Juan Bosch, ex presidente de la Rep¨²blica Dominicana
Con la muerte de Juan Bosch, a los 92 a?os en Santo Domingo, la Rep¨²blica Dominicana pierde no s¨®lo un ex presidente, que no lleg¨® a cumplir siete meses en el poder, sino tambi¨¦n un buen escritor y un pedazo de la historia del pa¨ªs a lo largo de casi todo el siglo XX. Este hijo de un comerciante catal¨¢n y de madre portorrique?a vivi¨® en propia carne los avatares de la turbulenta historia dominicana: la dictadura de Trujillo; la sublevaci¨®n del coronel Alberto Caama?o, sofocada por la intervenci¨®n armada de Estados Unidos, y la dominaci¨®n absoluta en las urnas, m¨¢s o menos fraudulenta, de su eterno rival Joaqu¨ªn Balaguer. Fue Bosch un pol¨ªtico contradictorio que dio bandazos a lo largo de su dilatada carrera. Periodista y escritor precoz, Bosch fue a la c¨¢rcel por sus actividades contra la feroz dictadura de Trujillo y, tras su libertad, aprovech¨® un viaje a Puerto Rico en 1937 para iniciar un exilio por varios pa¨ªses que dur¨® hasta 1961.
En Cuba, Bosch conoci¨® a su segunda mujer, la escritora Carmen Quidielo, y lleg¨® a asesor del presidente Pr¨ªo Socarr¨¢s, derrocado por el golpe de Batista. Tras el triunfo de la revoluci¨®n castrista Bosch abandon¨® la isla. Esto no impidi¨® que a?os m¨¢s tarde Bosch se sumase a los pol¨ªticos izquierdistas de Am¨¦rica Latina cortejados por la revoluci¨®n cubana para sus campa?as contra el imperialismo.
En el exilio fund¨® Bosch el Partido Revolucionario Dominicano (PRD), hoy miembro de la Internacional Socialista, con el que gan¨® en diciembre de 1962 las primeras elecciones tras la ca¨ªda de la dictadura. Su honradez y trayectoria intachable le hizo ganar la confianza de un pueblo que cantaba 'Ya lleg¨® Juan B¨®, ya eto se acab¨®'. La alegr¨ªa dur¨® poco, porque la presidencia de Bosch no lleg¨® ni a sietemesina. Un grupo de militares de ultraderecha, aliados a la oligarqu¨ªa local, dieron un golpe de Estado que derroc¨® al presidente electo. Bosch tom¨® una vez m¨¢s el camino del exilio, que le llev¨® un tiempo a Espa?a, donde viv¨ªa con su esposa en un modesto apartamento en la zona norte de Madrid. La sublevaci¨®n del coronel Caama?o y la revuelta popular sirvi¨® a Estados Unidos para intervenir en la Rep¨²blica Dominicana el 24 de abril de 1965 con el pretexto de salvar al pa¨ªs del castrismo. La invasi¨®n, amparada por la Organizaci¨®n de Estados Americanos (OEA), se sald¨® con varios miles de dominicanos muertos y un poderoso argumento para la izquierda latinoamericana en contra del imperialismo yanqui.
Regres¨® Bosch a su patria y se convirti¨® en eterno candidato presidencial en 1978, 1982, 1986, 1990 y 1994, derrotado una vez tras otra por su eterno rival Joaqu¨ªn Balaguer, quien, a pesar de su ceguera, recorr¨ªa la isla repartiendo regalos a los votantes y, cuando esto no bastaba, recurr¨ªa a toda clase de trampas para conservar el poder. Bosch se pele¨® con su partido el PRD y su delf¨ªn Jos¨¦ Francisco Pe?a G¨®mez, ya fallecido, y fund¨® el Partido de la Liberaci¨®n Dominicana (PLD). En el PLD se mezclaban el marxismo con el populismo y nacionalismo, todo ello bajo la figura carism¨¢tica de un Bosch cada vez m¨¢s empecinado en sus agravios contra unos y otros. Frente a los j¨®venes pol¨ªticos dominicanos, ansiosos de poder y de meter la mano en la lata, los dos dinosaurios, Bosch y Balaguer, presentaban al menos una trayectoria de austeridad y honradez que los hac¨ªa atractivos para el electorado incluso cuando ya rebasaban los 80 a?os de edad. Por fin, en 1994, Bosch renunci¨® a la presidencia del PLD y ya no volvi¨® a ser candidato a la presidencia. No obstante, todav¨ªa tuvo Bosch la oportunidad en 1996 de pactar con su eterno rival Balaguer para impedir que llegase a la presidencia su anterior aliado Pe?a G¨®mez y llevar a la suprema magistratura a Leonel Fern¨¢ndez del PLD. Los ¨²ltimos a?os los pas¨® Bosch lleno de achaques, hasta su muerte ayer como consecuencia de una insuficiencia respiratoria.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.