Veinte a?os de autonom¨ªa
La organizaci¨®n territorial de Espa?a ha sido uno de los problemas m¨¢s abiertos de nuestra historia, que ha tenido algunos intentos aislados y casi siempre fallidos de soluci¨®n; el m¨¢s serio fue el de la Constituci¨®n de la Segunda Rep¨²blica, de cuya aprobaci¨®n se cumplen en el pr¨®ximo diciembre 70 a?os y que, desgraciadamente, termin¨® pronto y mal; tenemos que esperar hasta la aprobaci¨®n del T¨ªtulo VIII de la Constituci¨®n de 1978 para abordar una soluci¨®n equilibrada y, sobre todo, consensuada del problema, de ah¨ª el valor del texto constitucional, que ha servido para resolver no solo nuestra convivencia democr¨¢tica sino tambi¨¦n la articulaci¨®n territorial de Espa?a.
Desde los inicios de la transici¨®n democr¨¢tica se era consciente de que en Andaluc¨ªa exist¨ªa un clima favorable a la consecuci¨®n de la autonom¨ªa; sin embargo, el caso de nuestra Comunidad era at¨ªpico, pues no pertenec¨ªa al grupo de las denominadas Comunidades hist¨®ricas que, adem¨¢s de sus singularidades ling¨¹¨ªsticas y/o culturales, hab¨ªan tenido, durante la II Rep¨²blica, Estatutos de autonom¨ªas e instituciones de autogobierno, lo que les garantizaba el acceso r¨¢pido e inmediato al nuevo modelo auton¨®mico dise?ado en la Constituci¨®n, pero, al mismo tiempo, el peso de Andaluc¨ªa en el conjunto de Espa?a, tanto geogr¨¢fico como demogr¨¢fico y cultural y el hecho de no haber tenido Estatuto de autonom¨ªa aprobado por pocos d¨ªas, al declararse la guerra civil, as¨ª como la voluntad autonomista de los andaluces, propiciaron el salto de Andaluc¨ªa al grupo de Comunidades de acceso r¨¢pido, por la v¨ªa del art¨ªculo 151 de la Constituci¨®n, aunque los Gobiernos de la ¨¦poca, no nos lo pusieron f¨¢cil.
El hito m¨¢s importante de la transici¨®n andaluza y espa?ola fue el refer¨¦ndum del 28 de febrero de 1980, que signific¨® para Andaluc¨ªa la consecuci¨®n de la autonom¨ªa plena y cambi¨® el signo de todo el proceso auton¨®mico espa?ol. El inmenso apoyo del pueblo andaluz hizo que nuestra autonom¨ªa fuera la m¨¢s s¨®lidamente refrendada.
El Estatuto, aprobado el 20 de octubre de 1981, con menos concurrencia popular que el 28 de febrero, por razones l¨®gicas, -era la culminaci¨®n de un largo y dificultoso proceso que dur¨® demasiado tiempo-, fue el instrumento que permiti¨® el cambio del ciclo hist¨®rico en Andaluc¨ªa; el que nos iba a permitir salir del subdesarrollo econ¨®mico, poner fin al analfabetismo de hombres y, sobre todo, mujeres y acabar con la emigraci¨®n de tantos andaluces como hab¨ªan tenido que salir de su tierra. A partir del Estatuto comienza un proceso de modernizaci¨®n de nuestra sociedad en el que todav¨ªa estamos.
Hoy podemos afirmar sin riesgo de equivocarnos que el progreso econ¨®mico y social de Andaluc¨ªa ha sido una realidad y que todos los indicadores muestran la profunda y positiva transformaci¨®n operada. Esto no quiere decir que no tengamos problemas ni retos que seguir afrontando; vamos a una nueva ¨¦poca marcada por la inminente llegada del euro y la ampliaci¨®n de la U.E. y tenemos que saber abordar, por ejemplo, el problema del envejecimiento de la poblaci¨®n andaluza que, de consolidarse las actuales tendencias demogr¨¢ficas, nos convertir¨ªan en una de las regiones m¨¢s envejecidas de la U.E.
Se trata, pues, de que al conmemorar el 20 aniversario de la aprobaci¨®n del Estatuto de Autonom¨ªa para Andaluc¨ªa, la primera norma constituyente de nuestra Comunidad, abramos un debate en el conjunto de la sociedad para que profundicemos en las reformas que son necesarias, de cualquier naturaleza, incluida, si fuera precisa, la propia reforma estatutaria, para que se ahonde en el sentimiento identitario andaluz y se eviten los intentos de desvertebraci¨®n de nuestra tierra y para que alcancemos ese consenso b¨¢sico, -hoy tan lejano- y que nunca deber¨ªamos haber abandonado, sin sacralizaciones de ning¨²n g¨¦nero. La reforma o no del Estatuto solo ser¨¢ la culminaci¨®n de un debate abierto, que se concluir¨¢ cuando se constate la necesidad de la reforma, aunque no es dif¨ªcil pensar que un texto nacido en unas circunstancias determinadas y para unos objetivos concretos, puede requerir de modificaciones que sirvan para resolver el nuevo contexto pol¨ªtico, econ¨®mico, cultural y tecnol¨®gico que estamos viviendo.
Apostilla: No s¨¦ cuales ser¨¢n las conclusiones que se obtengan del debate abierto sobre la posible reforma estatutaria; solo s¨¦ que cambiar algunas cosas 'esenciales' es necesario dada la transformaci¨®n de la sociedad andaluza; por ejemplo, modificar la letra del himno de Andaluc¨ªa, obra del padre de la patria andaluza Blas Infante, en aquella parte que dice: 'los andaluces queremos volver a ser lo que fuimos, hombres de luz que a los hombres alma de hombres le dimos'. ?Y que hacemos las mujeres, que somos la otra mitad de la poblaci¨®n andaluza?.
Amparo Rubiales es vicepresidenta del Congreso de los Diputados.
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