Los peores a?os en la historia de RTVE
El autor considera urgente un consenso parlamentario para establecer un modelo de financiaci¨®n y control de la gesti¨®n de RTVE.
El futuro de RTVE se ha convertido, hoy m¨¢s que nunca, en un aut¨¦ntico problema de Estado. Es punto de referencia para meditar sobre el tipo de sociedad en la que los espa?oles queremos vivir; es un reto de car¨¢cter social porque las decisiones que se adopten para su salvaci¨®n pueden repercutir en la vida de miles de familias espa?olas, y es un asunto muy grave por las p¨¦rdidas econ¨®micas que genera -multiplicadas vertiginosamente en los ¨²ltimos a?os-, sin que hasta ahora se haya adoptado un modelo estable para su financiaci¨®n.
Sobre el tablero de ajedrez donde RTVE se juega su futuro se dise?an dos estrategias con finalidades contrapuestas de los ultradefensores de las leyes del mercado y la de quienes, como los socialistas, queremos salvaguardar del jaque mate la pieza fundamental: el servicio p¨²blico.
Uno de los pilares de la radio y televisi¨®n p¨²blicas debe ser la calidad
RTVE debe ser garante de los valores democr¨¢ticos y constitucionales
Para ello es urgente un amplio consenso parlamentario que d¨¦ al problema una salida que pasa necesariamente, para mi partido, por el acuerdo en tres grandes temas: un modelo de financiaci¨®n claro, estable y transparente; un control parlamentario y social de la gesti¨®n del medio que no est¨¦ sujeta a criterios pol¨ªticos, y una definici¨®n sin ambages de RTVE como un servicio p¨²blico esencial de calidad.
Para ello hace falta m¨¢s dise?o del ma?ana que dependencia de la coyuntura del momento, adem¨¢s de una visi¨®n del Estado con altura de miras, con el horizonte puesto en convertir a RTVE en una empresa saneada, que sea referente del resto de la oferta audiovisual y ejemplo de informaci¨®n veraz, imparcial, rigurosa, objetiva y plural.
En mi opini¨®n, uno de los pilares de esa radio y televisi¨®n p¨²blicas debe ser la calidad. Un concepto difuso, subjetivo y abstracto que, sin embargo, aplicado aqu¨ª adquiere una dimensi¨®n espec¨ªfica. Implica algo m¨¢s que la mera contraposici¨®n a la telebasura: asumir los principios necesarios que definen un medio de comunicaci¨®n de masas verdaderamente democr¨¢tico.
La televisi¨®n es uno de los principales nexos de uni¨®n en una sociedad marcadamente individualista. Se ha convertido en un elemento de intermediaci¨®n entre el individuo y la sociedad. Dominique Wolton, director del Laboratorio de Comunicaci¨®n y Pol¨ªtica del CNRS de Par¨ªs, sostiene que el papel de la televisi¨®n es tan importante en una sociedad democr¨¢tica como la educaci¨®n, la investigaci¨®n, la salud o el urbanismo. 'El hecho de que la aplastante mayor¨ªa de ciudadanos acceda al mundo y su representaci¨®n por medio de la televisi¨®n crea responsabilidades'. 'La primera es resistir a las tres ideolog¨ªas que amenazan la televisi¨®n y la ahogan. La ideolog¨ªa pol¨ªtica que pretende controlarlo todo; la ideolog¨ªa econ¨®mica que en nombre de las leyes del mercado quiere llevarlo todo a una cuesti¨®n de beneficio, y, finalmente, la ideolog¨ªa t¨¦cnica que hace creer que todos los problemas ser¨¢n resueltos por el cable, el sat¨¦lite o las cadenas tem¨¢ticas'. Lo importante, concluye, no es la visi¨®n pol¨ªtica, econ¨®mica o t¨¦cnica, sino la social y cultural.
Como Wolton, los socialistas queremos que los poderes p¨²blicos asuman su responsabilidad, resistan a las tres ideolog¨ªas y conciban la televisi¨®n p¨²blica como un instrumento para formar ciudadanos libres, informados, cr¨ªticos, selectivos y activos. En definitiva, una televisi¨®n que se gu¨ªe por criterios de pluralismo.
Por estas razones hay que garantizar su independencia pol¨ªtica y econ¨®mica, asegurando el acceso de la ciudadan¨ªa. Independencia y participaci¨®n son, pues, elementos clave.
Los socialistas hemos trabajado conjuntamente con los sectores m¨¢s representativos de la sociedad en la elaboraci¨®n de un modelo de radio y televisi¨®n p¨²blicas alternativo al actual. Para los socialistas en la radio y la televisi¨®n p¨²blicas, la independencia va unida a la desgubernamentalizaci¨®n. Para conseguirlo es necesario, entre otras medidas, el nombramiento de su director general por quien ostenta la m¨¢xima legitimidad en una democracia, el Parlamento, a trav¨¦s de amplio consenso y por tiempo superior a la legislatura. As¨ª tendr¨¢ las manos libres para realizar un proyecto profesional, aunque sometido al control del Congreso y de un organismo independiente del poder pol¨ªtico y econ¨®mico, el Consejo Superior de Medios Audiovisuales, cuya creaci¨®n urgente reclamamos. M¨¢s all¨¢ de RTVE, su misi¨®n ser¨ªa velar por el pluralismo pol¨ªtico, econ¨®mico, social, cultural y religioso; la transparencia en la titularidad de los medios audiovisuales; el cumplimiento de la legislaci¨®n reguladora de la producci¨®n, programaci¨®n y publicidad, y la garant¨ªa de los derechos de los usuarios de la comunicaci¨®n social.
Para RTVE proponemos adem¨¢s reforzar la participaci¨®n a trav¨¦s de organismos que permitan evaluar el nivel de satisfacci¨®n de la ciudadan¨ªa y la calidad de la programaci¨®n, y garanticen los derechos de acceso, r¨¦plica y rectificaci¨®n. La independencia y participaci¨®n tiene que llegar hasta los profesionales de RTVE, que deben sentirse corresponsables del producto final y realizar su trabajo sin trabas ni presiones que lo desvirt¨²en o coarten su creatividad. Deben estar protegidos por el secreto profesional y la cl¨¢usula de conciencia, un Estatuto que garantice su independencia y comit¨¦s profesionales que velen por la calidad y objetividad de la informaci¨®n.
RTVE debe ser garante de los valores democr¨¢ticos y constitucionales, defender conceptos como paridad de sexos y protecci¨®n de la infancia y la juventud, rechazar la violencia, el racismo y la xenofobia. Ha de jugar un papel pedag¨®gico que eleve el nivel cultural de la ciudadan¨ªa y difunda conocimiento entre los sectores m¨¢s amplios de la sociedad, donde a veces, lamentablemente, el ¨²nico input cultural es la televisi¨®n, lo que les hace vulnerables de manera alarmante.
La televisi¨®n puede convertirse en un instrumento de alienaci¨®n, en la que anide lo chabacano, la mentira, el sensacionalismo y la falacia con facilidad. Esto no significa que la televisi¨®n deba ser elitista y paternalista, sino que debe contribuir a formar 'esp¨ªritus cr¨ªticos', fomentando el debate, la tolerancia y el di¨¢logo, rechazando la uniformidad y defendiendo la pluralidad. Calidad y audiencia nunca deben ser t¨¦rminos excluyentes.
Una televisi¨®n p¨²blica de calidad es la que proporciona a los ciudadanos, sean cuales sean sus ingresos, los servicios necesarios que demanda una nueva sociedad, globalizada y tecnol¨®gicamente avanzada. Es necesario que RTVE juegue -al igual que las televisiones p¨²blicas europeas- un papel de liderazgo en la incorporaci¨®n a los m¨¢s modernos sistemas de producci¨®n, emisi¨®n y difusi¨®n que la tecnolog¨ªa ha puesto al servicio del sector audiovisual.
Un servicio p¨²blico de radio y televisi¨®n requiere creatividad, esfuerzo, dotaci¨®n de recursos y transparencia de gesti¨®n. Hay que dotar a RTVE de una fuente de financiaci¨®n estable y suficiente, que no est¨¦ condicionada por la decisi¨®n del Gobierno de turno ni por las leyes del mercado publicitario. Queremos, y en consecuencia proponemos, una RTVE saneada econ¨®micamente y financiada b¨¢sicamente por los Presupuestos Generales del Estado.
En nuestro modelo, el recurso a la publicidad debe ser subsidiario. La publicidad como fuente esencial de financiaci¨®n, tal y como est¨¢ concebida hoy, desnaturaliza la funci¨®n de servicio p¨²blico de RTVE, ya que obliga a elaborar programas de perfil comercial para captar m¨¢s publicidad y satura la pantalla de 'anuncios'. Adem¨¢s no resuelve el problema econ¨®mico, como prueba el hecho de que a?o tras a?o, incluso con una pol¨ªtica publicitaria agresiva como la actual, se incremente la deuda de manera alarmante. Si nadie lo evita, ¨¦sta alcanzar¨¢ en a?o y medio el bill¨®n de pesetas. Es, sin concesi¨®n al catastrofismo, el peor momento de la historia de la Radiotelevisi¨®n Espa?ola. Para colmo, la 'pelea' por la captaci¨®n de publicidad est¨¢ provocando una grave distorsi¨®n en el sector, ya que las cadenas de televisi¨®n privada, que se financian exclusivamente con recursos propios, ven claramente lesionados sus intereses.
A nuestro juicio, RTVE debe abandonar esa carrera desenfrenada que le lleva a ninguna parte. El Estado debe asumir sus obligaciones y subvencionar RTVE, que debe ir paulatinamente abandonando el recurso a la publicidad como fuente b¨¢sica de ingresos.
Con car¨¢cter previo hay que dar una soluci¨®n inmediata a la mastod¨®ntica deuda que actualmente tiene RTVE -triplicada en los cinco ¨²ltimos a?os- y que, como no puede ser de otra manera, debe ser asumida por el Estado. Hay que evitar el camino de la pendiente que cada a?o lleva a incrementar la deuda en cerca de ciento treinta mil millones de pesetas, de los que m¨¢s de cuarenta mil son gastos para su financiaci¨®n. A finales de 2002, las previsiones presupuestarias sit¨²an el endeudamiento en m¨¢s de novecientos veintid¨®s mil millones de pesetas. Es preciso, pues, una racionalizaci¨®n del pago, fraccion¨¢ndolo en un periodo de tiempo no inferior a diez a?os.
Paralelamente hay que implantar una absoluta transparencia en la gesti¨®n de RTVE. El despilfarro y la mala gesti¨®n degradan el producto, recortan y encarecen in¨²tilmente el presupuesto e inciden directamente en la calidad. Hay que aprovechar integralmente los medios y recursos humanos de que dispone RTVE y, en su contrataci¨®n exterior, deben prevalecer los principios de transparencia, publicidad e igualdad de oportunidades en todo el proceso, introduciendo mecanismos de control y auditor¨ªa.
El nuevo marco legal necesita el mayor respaldo pol¨ªtico y social. En consecuencia, esta reforma se deber¨ªa llevar a cabo contando con un gran acuerdo entre todas las fuerzas pol¨ªticas del arco parlamentario y el respaldo social que otorga la ciudadan¨ªa a trav¨¦s del movimiento asociativo, tan diverso como heterog¨¦neo. Hemos emprendido la tarea, a¨²n hay mucho camino por recorrer, pero urge tomar decisiones, porque, de continuar como hasta ahora, estar¨ªamos simplemente durante una pr¨®rroga hacia la ruina.El futuro de RTVE se ha convertido, hoy m¨¢s que nunca, en un aut¨¦ntico problema de Estado. Es punto de referencia para meditar sobre el tipo de sociedad en la que los espa?oles queremos vivir; es un reto de car¨¢cter social porque las decisiones que se adopten para su salvaci¨®n pueden repercutir en la vida de miles de familias espa?olas, y es un asunto muy grave por las p¨¦rdidas econ¨®micas que genera -multiplicadas vertiginosamente en los ¨²ltimos a?os-, sin que hasta ahora se haya adoptado un modelo estable para su financiaci¨®n.
Sobre el tablero de ajedrez donde RTVE se juega su futuro se dise?an dos estrategias con finalidades contrapuestas de los ultradefensores de las leyes del mercado y la de quienes, como los socialistas, queremos salvaguardar del jaque mate la pieza fundamental: el servicio p¨²blico.
Para ello es urgente un amplio consenso parlamentario que d¨¦ al problema una salida que pasa necesariamente, para mi partido, por el acuerdo en tres grandes temas: un modelo de financiaci¨®n claro, estable y transparente; un control parlamentario y social de la gesti¨®n del medio que no est¨¦ sujeta a criterios pol¨ªticos, y una definici¨®n sin ambages de RTVE como un servicio p¨²blico esencial de calidad.
Para ello hace falta m¨¢s dise?o del ma?ana que dependencia de la coyuntura del momento, adem¨¢s de una visi¨®n del Estado con altura de miras, con el horizonte puesto en convertir a RTVE en una empresa saneada, que sea referente del resto de la oferta audiovisual y ejemplo de informaci¨®n veraz, imparcial, rigurosa, objetiva y plural.
En mi opini¨®n, uno de los pilares de esa radio y televisi¨®n p¨²blicas debe ser la calidad. Un concepto difuso, subjetivo y abstracto que, sin embargo, aplicado aqu¨ª adquiere una dimensi¨®n espec¨ªfica. Implica algo m¨¢s que la mera contraposici¨®n a la telebasura: asumir los principios necesarios que definen un medio de comunicaci¨®n de masas verdaderamente democr¨¢tico.
La televisi¨®n es uno de los principales nexos de uni¨®n en una sociedad marcadamente individualista. Se ha convertido en un elemento de intermediaci¨®n entre el individuo y la sociedad. Dominique Wolton, director del Laboratorio de Comunicaci¨®n y Pol¨ªtica del CNRS de Par¨ªs, sostiene que el papel de la televisi¨®n es tan importante en una sociedad democr¨¢tica como la educaci¨®n, la investigaci¨®n, la salud o el urbanismo. 'El hecho de que la aplastante mayor¨ªa de ciudadanos acceda al mundo y su representaci¨®n por medio de la televisi¨®n crea responsabilidades'. 'La primera es resistir a las tres ideolog¨ªas que amenazan la televisi¨®n y la ahogan. La ideolog¨ªa pol¨ªtica que pretende controlarlo todo; la ideolog¨ªa econ¨®mica que en nombre de las leyes del mercado quiere llevarlo todo a una cuesti¨®n de beneficio, y, finalmente, la ideolog¨ªa t¨¦cnica que hace creer que todos los problemas ser¨¢n resueltos por el cable, el sat¨¦lite o las cadenas tem¨¢ticas'. Lo importante, concluye, no es la visi¨®n pol¨ªtica, econ¨®mica o t¨¦cnica, sino la social y cultural.
Como Wolton, los socialistas queremos que los poderes p¨²blicos asuman su responsabilidad, resistan a las tres ideolog¨ªas y conciban la televisi¨®n p¨²blica como un instrumento para formar ciudadanos libres, informados, cr¨ªticos, selectivos y activos. En definitiva, una televisi¨®n que se gu¨ªe por criterios de pluralismo.
Por estas razones hay que garantizar su independencia pol¨ªtica y econ¨®mica, asegurando el acceso de la ciudadan¨ªa. Independencia y participaci¨®n son, pues, elementos clave.
Los socialistas hemos trabajado conjuntamente con los sectores m¨¢s representativos de la sociedad en la elaboraci¨®n de un modelo de radio y televisi¨®n p¨²blicas alternativo al actual. Para los socialistas en la radio y la televisi¨®n p¨²blicas, la independencia va unida a la desgubernamentalizaci¨®n. Para conseguirlo es necesario, entre otras medidas, el nombramiento de su director general por quien ostenta la m¨¢xima legitimidad en una democracia, el Parlamento, a trav¨¦s de amplio consenso y por tiempo superior a la legislatura. As¨ª tendr¨¢ las manos libres para realizar un proyecto profesional, aunque sometido al control del Congreso y de un organismo independiente del poder pol¨ªtico y econ¨®mico, el Consejo Superior de Medios Audiovisuales, cuya creaci¨®n urgente reclamamos. M¨¢s all¨¢ de RTVE, su misi¨®n ser¨ªa velar por el pluralismo pol¨ªtico, econ¨®mico, social, cultural y religioso; la transparencia en la titularidad de los medios audiovisuales; el cumplimiento de la legislaci¨®n reguladora de la producci¨®n, programaci¨®n y publicidad, y la garant¨ªa de los derechos de los usuarios de la comunicaci¨®n social.
Para RTVE proponemos adem¨¢s reforzar la participaci¨®n a trav¨¦s de organismos que permitan evaluar el nivel de satisfacci¨®n de la ciudadan¨ªa y la calidad de la programaci¨®n, y garanticen los derechos de acceso, r¨¦plica y rectificaci¨®n. La independencia y participaci¨®n tiene que llegar hasta los profesionales de RTVE, que deben sentirse corresponsables del producto final y realizar su trabajo sin trabas ni presiones que lo desvirt¨²en o coarten su creatividad. Deben estar protegidos por el secreto profesional y la cl¨¢usula de conciencia, un Estatuto que garantice su independencia y comit¨¦s profesionales que velen por la calidad y objetividad de la informaci¨®n.
RTVE debe ser garante de los valores democr¨¢ticos y constitucionales, defender conceptos como paridad de sexos y protecci¨®n de la infancia y la juventud, rechazar la violencia, el racismo y la xenofobia. Ha de jugar un papel pedag¨®gico que eleve el nivel cultural de la ciudadan¨ªa y difunda conocimiento entre los sectores m¨¢s amplios de la sociedad, donde a veces, lamentablemente, el ¨²nico input cultural es la televisi¨®n, lo que les hace vulnerables de manera alarmante.
La televisi¨®n puede convertirse en un instrumento de alienaci¨®n, en la que anide lo chabacano, la mentira, el sensacionalismo y la falacia con facilidad. Esto no significa que la televisi¨®n deba ser elitista y paternalista, sino que debe contribuir a formar 'esp¨ªritus cr¨ªticos', fomentando el debate, la tolerancia y el di¨¢logo, rechazando la uniformidad y defendiendo la pluralidad. Calidad y audiencia nunca deben ser t¨¦rminos excluyentes.
Una televisi¨®n p¨²blica de calidad es la que proporciona a los ciudadanos, sean cuales sean sus ingresos, los servicios necesarios que demanda una nueva sociedad, globalizada y tecnol¨®gicamente avanzada. Es necesario que RTVE juegue -al igual que las televisiones p¨²blicas europeas- un papel de liderazgo en la incorporaci¨®n a los m¨¢s modernos sistemas de producci¨®n, emisi¨®n y difusi¨®n que la tecnolog¨ªa ha puesto al servicio del sector audiovisual.
Un servicio p¨²blico de radio y televisi¨®n requiere creatividad, esfuerzo, dotaci¨®n de recursos y transparencia de gesti¨®n. Hay que dotar a RTVE de una fuente de financiaci¨®n estable y suficiente, que no est¨¦ condicionada por la decisi¨®n del Gobierno de turno ni por las leyes del mercado publicitario. Queremos, y en consecuencia proponemos, una RTVE saneada econ¨®micamente y financiada b¨¢sicamente por los Presupuestos Generales del Estado.
En nuestro modelo, el recurso a la publicidad debe ser subsidiario. La publicidad como fuente esencial de financiaci¨®n, tal y como est¨¢ concebida hoy, desnaturaliza la funci¨®n de servicio p¨²blico de RTVE, ya que obliga a elaborar programas de perfil comercial para captar m¨¢s publicidad y satura la pantalla de 'anuncios'. Adem¨¢s no resuelve el problema econ¨®mico, como prueba el hecho de que a?o tras a?o, incluso con una pol¨ªtica publicitaria agresiva como la actual, se incremente la deuda de manera alarmante. Si nadie lo evita, ¨¦sta alcanzar¨¢ en a?o y medio el bill¨®n de pesetas. Es, sin concesi¨®n al catastrofismo, el peor momento de la historia de la Radiotelevisi¨®n Espa?ola. Para colmo, la 'pelea' por la captaci¨®n de publicidad est¨¢ provocando una grave distorsi¨®n en el sector, ya que las cadenas de televisi¨®n privada, que se financian exclusivamente con recursos propios, ven claramente lesionados sus intereses.
A nuestro juicio, RTVE debe abandonar esa carrera desenfrenada que le lleva a ninguna parte. El Estado debe asumir sus obligaciones y subvencionar RTVE, que debe ir paulatinamente abandonando el recurso a la publicidad como fuente b¨¢sica de ingresos.
Con car¨¢cter previo hay que dar una soluci¨®n inmediata a la mastod¨®ntica deuda que actualmente tiene RTVE -triplicada en los cinco ¨²ltimos a?os- y que, como no puede ser de otra manera, debe ser asumida por el Estado. Hay que evitar el camino de la pendiente que cada a?o lleva a incrementar la deuda en cerca de ciento treinta mil millones de pesetas, de los que m¨¢s de cuarenta mil son gastos para su financiaci¨®n. A finales de 2002, las previsiones presupuestarias sit¨²an el endeudamiento en m¨¢s de novecientos veintid¨®s mil millones de pesetas. Es preciso, pues, una racionalizaci¨®n del pago, fraccion¨¢ndolo en un periodo de tiempo no inferior a diez a?os.
Paralelamente hay que implantar una absoluta transparencia en la gesti¨®n de RTVE. El despilfarro y la mala gesti¨®n degradan el producto, recortan y encarecen in¨²tilmente el presupuesto e inciden directamente en la calidad. Hay que aprovechar integralmente los medios y recursos humanos de que dispone RTVE y, en su contrataci¨®n exterior, deben prevalecer los principios de transparencia, publicidad e igualdad de oportunidades en todo el proceso, introduciendo mecanismos de control y auditor¨ªa.
El nuevo marco legal necesita el mayor respaldo pol¨ªtico y social. En consecuencia, esta reforma se deber¨ªa llevar a cabo contando con un gran acuerdo entre todas las fuerzas pol¨ªticas del arco parlamentario y el respaldo social que otorga la ciudadan¨ªa a trav¨¦s del movimiento asociativo, tan diverso como heterog¨¦neo. Hemos emprendido la tarea, a¨²n hay mucho camino por recorrer, pero urge tomar decisiones, porque, de continuar como hasta ahora, estar¨ªamos simplemente durante una pr¨®rroga hacia la ruina.
Jos¨¦ Blanco L¨®pez es secretario de Organizaci¨®n y Acci¨®n Electoral de la Ejecutiva Federal del PSOE.
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