Cosas de presidentes

Es poco frecuente, casi excepcional, que Manuel Chaves d¨¦ muestras de irritaci¨®n en p¨²blico, ya sea con un compa?ero de partido o un rival pol¨ªtico. Con los adversarios puede ocurrirle, aunque son m¨¢s las veces que demuestra contundencia en lugar de enfado. Pero con otro socialista y, adem¨¢s, ex presidente de la Junta, es realmente in¨¦dito.

La noche del lunes ocurri¨® una de esas excepciones: un momento de tensi¨®n percibido por la mayor¨ªa de los comensales que, despu¨¦s de la conferencia que el presidente de la Junta pronunci¨® en el Club Siglo XXI de Madrid, se quedaron a la cena coloquio posterior.

'Jo, se ha cabreado ?qu¨¦ pasa?', preguntaba un periodista a otro, tras escuchar la respuesta a una intervenci¨®n, con pregunta final, de Rafael Escuredo. Es verdad que la intervenci¨®n de ¨¦ste fue una carambola, un atraco del moderador del coloquio, que 'por alusiones' cedi¨® el turno al primer presidente electo de Andaluc¨ªa.

Las alusiones citadas no eran otras que una pregunta a Manuel Chaves acerca de si su propuesta de segunda modernizaci¨®n de Andaluc¨ªa -lanzada en el mes de junio en el debate del estado de la comunidad- respond¨ªa a la necesidad de dar el 'giro de tim¨®n' que Escuredo, en una entrevista a Abc, demandaba a todas las instituciones pol¨ªticas ante la emergencia de los localismos y la falta de cohesi¨®n pol¨ªtica. Chaves se limit¨® a explicar de nuevo en qu¨¦ consist¨ªa su iniciativa, en la que incluye el debate sobre la posible reforma del Estatuto, pero eludi¨® contestar como se le reclamaba.

'Por alusiones' el micr¨®fono fue a parar a manos del ex presidente andaluz que presintiendo, tal vez, lo que se avecinaba, justific¨® una especie de amputaci¨®n a sus declaraciones y un inter¨¦s mal¨¦volo de los peri¨®dicos cuando lo reclaman, buscando las discrepancias con su partido y, por lo tanto, tambi¨¦n con el jefe de su partido: 'A veces tengo la impresi¨®n de que se quiere adolecer a mi militancia socialista de alguna quiebra', dijo Escuredo, quien, tras proclamar su lealtad al PSOE, se quej¨® de que sus afirmaciones 'algunos las cogen como quieren cogerlas'. Dicho esto, destac¨® el papel que tuvo Andaluc¨ªa en los inicios del proceso auton¨®mico, al impedir con el refer¨¦ndum del 28 de febrero de 1980 que saliera adelante un Estado de las Autonom¨ªas desigual, e inquiri¨® al presidente andaluz 'si sigue siendo v¨¢lido' ese papel vertebrador de Andaluc¨ªa.

'?La pregunta es para m¨ª?', dijo el presidente, provocando risas nerviosas. Chaves contest¨® con brusquedad y aspereza. 'El autogobierno y la autonom¨ªa est¨¢n ya consolidadas. No estemos todo el d¨ªa comparando el 28-F con hoy d¨ªa. ?Qu¨¦ aquella fue una etapa ¨¦pica? Es evidente, pero ya no podemos vivirla'. Entre medias de esta frase y la que sigue, los periodistas comentaban 'jo, qu¨¦ cabreo', y examinaban las caras de los pol¨ªticos, con m¨¢s cara de pol¨ªticos que nunca, es decir, imp¨¢vidos. 'Quiz¨¢s no se le da el valor al autogobierno y a la democracia que se le debe dar. Olvid¨¦monos ya de las banderas desplegadas. Es otro ya el momento'.

La pregunta de Escuredo qued¨® sin contestar -'es un tema muy largo para explicarlo ahora'-, aunque Chaves asegur¨® que 'es muy dif¨ªcil que se adopte una decisi¨®n de Estado que no cuente con el visto bueno de Andaluc¨ªa' y que si hay riesgos de disgregaci¨®n no es como consecuencia del Estado de las Autonom¨ªas, sino de las posiciones que puedan plantear el PNV y CiU.

Hubo m¨¢s preguntas (terrorismo, globalizaci¨®n, Marruecos o las elecciones gallegas) y una intervenci¨®n del presidente de Arag¨®n, Marcelino Iglesias, que dio pie a Chaves para criticar las 'grandes dosis de cinismo' del PP cuando le reprocha al PSOE que carece de un proyecto para toda Espa?a. 'Cuando el PSOE pacta con los nacionalistas resulta que hay una ruptura de Espa?a, pero cuando lo hace el PP estamos ante una gran operaci¨®n pol¨ªtica. Esa apropiaci¨®n de la Constituci¨®n, esa mentalidad, es la que responde a lo que yo digo que es una involuci¨®n auton¨®mica'. Tambi¨¦n dijo estas palabras con enojo, pero el tono era otro. Al final, Chaves y Escuredo se despidieron con un apret¨®n de manos.