Deriva autoritaria
Incluso antes del 11 de septiembre, est¨¢ en curso una deriva autoritaria en muchos pa¨ªses democr¨¢ticos o semidemocr¨¢ticos, de Venezuela a Rusia. As¨ª lo refleja un estudio de Ronald Inglehart, de la Universidad de Michigan, preparado para la Conferencia sobre Transici¨®n y Consolidaci¨®n Democr¨¢ticas, que han celebrado en Madrid la Fundaci¨®n para las Relaciones Internacionales y el Di¨¢logo Exterior (FRIDE) de Espa?a y la Fundaci¨®n Gorbachov para Norteam¨¦rica. La provocaci¨®n del terrorismo desde el 11 de septiembre puede acentuar la tentaci¨®n del autoritarismo, alimentada por una crisis general del liderazgo pol¨ªtico y la sensaci¨®n de incertidumbre y vulnerabilidad. Pero, frente al ataque a la democracia que suponen los terrorismos, la respuesta no puede ser reducir, sino ampliar el ¨¢mbito de la democracia.
Inglehart, bas¨¢ndose en el an¨¢lisis de diversas encuestas, observa que la democracia disfruta de un s¨®lido apoyo en 80 pa¨ªses examinados; pero que, en muchos de ellos a la vez y quiz¨¢s de forma contradictoria, amplios sectores de la poblaci¨®n est¨¢n tambi¨¦n dispuestos a considerar 'soluciones' autoritarias como las de un dirigente fuerte que no tenga que preocuparse de elecciones o del Parlamento. Tales opciones se ven respaldadas por un 21% (en 2000) en Espa?a, aunque la sociedad apoye la democracia en un 96% (en 1996). De hecho, estas tendencias estaban ya entre nosotros desde al menos 1994-95. Nada en comparaci¨®n con Rusia (49%) o el 72% en Turqu¨ªa, donde la opci¨®n de apoyo a un Gobierno militar ha doblado desde 1995. En Am¨¦rica Latina, en general, seg¨²n los datos de este estudio, la democracia est¨¢ perdiendo apoyo popular. Por eso es importante impulsar, reforzar y consolidar las democracias, pues, tras la ola de democratizaci¨®n que a mediados de los setenta empez¨® en Grecia, Portugal y Espa?a y luego recorri¨® el mundo entero, barriendo a la Uni¨®n Sovi¨¦tica en el camino, podemos estar viviendo un reflujo, favorecido por las malas condiciones econ¨®micas. De hecho, en Asia, una parte de reg¨ªmenes autoritarios cayeron tras la crisis desatada en 1997, pero una parte de los reg¨ªmenes democr¨¢ticos o semidemocr¨¢ticos, de Indonesia a Pakist¨¢n, vivieron embates y golpes ante las nuevas dificultades socioecon¨®micas. Y por procesos democr¨¢ticos ganaron l¨ªderes autoritarios como Putin o Ch¨¢vez. Incluso en nuestras democracias establecidas hay veleidades autoritarias en dirigentes como Blair o Aznar. Tras el 11 de septiembre, en muchos pa¨ªses, por la prioridad que gana la seguridad, se est¨¢n coartando las libertades civiles, incluidas las informativas, y las garant¨ªas procesales, signos inquietantes que van desde EE UU hasta Alemania, pasando por el Reino Unido, por no hablar de las diversas dictaduras ahora aliadas. En una encuesta citada en The New York Times poco despu¨¦s del ataque terrorista contra EE UU, dos tercios de los preguntados estaban dispuestos a suspender las garant¨ªas constitucionales en nombre de la lucha contra esta lacra del terrorismo. La capacidad de las democracias para el suicidio es un hecho probado en la historia. La militarizaci¨®n de la lucha antiterrorista no ayuda.
Una de las conclusiones que cabe sacar de esta Conferencia es que la respuesta contra los que atacan la democracia debe ser m¨¢s democracia: 'La democracia no puede ser menos global que los terroristas o que los criminales que atentan contra ella', se se?ala en uno de los informes de los expertos. Pero tambi¨¦n se alerta de que las medidas para preservar la democracia no deben convertirse en un peligro a¨²n mayor para la democracia. La democracia debe ir acompa?a del Estado de derecho y de una garant¨ªa de libertades que impulsen valores como el de la tolerancia. Lo que ha cambiado es quiz¨¢s que, tras las simplificaciones de la guerra fr¨ªa, debamos volver a matizar la diferencia entre democracia y libertad, o en dirigentes democr¨¢ticamente elegidos, entre liderazgo y autoritarismo. Como escribiera Tocqueville ya en 1835, 'la libertad ha surgido en el mundo en distintos momentos y bajo varias formas; no est¨¢ exclusivamente ligada a ninguna condici¨®n social, y no se limita a las democracias'. Claro, que ¨¦sta es una concepci¨®n liberal. ?Vale tambi¨¦n para el mundo isl¨¢mico? La respuesta, otro d¨ªa.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.