Gentil triunvirato

El cartel del d¨ªa rezaba John Scofield Tr¨ªo, pero en realidad designaba a tres grandes m¨²sicos independientes unidos por un inter¨¦s com¨²n. En ese gentil triunvirato, Stewart desempe?¨® un papel crucial desde la bater¨ªa, siempre alerta, tejiendo ritmos contundentes con delicadeza principesca y acuciando al solista con acentos imperiosos pero estilizados.

A su izquierda, el veterano Steve Swallow extrajo de su nuevo modelo de bajo semiac¨²stico timbres oscuros y gruesos que por momentos se llenaban de luz y adelgazaban para sintonizar con los de la guitarra de Scofield.

El director nominal del grupo no recurri¨® a posturas de remero esforzado para confirmar su categor¨ªa de ilustre improvisador; con gesto recogido, altern¨® roncos acordes con l¨ªneas dislocadas hasta la temeridad que dejaron en esqueleto las armon¨ªas de cada pieza. Demostr¨® que es el ¨²nico responsable de sus propias convenciones y que sigue siendo el guitarrista que mejor evoca el blues rural desde una perspectiva el¨¦ctrica; cuando se solt¨® de la mano de la melod¨ªa fue para explorar sus contornos desde un ¨¢ngulo anal¨ªtico y revelador.

El concierto del tr¨ªo empez¨® por un comp¨¢s de cuatro por cuatro y continu¨® con una pieza modal inspirada en el sagrado So what de Miles Davis, lo que demuestra que las f¨®rmulas cl¨¢sicas siguen planteando formidables retos de cara a cualquier siglo.

Despu¨¦s fueron sucedi¨¦ndose desde aires de funk intelectual y elaborado, m¨¢s propio de campus universitario que de barrio marginal, a standards de toda la vida como Just in time o When sunny gets blue, pasando por rec¨®nditas muestras de bebop y celeb¨¦rrimas canciones pop. Todo son¨® a su tiempo y en su sitio, gracias tambi¨¦n a las cualidades del reci¨¦n inaugurado Teatro Casa de Campo, c¨®modo y de excelente ac¨²stica.