Kandahar
La Comunidad Valenciana est¨¢ a medio camino entre Nueva York y Kandahar. Pocas ciudades habr¨¢ m¨¢s desiguales. Nueva York tiene 16 millones de habitantes y es la capital del mundo: su ciudad m¨¢s imaginativa y c¨¦lebre. Kandahar, por el contrario, no llega a 200.000 vecinos y toda su riqueza equivale a la de una calle cualquiera de Brooklyn. Pero Kandahar tambi¨¦n tiene un nombre evocador, tejido de sue?os y caravasares. Y aunque no hemos visto fotos de Kandahar, es f¨¢cil figurarla como una ciudad desparramada y ocre, toda ella una inmensa burka que aherroja los derechos m¨¢s elementales de los hombres y que humilla a las mujeres hasta el delirio. Kandahar, adem¨¢s, es la ciudad donde vive el mul¨¢ Omar, que ha hecho de este burgo desventurado la capital del oscurantismo talib¨¢n. Hay, sin embargo, un dato donde Kandahar supera a Nueva York: es 2.000 a?os m¨¢s antigua, y fue fundada por Alejandro Magno. Tal vez por ello es probable que todav¨ªa quede, muy al fondo de las costumbres de sus pobladores, alg¨²n eco de aquel mundo griego que difundi¨® hasta los confines de la India el gran militar macedonio. Kandahar tiene un pasado egregio y humilde, pero su presente es atroz, y est¨¢ fraguado en dos hechos odiosos: una interpretaci¨®n fan¨¢tica del Islam, tan incomprendido por nosotros, y un bombardeo cada noche a la distancia de respeto de 5.000 metros de altura sobre la vertical del dolor. Desde la Comunidad Valenciana, a medio camino entre Manhattan y el barrio del mul¨¢ Omar, sabemos bien que nuestro mundo es el que simboliza la estatua de la Libertad, en cuyo pedestal rezan estos versos: 'Dadme a vuestros cansados, a vuestros pobres / a la masa que ans¨ªa respirar con libertad...'. Y precisamente desde el mensaje de ese poema, que nos ata?e, tambi¨¦n empezamos a saber, y a sentir, que hay algo nuestro en Kandahar. En su clamor y desolaci¨®n; en sus ni?os muertos. Por eso esperamos que la guerra termine pronto, y que todav¨ªa m¨¢s pronto los talibanes sean expulsados del poder, que con tanta infamia detentan. Y que el Islam y la democracia puedan vivir juntos, por los siglos de los siglos, en Kandahar y en todo Afganist¨¢n. Am¨¦n. Shalom. Al¨¢ Akbar.
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