La 'yihad' naci¨® en el valle del Nilo
De los Hermanos Musulmanes a los terroristas de Bin Laden, Egipto es la cuna de ideas y l¨ªderes que combaten a Occidente
A la vera del ancho, amansado y majestuoso Nilo, en este El Cairo de la basura, la contaminaci¨®n, los bocinazos y las muchedumbres, naci¨® el islamismo que hoy hace temblar a Occidente, el que comenz¨® a predicar hace m¨¢s de 70 a?os Hassan el Banna, maestro de escuela y fundador de los Hermanos Musulmanes, y practica hoy el cirujano Ayman al Zawahri, convertido en lugarteniente de Bin Laden y te¨®rico de la yihad o guerra santa antiamericana. Tambi¨¦n naci¨® aqu¨ª su posible ant¨ªdoto, el panarabismo laico de Nasser, pero ¨¦ste fue eliminado de la escena hace ya tiempo, y sin que Occidente lo lamentara lo m¨¢s m¨ªnimo.
El despacho de Diaa Rachwan en el Centro de Estudios Pol¨ªticos y Sociales de Al Ahram es t¨ªpicamente cairota: estrecho, abarrotado de cajas de cart¨®n cargadas de papeles y utensilios varios y con ceniceros rebosantes de colillas. All¨ª, Rachwan, uno de los mayores especialistas egipcios en integrismo, recuerda cu¨¢l fue el hecho que mat¨® el ant¨ªdoto y dej¨® libre el virus. 'La clave', dice, 'est¨¢ en la derrota del Egipto de Nasser en la guerra de 1967, a manos de israel¨ªes y sus protectores estadounidenses'.
El antiamericanismo se masca en las calles de El Cairo como el polvo y el mon¨®xido de carbono
Al Zawahri ten¨ªa entonces 16 a?os y viv¨ªa en El Cairo, su ciudad natal. Era hijo de una familia acomodada e influyente y, seg¨²n su t¨ªo Mahfuz Azzam, destacaba por su 'cortes¨ªa, erudici¨®n y amor por la medicina y la poes¨ªa'. Pero la humillaci¨®n del rais Nasser en la guerra de los Seis D¨ªas fue el gran revulsivo en la vida de Al Zawahri, como de millones de otros egipcios, ¨¢rabes y musulmanes. 'Se pusieron a buscar explicaciones a la derrota', dice Rachwan, 'y la hallaron en que sus Gobiernos hab¨ªan abandonado el islam, hab¨ªan cometido apostas¨ªa'.
Al principio, en los a?os setenta, ochenta y primeros noventa, la yihad tuvo como objetivos los reg¨ªmenes propios considerados como corruptos y los ocupantes extranjeros de territorios musulmanes: los israel¨ªes en Palestina y los sovi¨¦ticos en Afganist¨¢n. El presidente Anuar el Sadat fue asesinado en Egipto por Al Yihad, un grupo islamista en el que militaba Al Zawahri y del que terminar¨ªa siendo l¨ªder; y en Ir¨¢n, el ayatol¨¢ shi¨ª Jomeini derroc¨® al sah. 'Era', dice Rachwan, 'la llamada yihad defensiva'. Pero de la uni¨®n del egipcio Al Zawahri y el saud¨ª Bin Laden naci¨® en 1998 otra cosa: el Frente Isl¨¢mico Mundial contra los Jud¨ªos y los Cruzados. Ahora, el objetivo directo son el territorio, el pueblo y los intereses de Estados Unidos. 'La yihad', constata Rachwan, 'ha pasado a ser ofensiva'.
En esta nueva yihad militan muchos egipcios. Lo son siete de los 22 terroristas m¨¢s buscados por el FBI desde los atroces atentados del 11 de septiembre, incluido Al Zawahri. Y tambi¨¦n lo era Mohamed Atta, el piloto suicida del primer avi¨®n que se estrell¨® contra las Torres Gemelas. El fen¨®meno no se explica tan s¨®lo por los 65 millones de habitantes de Egipto, que lo convierten en el pa¨ªs ¨¢rabe m¨¢s poblado; ni tampoco por las condiciones de subdesarrollo en que siguen viviendo la mayor¨ªa de ellos. La aportaci¨®n egipcia es mucho m¨¢s antigua y sustancial.
Es muy probable que Mahmun al Hodeibi ganara en su circunscripci¨®n cairota las elecciones legislativas de oto?o de 2000. Lo dice cualquier observador medianamente independiente de la vida pol¨ªtica egipcia, pidiendo, eso s¨ª, el anonimato. Pero Al Hodeibi no pod¨ªa ganar: era y es el portavoz de Al Ijuan al Muslimin, los Hermanos Musulmanes. Con m¨¢s de 70 a?os de antig¨¹edad, una amplia y eficaz red de ayuda social que suministra educaci¨®n, asistencia m¨¦dica y sanitaria, y pensiones a los pobres y una implantaci¨®n mayoritaria en los sindicatos, los Hermanos Musulmanes son el segundo gran poder en el valle del Nilo, tras el r¨¦gimen de Murabak. Un poder paralelo y en la sombra. Y es que, tras ser prohibida y reprimida por Nasser, la vieja cofrad¨ªa, que tiene como escudo dos sables cruzados sobre un Cor¨¢n, tan s¨®lo es tolerada por un Mubarak que acaba de celebrar sus 20 a?os como rais. Presente hoy en m¨¢s de 70 pa¨ªses, bajo denominaciones que pueden o no ser la de Hermanos Musulmanes, esta cofrad¨ªa es en el mayoritario islam sun¨ª la principal fuerza del que podr¨ªa llamarse integrismo moderado. Tambi¨¦n es la abuela de los integrismos m¨¢s radicales y hasta terroristas.
Como en tiempos de los faraones, Egipto existe hoy en funci¨®n del Nilo, al que se pega como un reci¨¦n nacido al pecho de su madre. Todo es desierto, salvo las riberas del r¨ªo. Y lo peor es que sus recursos naturales son escasos y su tasa de crecimiento demogr¨¢fico eriza los cabellos. En cuanto a El Cairo, sigue siendo la ciudad vitalista y mayoritariamente pobre de siempre. Ganarse un plato de habas sigue siendo la principal ocupaci¨®n de los m¨¢s. La principal diferencia respecto a 15 o 20 a?os atr¨¢s es que ahora hay metro y bastante gente lleva tel¨¦fonos m¨®viles, aunque las pase canutas para pagar las facturas.
En realidad hay otra diferencia, y de mayor peso: la reislamizaci¨®n. Ahora hay m¨¢s mujeres, y sobre todo ni?as, adolescentes y j¨®venes, que se cubren los cabellos y no muestran el menor cent¨ªmetro de sus brazos y piernas. La asistencia a las plegarias del viernes es tan masiva que los fieles no caben en las mezquitas y ocupan calles y calles, y la venta de ejemplares del Cor¨¢n y casetes con discursos religiosos es una gran industria.
Aunque no tenga el carisma de Nasser ni la inteligencia de Sadat, Mubarak ha demostrado ser m¨¢s astuto que sus predecesores. Se comporta en p¨²blico como buen musulm¨¢n y no se opone al fuerte sentimiento popular de regreso a la religi¨®n. Como no gestiona mal la econom¨ªa y tiene una gran habilidad diplom¨¢tica para navegar entre dos aguas, pocos, dentro o fuera de Egipto, le ven una alternativa.
La vuelta al islam de millones de egipcios es la revancha hist¨®rica de los Hermanos Musulmanes frente a Nasser, el h¨¦roe fracasado, el l¨ªder que llev¨® a la naci¨®n ¨¢rabe al desastre de 1967. 'Ahora', dice Diaa Rachwan, 'el concepto dominante no es el arabismo, sino el de la umma isl¨¢mica, la comunidad de creyentes, sean ¨¢rabes, afganos, paquistan¨ªes, indonesios o filipinos'.
Nadie aplaude en El Cairo los bombardeos norteamericanos de Afganist¨¢n. Mubarak frunce el ce?o y, a diferencia de la guerra contra Irak de hace 10 a?os, no se suma a la coalici¨®n forjada por Washington. Mohamed Sayed Tantawi, el moderado imam de la mezquita de Al Azhar, la m¨¢s prestigiosa instituci¨®n del islam sun¨ª, declara: 'No se debe castigar a mujeres, ni?os y ancianos de todo un pueblo [Afganist¨¢n] por culpa de un solo criminal [Bin Laden]'. Y Maamun el Hodeibi, portavoz de los Hermanos Musulmanes, advierte de que EE UU 'pagar¨¢ su ciega agresi¨®n contra un pa¨ªs isl¨¢mico'.
El antiamericanismo se masca en las calles de El Cairo como el polvo y el mon¨®xido de carbono. Unos no creen que Bin Laden organizara los atentados del 11 de septiembre y sugieren absurdas teor¨ªas conspirativas con implicaci¨®n de los israel¨ªes y los servicios secretos estadounidenses. Otros citan con indignaci¨®n las iniciales alusiones de Bush a 'una cruzada' en busca de 'justicia infinita'. La gran mayor¨ªa afirma que tanto o m¨¢s grave que los atentados de Nueva York y Washington son la brutalidad de Ariel Sharon con los palestinos y el embargo norteamericano a Irak.
Si no fuera porque Mubarak tiene encarcelados a 16.000 islamistas, seg¨²n el c¨¢lculo de la Organizaci¨®n Egipcia de Derechos Humanos, el valle del Nilo estar¨ªa maduro para una revuelta integrista. Pero este pa¨ªs vive en permanente estado de excepci¨®n desde que en 1981 unos militares de Al Yihad asesinaron a Sadat. El despliegue policial en El Cairo, destinado en buena medida a proteger a los turistas, es impresionante. Y, como acaba de ordenar nuevamente Mubarak con un grupo de 80 miembros de un grupo pr¨®ximo a Al Zawahri, los islamistas son juzgados sumariamente y sin posibilidad de apelaci¨®n por tribunales militares.
'Ha sido el fracaso de la yihad contra el Gobierno egipcio lo que ha llevado a Al Zawahri a desencadenar la yihad contra EE UU', dice Mohamed Salah, un especialista en el personaje del diario Al Hayat. 'En la segunda mitad de los noventa, Al Zawahri y Bin Laden llegaron a la conclusi¨®n de que la reconquista isl¨¢mica de Jerusal¨¦n, la ca¨ªda de los reg¨ªmenes prooccidentales de El Cairo y Riad y la salida de las tropas norteamericanas de la sagrada tierra de Arabia Saud¨ª pasa por Washington'.
Bajo la protecci¨®n de los talibanes afganos, formaron con egipcios de Al Zawahri, saud¨ªes y yemen¨ªes de Osama Bin Laden y sus aliados sudaneses, paquistan¨ªes, bangladesh¨ªes y africanos las primeras brigadas internacionales de la yihad ofensiva. Y golpearon en el coraz¨®n de Estados Unidos.
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