El Ramad¨¢n obliga a acelerar la campa?a

El Pent¨¢gono asegura que se tomar¨¢ 'todo el tiempo necesario' para acabar con Osama Bin Laden y el r¨¦gimen talib¨¢n. Pero el secretario de Estado, Colin Powell, ha regresado de su periplo asi¨¢tico convencido de que es necesario concluir las operaciones b¨¦licas o reducirlas antes de que, a mediados de noviembre, comience el Ramad¨¢n, el mes sagrado de los musulmanes. Esta presi¨®n del calendario ha obligado a Washington a dejar de lado su desconfianza respecto a los guerrilleros de la Alianza del Norte y a animarles a avanzar, con apoyo de la aviaci¨®n estadounidense, contra el grueso del Ej¨¦rcito talib¨¢n. La Operaci¨®n Libertad Duradera se asienta sobre un entramado diplom¨¢tico muy vasto y, en lo que se refiere a los aliados musulmanes, fr¨¢gil.

Tras visitar Pakist¨¢n e India y entrevistarse en Shanghai con los dirigentes de Indonesia, el mayor pa¨ªs musulm¨¢n del planeta, Colin Powell lleg¨® ayer a Washington con el mensaje de que el tiempo apremia. 'El Ramad¨¢n es un periodo religioso muy importante, y debemos tomarlo en cuenta', declar¨®. El jefe de la diplomacia estadounidense matiz¨® que el Departamento de Defensa tendr¨ªa la ¨²ltima palabra: 'Tendremos que ver en qu¨¦ estado se halla la operaci¨®n en ese momento, y qu¨¦ falta por hacer; son mis colegas del Pent¨¢gono quienes decidir¨¢n qu¨¦ se debe hacer a medida que se aproxima la estaci¨®n del Ramad¨¢n'.

Pero la opini¨®n de los aliados musulmanes es muy clara. 'Uno espera y desea que esta campa?a concluya antes del mes de Ramad¨¢n, y uno conf¨ªa en que se restrinjan (las operaciones militares) durante el mes del Ramad¨¢n, porque lo contrario tendr¨ªa, con seguridad, algunos efectos muy negativos en el mundo musulm¨¢n', declar¨® ayer el presidente paquistan¨ª, general Pervez Musharraf, a la cadena CNN. El ministro de Asuntos Exteriores de Indonesia, Hasan Wirayuda, coment¨® durante la cumbre de Shanghai que prolongar la guerra m¨¢s all¨¢ del inicio del Ramad¨¢n podr¨ªa crear 'una situaci¨®n extremadamente vol¨¢til', y advirti¨® de que se producir¨ªan 'explosiones en el mundo musulm¨¢n'.

17 de noviembre

El Ramad¨¢n, cuyo inicio est¨¢ previsto para el 17 de noviembre, es para los musulmanes un mes de ayuno (no se puede comer entre la salida y la puesta del sol) y de intensa espiritualidad. Abundan los precedentes de guerras intermusulmanas durante el mes sagrado, pero los pa¨ªses occidentales tienden a abstenerse en ese periodo.

Irak, por ejemplo, nunca ha sufrido ataques en Ramad¨¢n, a pesar de que los aviones estadounidenses y brit¨¢nicos patrullan cotidianamente las 'zonas de exclusi¨®n' al norte y al sur del pa¨ªs, y las escaramuzas con las defensas antia¨¦reas son frecuentes. 'Mantener la guerra durante el Ramad¨¢n se interpretar¨ªa como una se?al de insensibilidad hacia los musulmanes de todo el planeta', coment¨® Ra¨²l Bedi, analista del grupo de informaci¨®n militar brit¨¢nico Jane?s.

Hay se?ales claras de que el Pent¨¢gono ha optado por pisar el acelerador en el tiempo que falta hasta el 17 de noviembre, una fecha que no s¨®lo tiene un componente religioso: la llegada del crudo invierno centroasi¨¢tico se prev¨¦ tambi¨¦n m¨¢s o menos para entonces. Un ejemplo es la intensificaci¨®n de los bombardeos. El pasado fin de semana, entre 75 y 90 aviones participaron diariamente en ataques contra objetivos talibanes o relacionados con Al-Qaeda; 10 d¨ªas atr¨¢s, la media era de 15 o 20 aviones por jornada.

Otra se?al de que la guerra se intensifica es el apoyo inequ¨ªvoco prestado a los guerrilleros de la Alianza del Norte, unos aliados necesarios pero inc¨®modos para Washington. Powell sabe muy bien que los uzbekos y tayikos de la Alianza suscitan rechazo entre la mayor¨ªa past¨²n de Afganist¨¢n (50% de la poblaci¨®n), y que Pakist¨¢n, que exige que cualquier futuro Gobierno afgano sea dominado por los pastunes (para evitar que se reavive entre los pastunes paquistan¨ªes el af¨¢n de independencia), no quiere ver avances significativos de los guerrilleros del Norte.

Pero el tiempo apremia y el Pent¨¢gono ha decidido usar ya todos los recursos. El propio secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, declar¨® ayer que las operaciones a¨¦reas deb¨ªan permitir 'avances' de la Alianza, que acaba de lanzar una ofensiva. Un grupo de militares estadounidenses, estimado en ocho o diez, permanece junto a los dirigentes guerrilleros y coordina sus actuaciones con las de la aviaci¨®n.

Estados Unidos, sin embargo, prefiere que los posibles ¨¦xitos de sus aliados locales sean limitados a una porci¨®n del territorio (actualmente, dominan el 10% del pa¨ªs). Incluso en el caso de que el grueso del Ej¨¦rcito talib¨¢n, estacionado al norte de Kabul frente a las posiciones de la Alianza, quedara muy debilitado por los actuales bombardeos, resultar¨ªa muy improbable que los Estados Unidos permitieran a los guerrilleros tomar la capital. Mazar-i-Sharif, una ciudad noroccidental donde la poblaci¨®n no es mayoritariamente past¨²n, es el 'trofeo' que Washington puede conceder, de momento, a la Alianza del Norte. Otra cosa es Kabul. Los estrategas del Pent¨¢gono saben que Kabul no debe caer antes de que haya listo un Gobierno alternativo al talib¨¢n.