La moci¨®n m¨¢s anunciada

Hoy se inicia en el Parlamento catal¨¢n el debate de la moci¨®n de censura m¨¢s anunciada. Pasqual Maragall ya advirti¨® de sus intenciones al respecto pocos d¨ªas despu¨¦s de las auton¨®micas del 19 de octubre 1999, que dieron m¨¢s diputados a CiU pero m¨¢s votos al PSC. Los convergentes lo tomaron como una rabieta. En enero, aprovechando el cambio de Gobierno y el nombramiento de Artur Mas como conseller en cap, el l¨ªder socialista catal¨¢n puso en marcha la cuenta atr¨¢s, con el argumento de que el Ejecutivo de Pujol estaba paralizado y atrapado por su alianza con el PP.

Desde las filas convergentes la moci¨®n se tom¨® como una maragallada, es decir, como una iniciativa m¨¢s hija de una extravagancia personal que de la estrategia pol¨ªtica. Sin embargo, a medida que pasaban los d¨ªas, la inquietud ha crecido en CiU. Aunque la moci¨®n est¨¢ matem¨¢ticamente perdida para los socialistas, en la pr¨¢ctica supone una fotograf¨ªa de familia -otra m¨¢s- de los nacionalistas catalanes con el PP, al que deben encomendarse aritm¨¦tica y pol¨ªticamente para salvar los muebles.

El debate de pol¨ªtica general, celebrado los pasados 3 y 4 de octubre en el Parlamento catal¨¢n, supuso una especie de primera vuelta que concluir¨¢ ahora con la moci¨®n de censura, la segunda insurreci¨®n parlamentaria en 21 a?os de Gobiernos pujolistas. En 1982, los comunistas del PSUC presentaron la primera moci¨®n. Pero la situaci¨®n era muy distinta. El Partit Socialista Unificat de Catalunya hace 19 a?os se hallaba sumido en una profunda crisis interna que pr¨¢cticamente le hizo desaparecer del mapa pol¨ªtico, mientras que ahora Maragall, de no torcerse las previsiones comunmente aceptadas, es el m¨¢s que probable sucesor de Pujol.

Con la vista puesta en el futuro, a los socialistas no les preocupa que el resultado de la moci¨®n que ahora sustancian est¨¦ cantado. Se dan por satisfechos con el impacto pol¨ªtico que la iniciativa abre a dos a?os vista de las pr¨®ximas elecciones auton¨®micas. As¨ª las cosas, la moci¨®n obtendr¨¢ el apoyo del PSC, que sumar¨¢ sus 50 diputados a los cinco de Iniciativa per Catalunya-Verds; Esquerra Republicana se abstendr¨¢ (12 diputados); mientras que CiU (56) y PP (12) juntar¨¢n fuerzas. Cada partido prepara su estrategia de cara a las sesiones que se inician hoy y concluir¨¢n, probablemente, el viernes.

- CiU. Converg¨¨ncia i Uni¨® vela sus armas con discreci¨®n. Sus dirigentes se niegan a desvelar su estrategia respecto a qui¨¦n va a contestar el discurso de Maragall. El reglamento es tan laxo que el Gobierno puede intervenir cuando lo considere oportuno. Artur Mas, el delf¨ªn de Pujol, va a situarse en el eje del ataque convergente, en su bautismo de fuego parlamentario. El contundente Josep Antoni Duran Lleida -l¨ªder de Uni¨®, socio democristiano de CDC- podr¨ªa actuar como portavoz de CiU. Pero este extremo parec¨ªa estar ayer en el aire. El Gobierno ha paralizado pr¨¢cticamente su actividad pol¨ªtica a la espera de que concluya esta moci¨®n inicialmente minimizada por los nacionalistas. Tras ella deber¨¢ aclararse un eterno dilema de esta legislatura: c¨®mo mantener la alianza de CiU con el PP e intentar progresivamente buscar el apoyo de una Esquerra Republicana. Con ello CiU lavar¨ªa la imagen ante sus bases m¨¢s nacionalistas.

- PSC. Maragall ha conseguido vencer las reticencias que en su propio partido exist¨ªan respecto a la moci¨®n de censura. Quienes hasta hace unos meses criticaban como escasamente realista la v¨ªa tomada por su l¨ªder, ven ahora en la moci¨®n una oportunidad pol¨ªtica y comprueban que el nerviosismo de CiU es superior al esperado. Los socialistas son conscientes de que la moci¨®n constructiva blinda al Gobierno, pero les da la posibilidad de plantear su programa 'como si mandasen', un terreno en el que Maragall se mueve m¨¢s c¨®modamente que en el toma y daca parlamentario donde ha tenido m¨¢s de un fiasco.

- PP. Los populares catalanes act¨²an como fieles aliados de CiU. Han votado la investidura de Pujol y todas las leyes presupuestarias. Siempre han evitado la creaci¨®n de comisiones de investigaci¨®n y aunque las discrepancias con los nacionalistas crezcan con la ley de d¨¦ficit cero, la de cooperaci¨®n auton¨®mica o la reforma de la negociaci¨®n colectiva, desde la direcci¨®n nacional del PP en la calle de G¨¦nova tienen claro que un avance socialista en Catalu?a supondr¨ªa una peligrosa cabeza de puente en el asalto del PSOE a La Moncloa.

- ERC. Esquerra es la eterna novia deseada por CiU. Los republicanos propusieron en el pasado debate de pol¨ªtica general un frente de todos los partidos de tradici¨®n catalanista (CiU, PSC, IC-V y ERC) para aislar al PP. CiU pretende pactar con dos muletas: ora el PP, ora ERC. Los republicanos, de momento, se dejan querer. La soluci¨®n, tambi¨¦n despu¨¦s de la moci¨®n de censura.

- IC-V. Iniciativa-Verds, heredera del PSUC, ha sido la ¨²nica formaci¨®n que ha dado su apoyo a la moci¨®n socialista. Los ecosocialistas dan su s¨ª a Maragall a cambio de que se comprometa a convocar elecciones anticipadas si gana la censura.