El territorio de la infancia
Caballero Bonald y Armi?¨¢n recuperan su ni?ez en C¨®rdoba
La clave est¨¢ en los primeros a?os. Cuando estos dos escritores, tan distintos, se sientan a contar de d¨®nde provienen sus palabras y sus historias, cu¨¢les son los or¨ªgenes de sus obras, los dos acaban en el mismo territorio, el de la infancia. A Jos¨¦ Manuel Caballero Bonald (Jerez de la Frontera, 1926), el lugar en que naci¨® y creci¨® le sirve de met¨¢fora del universo. Jaime de Armi?¨¢n (Madrid, 1927) recuerda las primeras im¨¢genes que vio, 'el fogonazo que te marca, las cosas de tu tiempo infantil, olores, sabores, m¨²sicas, que te hacen recordar y reflexionar sobre ti mismo'. Fue ayer, en la facultad de Filosof¨ªa y Letras de C¨®rdoba, donde se ha celebrado el congreso internacional Autobiograf¨ªa en Espa?a: un balance.
'El paisaje de mi infancia sigue siendo el que prefiero', explic¨® Caballero Bonald, con tranquila precisi¨®n. 'El lugar en que se descubre el mundo sigue siendo el compendio de todo. Para m¨ª es la Andaluc¨ªa atl¨¢ntica, el Bajo Guadalquivir; all¨ª encuentro m¨¢s incentivos humanos y literarios'. Por eso sus cinco novelas transcurren all¨ª, igual que buena parte de sus dos libros de memorias, Tiempo de guerras perdidas y La costumbre de vivir. El escritor gaditano conserva la fe en el poder curativo de la memoria. 'Yo he recurrido a la autobiograf¨ªa para dejar atr¨¢s fantasmas recurrentes que no me dejaban en paz', confes¨®. 'Pero bucear en la memoria puede ser una labor agotadora'. Para Caballero Bonald, las memorias son un g¨¦nero de ficci¨®n, porque las zonas vac¨ªas u opacas se reconstruyen a fuerza de imaginaci¨®n. 'Dec¨ªa Antonio Machado que la verdad tambi¨¦n se inventa', remat¨®. 'Yo no miento: adorno la verdad con literatura'.
El franquismo (en realidad, la lucha contra ¨¦l) es lo que m¨¢s llena su autobiograf¨ªa. 'Ahora puedo escribir en libertad', aclar¨®. 'Antes, con Franco, o con la transici¨®n, que fue larga y pusil¨¢nime, no pod¨ªa. No estuve de acuerdo con el borr¨®n y cuenta nueva. El franquismo necesitaba un juicio y no lo tuvo. Y yo quer¨ªa contar lo que no cuentan los historiadores, la historia oculta y soterrada de esos a?os'.
El cineasta Jaime de Armi?¨¢n, al escribir La dulce Espa?a -que empieza con las vidas de sus abuelos y termina cuando el protagonista cumple los 18 a?os y entra en la Universidad- ten¨ªa otras aspiraciones: 'Cuento mi vivencia, lo que le pas¨® a ese ni?o y a esa familia, que cubre 60 o 70 a?os de historia de Espa?a. Pero no me gustan los mensajes, ni pontificar'. Ese ni?o y esa familia, por cierto, vivieron unos cuantos a?os en C¨®rdoba, porque el padre de Armi?¨¢n fue gobernador civil durante la Rep¨²blica.
?Y a nadie le interesa la actualidad? ?Todo lo importante pas¨® hace tantos a?os? Caballero Bonald siente que, desde que acab¨® la dictadura, su vida ya no es novelesca. 'Antes era un personaje atractivo; la lucha en la clandestinidad, los viajes por todo el mundo... ahora soy menos interesante, ya no me apetece hablar de m¨ª', comenta. Las ideas de Armi?¨¢n son igualmente claras: 'No pienso escribir mis memorias de adulto. Es muy complicado. Si las haces sinceramente, el 90% de tus amigos se enfadan contigo. Y si las haces falsas, ?para qu¨¦ sirven?'.
Nada m¨¢s que la verdad
El congreso Autobiograf¨ªa en Espa?a: un balance, que se clausur¨® ayer con una conferencia de Albert Boadella, Autobiograf¨ªa y psicoan¨¢lisis gratuito, ha sido una larga alabanza de la verdad. Todos los ponentes se han referido de un modo u otro al 'pacto autobiogr¨¢fico', un concepto acu?ado por el profesor franc¨¦s Philippe Lejeune para referirse al compromiso que adquiere quien escribe sus memorias de decir la verdad sobre uno mismo.
Carlos Castilla del Pino, en la lecci¨®n inaugural, hizo ver que 'se defrauda al lector si se le miente o se elude la verdad', e insisti¨® en la necesidad de 'decir la verdad en el sentido moral; lo opuesto a la verdad no es el error, sino la mentira, y al que se equivoca se le rectifica, pero al que miente se le vuelve la espalda'.
Miguel S¨¢nchez-Ostiz se mostr¨® totalmente de acuerdo y aconsej¨® 'esforzarse en ser veraz, aunque a uno no le guste lo que vea'. Cont¨® c¨®mo en sus novelas interpon¨ªa personajes m¨¢s o menos absurdos que le permit¨ªan hablar en primera persona, sin miedo: pero esto no se puede hacer cuando uno escribe su propia biograf¨ªa.
Justo Navarro, que construye sus memorias a fuerza de columnas period¨ªsticas, volvi¨® sobre la cuesti¨®n cuando se?al¨® que 'a los columnistas se les pide que sean fieles a los hechos', y cuando anunci¨® que ¨¦l escribe bajo juramento.
Jos¨¦ Manuel Caballero Bonald habl¨® de la l¨ªnea que separa la verdad y la invenci¨®n.
Jaime de Armi?¨¢n prefiri¨® no escribir m¨¢s memorias a mentir para conservar a sus amigos. Al final es lo que dec¨ªa el profesor Lejeune: 'quienes cuentan su vida quieren ser amados, quieren que se les juzgue positivamente'.
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