Nueva etapa
Ala espera de que empresa y trabajadores cierren un acuerdo definitivo que resuelva el conflicto de Santana Motor, el presidente de la compa?¨ªa, perteneciente al Instituto de Fomento de Andaluc¨ªa (IFA), Salvador Durb¨¢n, viaja a Bruselas. En la capital belga le entregar¨¢n la resoluci¨®n adoptada por el Colegio de Comisarios de la Uni¨®n Europea respecto al expediente abierto por las ¨²ltimas ayudas p¨²blicas que recibi¨® dicha entidad.
Todo hace indicar que la decisi¨®n resultar¨¢ favorable a los intereses de la Junta de Andaluc¨ªa, que ver¨¢ as¨ª confirmada, de forma positiva, su actuaci¨®n para salvar a esta compa?¨ªa. Una decisi¨®n en sentido contrario, rechazando las medidas aplicadas, supondr¨ªa un varapalo tan descomunal que provocar¨ªa el cierre inmediato de la factor¨ªa. De modo que, con el entendimiento con la parte laboral, que se presume se cerrar¨¢ en estos d¨ªas para sacar adelante el Plan de Acci¨®n dise?ado por la Administraci¨®n auton¨®mica, y el visto bueno de las autoridades comunitarias, parece que entramos, de una vez por todas, en el punto de partida de una nueva etapa para esta industria andaluza.
Falta, sin embargo, una tercera pata para que su resurgimiento sea de verdad. Esto es, que las Fuerzas Armadas espa?olas adquieran para su equipamiento el veh¨ªculo PS-10, un todoterreno desarrollado con tecnolog¨ªa propia. Si finalmente se formalizan los pedidos necesarios, la factor¨ªa linarense podr¨ªa ir rompiendo su dependencia de la matriz japonesa Suzuki, y consolidar un camino bien diferente. S¨®lo se requiere que los representantes del Gobierno central asuman tambi¨¦n sus compromisos, que los tienen, con respecto a esta actividad de la que dependen cientos de familias en la provincia de Ja¨¦n y que se ha tragado miles de millones de todos los andaluces.
Con ello se lograr¨ªa salvar una de las principales se?as de identidad de Linares y sin saltarse la ley a la torera, por muy dignos que sean los fines. Un principio que entra en contradicci¨®n con la trayectoria seguida por el alcalde de Huelva, Pedro Rodr¨ªguez, del PP. Enfrascado en el objetivo de salvar al Recreativo, dise?¨® y desarroll¨® una operaci¨®n urban¨ªstica, la de Isla Chica, que, de momento, le ha costado su imputaci¨®n judicial por prevaricaci¨®n, malversaci¨®n de fondos p¨²blicos y delitos contra el ordenamiento del territorio. Mientras que en los tribunales se demuestra si infringi¨® o no la ley, el edil onubense anuncia que va a dedicar estos d¨ªas a presentar querellas contra todo aquel que haya osado relacionarle de forma directa con este pol¨¦mico negocio. Una ofensiva jur¨ªdica contra lo que ¨¦l estima toda una cacer¨ªa organizada por los socialistas y de la que se siente la principal v¨ªctima.
El PSOE ha encontrado aqu¨ª un buen flanco de ataque para debilitar a uno de los alcaldes con mayor tir¨®n popular, aunque sorprende, por contra, tanta tibieza con otro alcalde, el de Jerez, Pedro Pacheco, que ya incluso se sienta en el banquillo de los acusados en el TSJA. Muy pocas voces se han escuchado en las filas socialistas pidiendo su dimisi¨®n, a diferencia de lo que ocurre con Rodr¨ªguez. Alguna explicaci¨®n podr¨ªan dar por este doble rasero.
Tambi¨¦n quien tendr¨¢ que dar explicaciones es el presidente de la Caja San Fernando, Juan Manuel L¨®pez Benjumea, a su Consejo de Administraci¨®n el pr¨®ximo mi¨¦rcoles. Convocado desde Kenia, Benjumea deber¨¢ confirmar si es cierto que emplea a una empresa participada por la caja para captar el apoyo de los impositores.
No es de extra?ar que anuncie acciones legales contra aquellos que realizaron las denuncias de presuntas irregularidades en este pol¨¦mico suceso. Una fase terminal que pasa, adem¨¢s, por la necesidad imperiosa y obligada por el Banco de Espa?a de eliminar la entidad lastre y desligarla de determinados negocios inmobiliarios altamente especulativos. En este contexto, resulta extra?o observar que determinadas empresas del sector quieran pagar m¨¢s de 12.000 millones de pesetas por los terrenos de Tablada en Sevilla, calificados como inundables por su cercan¨ªa al r¨ªo Guadalquivir. Nunca antes se habr¨¢ ofrecido tanto por algo que, hasta ahora, no deja de ser puro barro.
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