El auge del plagio
La clonaci¨®n, el c¨¢ncer, la pirater¨ªa, el plagio, tienen una naturaleza com¨²n: la fascinaci¨®n por la copia. ?ste es un tiempo en que, a diferencia de lo que sent¨ªan las tribus de Nueva Guinea, asombradas con la visi¨®n de dos cuchillos iguales de la producci¨®n industrial, el v¨¦rtigo se produce en el abismo de la diferencia.
Que en estos d¨ªas se registre con tanta frecuencia el fen¨®meno del plagio tiene que ver con un esp¨ªritu de la ¨¦poca donde se ha exasperado la inclinaci¨®n a la copia, la atracci¨®n por la repetici¨®n, el delirio por la clonaci¨®n, la fantas¨ªa por la reproducci¨®n exacta de cualquier cosa, sean las cuevas de Altamira o la figura humana (Duanne Hanson), los monumentos del mundo representados en la ciudad postmodernista de Las Vegas o las casas del barrio en las ciudades artificiales de Her¨®n. Las Torres Gemelas, como las Torres Petrona o como las KIO, son representaciones mellizas erigidas en un largo momento, dentro de la sociedad de consumo, donde la diferencia se cambi¨® por la indiferencia y la gran elecci¨®n consisti¨® en escoger entre dos productos iguales: de bebidas, de ropas, de coches, de grandes almacenes, de partidos pol¨ªticos, y cuyo ¨²nico elemento variable era el nombre. Ahora, la realidad virtual, los fractales, los sextillizos de la reproducci¨®n asistida, las biograf¨ªas, las memorias, los trasplantes, la imitaci¨®n de antig¨¹edades hasta en Sotheby's, los retros, los vintages, los remakes, denotan la fuerte tendencia de la cultura.
?El plagio? 'El tiempo del plagiario empieza ahora, el del falsificador se termin¨® hace tiempo', escribe Hillel Schwartz en La cultura de la copia (C¨¢tedra). 'El plagio en nuestra cultura de la copia es contagioso a causa de los sentimientos de originalidad-a-trav¨¦s-de-la-repetici¨®n (realidad virtual, simulaciones de guerra, simulaciones de edificios, proyectos, simulaciones sexuales). Que el plagio deba ser adoptado en todos los sitios -como medio para subvertir el sistema (vanguardias, Warhol) y como medio para avanzar en los negocios (copias pirata, saqueo de novedades, espionajes), en la ciencia o en la pol¨ªtica- es una prueba de su importancia y la raz¨®n por la que los plagiarios son tratados de manera tan cuidadosa... y recuperados de manera tan intemperada. Al igual que la falsificaci¨®n, el plagio es una adicci¨®n personal. Es, m¨¢s a¨²n, una adicci¨®n cultural...' (p. 321).
Todo el proceso de la sociedad democr¨¢tica es una tendencia hacia la igualaci¨®n: igualaci¨®n de oportunidades, de derechos, de consumos, de apariencias. Las ideas, los objetos, se extienden para ser recibidas homog¨¦neamente en una y otra parte del mundo tal como la propagaci¨®n de una epidemia de los mismos perfumes, los mismos coches, los mismos centros comerciales, id¨¦nticas pel¨ªculas y v¨ªdeos. Todos somos pasto de las encuestas donde se revela la igualaci¨®n de nuestros deseos a los muchos m¨¢s, y esto cuando hab¨ªamos cre¨ªdo ser distintos, forjadores de una identidad singular, tratados por las firmas a trav¨¦s de una nueva personalizaci¨®n mediante el customizing.
El miedo al otro es el extremo contrario a la angustia de ser igual a una incalculable muchedumbre. 'Nos encontramos -dice Jean Baudrillard- en una sociedad profundamente incestuosa... No practicamos el incesto, pero lo hemos generalizado en todas sus derivadas: la de la autoproducci¨®n y la reproducci¨®n en circuito cerrado -v¨¦ase la subdivisi¨®n incestuosa de los clones, de los objetos fractales, de las c¨¦lulas en el proceso del c¨¢ncer-. La diferencia es que nuestro incesto no es ya sexual y familiar, es cis¨ªparo y protozooario. Es as¨ª como hemos sorteado la prohibici¨®n: por la subdivisi¨®n de lo mismo, por la copulaci¨®n de lo mismo con lo mismo. Se trata siempre del incesto, pero sin la tragedia del incesto. No quedar¨¢ de ello m¨¢s que la repulsi¨®n... La repulsi¨®n de lo mismo sucediendo al infierno de los otros.' (Traverses. n? 6).
?La copia, el plagio, pues?: una enfermedad hoy m¨¢s que un vicio, una plaga m¨¢s que una aislada acometida de indignidad, un signo de la nueva cultura m¨¢s que un m¨ªsero e impotente delito de cualquier tiempo.
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