La vida en un segundo

Me dirijo a alguien a quien no conozco. Alguien que el pasado domingo 21 de octubre a las ocho de la ma?ana puso en peligro su propia vida y, lo que es peor, la de muchas personas. Este alguien, en esos momentos, estaba durmiendo. O quiz¨¢ estaba demasiado borracho para dormirse. El caso es que tambi¨¦n estaba conduciendo, y la mezcla de todo provoc¨® que su coche recorriera por la izquierda de la calzada a gran velocidad un tramo considerable de la C-59 (kil¨®metro 11 entre Caldes de Montbui y Palau de Plegamans). El veh¨ªculo en el que yo viajaba y el suyo se cruzaron a poco m¨¢s de un cent¨ªmetro de distancia.

Conducir se ha convertido en un acto tan cotidiano como ver la televisi¨®n o cepillarse los dientes. Pero conducir requiere una gran concentraci¨®n, mucho sentido com¨²n y una responsabilidad que no todo el mundo parece tener.

A este alguien que se permite el lujo de frivolizar con la vida de las personas, s¨®lo le preguntar¨ªa qu¨¦ espera ¨¦l de la vida. Est¨¢ claro que no mucho. Yo amo mi vida y si lo conociera se lo dir¨ªa. Pero la verdad es que alguien con tan poco respeto no merece la pena ni saber qui¨¦n es.