Berlusconi: 'En la UE huele a podrido como en la Dinamarca de Hamlet'
El primer ministro italiano defiende a Prodi y critica a la prensa europea
Llevado de un renovado esp¨ªritu patriota, el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, tom¨® ayer la defensa de su otrora adversario pol¨ªtico, Romano Prodi, actual presidente de la Comisi¨®n Europea, para vapulear a la prensa que le critica y a algunos poderes f¨¢cticos que pululan, a su juicio con turbios prop¨®sitos, en torno a los centros de poder comunitarios. En Bruselas, la capital pol¨ªtica de Europa, 'hay algo podrido como en la Dinamarca de Hamlet', declar¨® Berlusconi a Il Foglio.
Las cr¨ªticas a Prodi le ofrecen la cobertura perfecta para sacarse una vieja espina
Il Foglio es un diario de escasa difusi¨®n, aunque de notable influencia pol¨ªtica, dirigido por su amigo y ex portavoz Giuliano Ferrara. 'La aspiraci¨®n de cierto lobby pol¨ªtico es hacer de Italia y de su clase dirigente el chivo expiatorio de lo que no funciona: y esto no est¨¢ bien, es una falta de solidaridad que con frecuencia asume las connotaciones de una campa?a c¨ªnica y brutal. En estos momentos es, adem¨¢s, s¨ªntoma de aventurerismo pol¨ªtico', dice Berlusconi, dejando claro acto seguido que sus acusaciones no van dirigidas contra ninguno de los jefes de Gobierno de la UE con los que 'nuestras relaciones son francas y amistosas', precisa.
Objeto de las cr¨ªticas del Cavaliere son los recientes ataques de la prensa europea, sobre todo la brit¨¢nica y la alemana, contra Prodi. Il Foglio cita al respecto de los 'linchamientos period¨ªsticos' que le son odiosos a Berlusconi unos recientes comentarios del diario alem¨¢n Frankfurter Allgemeine Zeitung, en los que se critica el estilo de Prodi porque 'es demasiado italiano y demasiado poco europeo', dice el diario, lamentando que est¨¦ m¨¢s pendiente de la pol¨ªtica interna de su pa¨ªs que de la de la UE, y se le reprocha el no ser capaz de expresarse 'ni en italiano, ni en franc¨¦s, ni en ingl¨¦s'.
T¨¦rminos inaceptables para el propio Ferrara y para el entrevistado Berlusconi, que ha probado con frecuencia el amargo sabor de las cr¨ªticas period¨ªsticas. Desde que se hizo cargo de la presidencia del Gobierno italiano, en junio pasado, Il Cavaliere ha estado en el ojo del hurac¨¢n por los graves incidentes del G-8 en G¨¦nova y por la aprobaci¨®n de varias leyes enormemente controvertidas como la que regula las rogatorias judiciales, el conflicto de intereses o la que despenaliza el delito de falsificaci¨®n de balances contables, por citar unos pocos casos.
La prensa europea ha dado noticia puntual tambi¨¦n de algunas de sus pol¨¦micas declaraciones, como la que se?alaba la superioridad de Occidente sobre el islam. Las cr¨ªticas a Prodi le ofrecen la cobertura perfecta para sacarse una vieja espina, porque le recuerdan, dice, 'a otras intervenciones inspiradas no por la voluntad de expresar una opini¨®n libre, sino por la de herir, humillar una identidad nacional, de descargar los problemas europeos sobre un pa¨ªs considerado demasiado importante para ser excluido de las decisiones pero lo suficientemente fr¨¢gil como para aceptar sin reaccionar las lesiones a su prestigio'.
Aunque Berlusconi no precisa sus acusaciones, el diario milan¨¦s Il Corriere della Sera mencionaba ayer, citando medios pr¨®ximos al Cavaliere, el caso Airbus como un curioso ejemplo de pol¨¦mica orquestada en torno a la decisi¨®n de Italia -todav¨ªa no definitiva- de retirarse del proyecto.
El caso del Airbus de transporte militar A400M ha sido considerado por la oposici¨®n pol¨ªtica italiana y por parte de la prensa nacional como la prueba del distanciamiento del Gobierno de Berlusconi de la UE. La pol¨¦mica alcanz¨® ayer al presidente de la Rep¨²blica, Carlo Azeglio Ciampi, de viaje en T¨²nez, que rechaz¨® indignado que nadie pueda poner en duda el europe¨ªsmo de Italia. 'Basta repasar los ¨²ltimos 60 a?os de la historia de Europa para saber de qu¨¦ parte ha estado Italia'.
La entrevista de Berlusconi transparenta, sin embargo, el rencor del primer ministro italiano hacia los periodistas, a los que reconoce el derecho a ser 'vigilantes, agresivos y hasta pol¨¦micos'. 'Lo que me irrita', dice, 'es la mala educaci¨®n, la deformaci¨®n de la realidad, la idea de que, en cualquier circunstancia, la independencia de un periodista pueda medirse por su capacidad de mofarse de un gran comisario o de un pol¨ªtico elegido democr¨¢ticamente'.
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