La infancia del Guadarrama
Este camino dedicado a los peque?os monta?eros une las praderas m¨¢s bellas del macizo de Siete Picos
Francisco Giner de los R¨ªos, que hab¨ªa probado la c¨¢rcel por apoyar a otro catedr¨¢tico, que a su vez hab¨ªa sido desafiado a duelo y expedientado (en este orden) por dar una charla sobre las teor¨ªas de Darwin, decidi¨® fundar un colegio de ideario apol¨ªtico y laico. Entre las m¨¢ximas de la flamante Instituci¨®n Libre de Ense?anza: salir al campo con los chavales a estudiar en el libro abierto de la naturaleza. Parece mentira que, 125 a?os despu¨¦s, el ingl¨¦s, la educaci¨®n sexual y los ordenadores entren casi a diario en todas las aulas y, sin embargo, muchos chicos no salgan con sus maestros a la sierra m¨¢s que un par de veces al a?o, las dos para jugar al burro.
Una g¨¦lida tarde del invierno de 1902, Constancio Bernaldo de Quir¨®s, que hab¨ªa estudiado Derecho en la c¨¢tedra de Giner, se tropezaba con siete alumnos de la Instituci¨®n ante una chimenea de El Paular: 'Inquietos y charlatanes, llenos de alegr¨ªa, parec¨ªan p¨¢jaros sec¨¢ndose al sol en una rama'. Y al d¨ªa siguiente, viendo al profesor repartirles una hogaza para que comieran sobre la marcha (?29 kil¨®metros por la nieve del valle del Lozoya!), reflexionaba con amorosa melancol¨ªa: 'Mientras ellos alzaban los brazos en demanda, pens¨¢bamos nosotros en el simbolismo de aquella escena, y la tristeza de haber sido criados fuera de aquella pedagog¨ªa inteligente y buena ¨¦ranos luego suprimida por la satisfacci¨®n de verla all¨ª presente, sana y viviente para otros' (Pe?alara, 1905).
En Navarrulaque hay una encina plantada en memoria de Giner de los R¨ªos y un verso de Machado
A?os despu¨¦s, en 1913, Bernaldo de Quir¨®s y 11 amigos fundaban la sociedad Pe?alara, y en 1918 estrenaban refugio en el valle de la Fuenfr¨ªa. A nadie le extra?ar¨¢, despu¨¦s de leer sus cari?osas palabras, que Constancio y compa?¨ªa dedicaran a los peques de la sociedad una de las m¨¢s bellas sendas de la sierra, la que corre desde la pradera de Majalasna a la del collado Ventoso por la escarpada ladera occidental del segundo de los Siete Picos, serpenteando entre viejos pinos y grandes bolos gran¨ªticos, casi como un juego.
En busca de la senda de los Alevines, que as¨ª se llama, nos plantaremos en el aparcamiento de Majavil¨¢n, al final de la carretera de las Dehesas de Cercedilla, y nos echaremos a andar por detr¨¢s de la barrera que corta el tr¨¢fico hasta dar en cinco minutos con la calzada y el puente del Descalzo, ambos de origen romano aunque totalmente reconstruidos por Felipe V. Nada m¨¢s pasar el puente, cogeremos a la derecha por el camino Agrom¨¢n, una ancha pista de tierra y guijo que muere pronto, aunque se prolonga a la izquierda por la vereda de Enmedio -se?alada, como la anterior, con c¨ªrculos de color naranja-, la cual sube rauda zigzagueando por el pinar.
Como a tres cuartos de hora del inicio, daremos con la pista conocida como carretera de la Rep¨²blica, y, avanzando a la derecha por ¨¦sta, en otro tanto, con la pradera de Navarrulaque, en un rinc¨®n de la cual hay un corralillo con una encina plantada en memoria de Giner y un verso de Antonio Machado, que fue alumno suyo. Desde esta luminosa pradera asciende, por lo m¨¢s alto del monte, una senda marcada con trazos de pintura blanca y amarilla que nos dejar¨¢, cumplidas dos horas, en la pradera de Majalasna, que tampoco es fea, rodeada como est¨¢ de pinos repeinados por el viento Norte y de vistas de medio Madrid y media sierra de Guadarrama.
Dejando a la izquierda el mogote gran¨ªtico de Majalasna, que es el primero y m¨¢s chico (1.933 metros) de Siete Picos, cruzaremos la pradera y, sin perder ahora de vista unos c¨ªrculos amarillos, bordearemos el segundo pico por la senda de los Alevines, tan sinuosa que dir¨ªase dise?ada por una serpiente de escalera. As¨ª llegaremos en otra media hora a la fuente de los Alevines y, acto seguido, a la recoleta praderita del collado Ventoso. Aqu¨ª aparece se?alado hacia la izquierda el camino Schmid, el cual desciende como un rayo al fondo del valle de la Fuenfr¨ªa, donde est¨¢ el viejo refugio de Pe?alara y, poco m¨¢s abajo, el aparcamiento del principio.
Un paseo muy transitado y sin p¨¦rdida
- D¨®nde. Las Dehesas de Cercedilla distan 57 kil¨®metros de Madrid. Se va por la carretera de A Coru?a (A-6) y la antigua N-VI hasta Guadarrama, para subir por la M-622 hasta la estaci¨®n de Cercedilla y seguir otros cuatro kil¨®metros por la M-966 hasta el aparcamiento de Majavil¨¢n. Hasta Cercedilla hay trenes de Cercan¨ªas (tel¨¦fono 902 24 02 02) y autobuses de Larrea (91 530 48 00). - Cu¨¢ndo. Cualquier ¨¦poca del a?o -excepto, quiz¨¢, los peores d¨ªas del invierno- es apropiada para efectuar esta marcha circular de cuatro horas de duraci¨®n -unos diez kil¨®metros-, con un desnivel acumulado de 500 metros y una dificultad media, que discurre por parajes muy transitados, sin posibilidad de perderse. - Qui¨¦n. El personal del Centro de Informaci¨®n Valle de la Fuenfr¨ªa (tel¨¦fono 91 852 22 13) nos asesorar¨¢ sobre ¨¦sta y cualquier otra ruta que deseemos hacer por el valle. Est¨¢ en el kil¨®metro 2 de la carretera de las Dehesas, uno antes de llegar al aparcamiento. - Y qu¨¦ m¨¢s. Cartograf¨ªa: mapa excursionista Sierra de Guadarrama, a escala 1:50.000, de La Tienda Verde (Maudes, 23 y 38). En su defecto, hoja 18-20 (Cercedilla) del Servicio Geogr¨¢fico del Ej¨¦rcito, o la equivalente (508) del Instituto Geogr¨¢fico Nacional.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.