Negocio de trasplantes en China
Las ejecuciones coinciden con operaciones a vida o muerte para usar los ¨®rganos de los reos
Sentado en la habitaci¨®n de un hotel ruso tenuemente iluminada, Huang Peng, un funcionario de prisiones chino que unas horas antes hab¨ªa huido de su pa¨ªs a trav¨¦s de la frontera habla con total normalidad sobre el transplante de ¨®rganos humanos en China. 'Los condenados a muerte ejecutados son casi la ¨²nica fuente de los trasplantes', dice Huang, mientras explica c¨®mo los hospitales y los centros de detenci¨®n del Gobierno se coordinan con los tribunales para que las ejecuciones coincidan con operaciones a vida o muerte, y conseguir as¨ª que los ¨®rganos sean transportados frescos desde los cad¨¢veres de los condenados.
La pr¨¢ctica es tan habitual y la demanda tan urgente, que escasean los controles para garantizar que los ejecutados est¨¢n muertos antes de extraer sus ¨®rganos. Un m¨¦dico chino asegura haber sido testigo de la extirpaci¨®n de los ri?ones de un prisionero mientras ¨¦ste todav¨ªa respiraba.
El Gobierno chino niega la existencia de trasplantes involuntarios de ¨®rganos. Pero los testimonios detallados y cre¨ªbles de Huang y otros entrevistados dibujan las l¨ªneas generales de un sistema en el que ri?ones, h¨ªgados, pulmones, c¨®rneas y otros ¨®rganos son extra¨ªdos de prisioneros ejecutados y trasplantados a pacientes pudientes en operaciones que proporcionan decenas de millones de d¨®lares al a?o a los hospitales chinos.
El a?o pasado se efectuaron m¨¢s de 5.000 trasplantes de ri?¨®n en China, donde una operaci¨®n as¨ª cuesta unos 6.000 d¨®lares (un mill¨®n de pesetas) para los residentes en el pa¨ªs, diez veces menos que en EE UU. A los extranjeros les cobran entre 10.000 y 50.000 d¨®lares.
Huang no interven¨ªa directamente en la entrega de ¨®rganos de ejecutados, pero trabaj¨® con gente que s¨ª lo hac¨ªa. Afirma que la pr¨¢ctica era muy conocida en medios policiales y judiciales de la provincia de Liaoning. Hasta hace un mes, Huang trabajaba como funcionario en la mayor prisi¨®n provincial, Shanyang 2.
Huang abandon¨® China por miedo a ser detenido, tras haber ayudado a falsificar documentos para que otra persona pudiera abandonar el pa¨ªs. Ahora se encuentra en Rusia, con la esperanza de encontrar un refugio en Occidente.
Aunque no hay pruebas de que el alto n¨²mero de condenas a muerte dictadas por los tribunales chinos est¨¦ vinculado a la gran demanda, la oferta de ¨®rganos crece.
China ejecuta anualmente a m¨¢s presos que el resto de los pa¨ªses del mundo juntos y, seg¨²n algunos c¨¢lculos, 10.000 personas morir¨¢n este a?o, coincidiendo con una de las campa?as gubernamentales contra el crimen m¨¢s intensas de los ¨²ltimos 25 a?os.
Muchos de los muertos que se convierten en donantes involuntarios pueden ser inocentes, seg¨²n dicen algunos grupos de derechos humanos, porque son condenados en juicios excesivamente r¨¢pidos y con confesiones extra¨ªdas bajo tortura.En raras ocasiones se comunica a las familias que los ¨®rganos de sus seres queridos pueden ser extirpados y a los prisioneros no se les pide nunca su consentimiento, dice Huang. Las donaciones voluntarias no son habituales en China debido a la falta de informaci¨®n p¨²blica sobre el asunto y a la creencia tradicional de que el cuerpo debe enterrarse entero.
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