Gustav Leonhardt defiende el valor de la investigaci¨®n musical
El int¨¦rprete holand¨¦s realiza una gira por seis ciudades espa?olas
Clavecinista, organista, music¨®logo y director de orquesta, Gustav Leonhardt es uno de los impulsores de la llamada corriente aut¨¦ntica del barroco, que ¨¦l prefiere definir como 'la hist¨®ricamente informada'. Durante estos ¨²ltimos d¨ªas, ha tocado en Valladolid, Le¨®n y Madrid, donde volver¨¢ a estar ma?ana. Granada (d¨ªa 30), Las Palmas de Gran Canaria (31) y A Coru?a (2 de noviembre) son las pr¨®ximas citas de su gira.
Todav¨ªa parece perplejo con lo que ha conseguido. Gustav Leonhardt, nacido en Holanda en 1928, es uno de los m¨²sicos m¨¢s influyentes de los ¨²ltimos 50 a?os. Durante su gira por seis ciudades espa?olas, un d¨ªa dirige cantatas de Bach con la Orquesta del Siglo de las Luces -y eso que s¨®lo dirige 'si no queda m¨¢s remedio y puedo levantar los brazos'-, otro d¨ªa da un recital de ¨®rgano y otro se sienta al clave, instrumento al que sigue siendo fiel sobre todas las cosas.
Ya ha pasado por Madrid, donde inaugur¨® el pasado jueves el ciclo Conciertos de la Tradici¨®n, por Valladolid y por Le¨®n. Ma?ana vuelve a la capital de Espa?a para dar un recital de ¨®rgano en la iglesia de San Miguel.
Leonhardt, t¨ªmido pero encorsetado en una autoiron¨ªa de mucho peso, sienta c¨¢tedra y traslada al p¨²blico hacia ¨¦pocas anteriores a Mozart, un compositor cuyo repertorio representa un l¨ªmite temporal que el int¨¦rprete holand¨¦s no quiere franquear.
No ha pasado de ah¨ª. Con Bach, sus coet¨¢neos y el barroco, ha cumplido con la historia: 'Me convert¨ª en m¨²sico por ¨¦l. Bach lo hizo todo en su ¨¦poca. Hizo convivir lo antiguo con lo moderno, lo fusion¨® y de ah¨ª sac¨® nuevas armon¨ªas, s¨®lo alguien como ¨¦l, superdotado, pod¨ªa hacerlo'.
Tiene fama de seco, de asceta y un aire de monje de coro gregoriano. Pero se sorprende si se lo dicen, y lo desmiente: 'No puedo ser monje, soy protestante'. Se educ¨® en un ambiente de otra ¨¦poca: sus padres, aficionados a la m¨²sica, organizaban veladas de c¨¢mara en su casa, donde hab¨ªa un clavicordio. 'Una vez me sentaron en esa cosa y poco a poco se fue adue?ando de mi alma', asegura sobre su instrumento favorito.
Puede que por eso, Leonhardt repudie el ornamento y no quiera saber nada de un instrumento como el piano. 'No tengo nada en contra suyo, pero no lo entiendo, es muy grande para m¨ª'. ?Y qu¨¦ opina Leonhardt sobre las adaptaciones de autores barrocos a un instrumento que no se hab¨ªa inventado en su ¨¦poca? 'Ellos no podr¨ªan entenderlo, no sab¨ªan lo que era. Va en contra de su m¨²sica. Ni Mozart lo podr¨ªa entender. ?l conoci¨® el pianoforte construido con otra t¨¦cnica, pero no estos pianos modernos', comenta.
Leonhardt se declara relativista impenitente, y siente que la corriente de la interpretaci¨®n aut¨¦ntica, que predica tocar a los autores con los instrumentos de su ¨¦poca, ha ca¨ªdo en el dogmatismo: 'Para m¨ª, esa corriente no es m¨¢s que una actitud. Debo decir que no s¨¦ lo que pretend¨ªamos cuando empezamos en esto y tampoco s¨¦ lo que hemos conseguido exactamente'. ?l tard¨® poco en incorporarse a lo que inici¨® Nikolaus Harnoncourt cuando form¨® la Concentus Musicus de Viena, primera orquesta de esta corriente, creada en 1953.
Investigar
Dos a?os despu¨¦s, el holand¨¦s cre¨® el Leonhardt Consort, con el que marca tambi¨¦n el ritmo de uno de los movimientos m¨¢s influyentes de la interpretaci¨®n en la historia de la m¨²sica. Ahora, 46 a?os despu¨¦s, el artista ve conquistas concretas. 'La corriente ha avanzado mucho gracias a los music¨®logos', asegura. Un int¨¦rprete de esa corriente debe tener su parte de investigador sacrificado tambi¨¦n. 'Ahora existen ediciones muy accesibles de la m¨²sica barroca y antigua, antes ten¨ªamos que hurgar en archivos y bibliotecas. Hoy ya no las frecuento', asegura quien ha cumplido una labor encomiable en la recuperaci¨®n del patrimonio musical.
En cuanto a los que se suben a los escenarios, asegura: 'Quiz¨¢ los int¨¦rpretes hemos conseguido pulir los detalles de las obras. Y sobre todo hemos avanzado en la recuperaci¨®n de instrumentos y de partituras. Pero, al fin y al cabo, todo es un puzzle que hay que olvidar a la hora de ejecutar lo escrito'.
Porque a la hora sagrada de la m¨²sica todo debe dejarse a un lado, seg¨²n Leonhardt. 'Lo importante es ser convincente en las interpretaciones. Entonces hay que aparcar lo que se sabe, hay que olvidar lo aprendido y lo que se ha le¨ªdo y tiene que surgir la m¨²sica y no la intelectualidad sobre la m¨²sica'.
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