posibilidad de liberaci¨®n de las mujeres afganas. Nuestro compromiso con las mujeres afganas es ineludible. Ninguna operaci¨®n de represalia contra los terroristas puede ignorar una responsabilidad prioritaria: evitar la muerte de millones de personas inocentes y pagar, por fin, nuestra deuda con las mujeres afganas y salvarlas para devolverles la libertad, la dignidad y la seguridad que reclamamos para la humanidad en su conjunto. ?Estaremos dispuestos a incluir de una vez por todas como prioridad de nuestra pol¨ªtica exterior la defensa de los derechos humanos?- Elena Valenciano, presidenta de la Fundaci¨®n Mujeres y diputada al Parlamento Europeo. Francisca Sauquillo, presidenta del MPDL y diputada al Parlamento Europeo.
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