Angustia en la Am¨¦rica profunda
Los vecinos de Peoria, modesta ciudad de Illinois, se sienten vulnerables despu¨¦s de los atentados
En Nueva York hab¨ªa dos Torres Gemelas, y tambi¨¦n las hay en Peoria, la modesta ciudad de Illinois, en el coraz¨®n de Estados Unidos, que pasa por ser la encarnaci¨®n del esp¨ªritu sencillo del ciudadano del interior. A ra¨ªz del traum¨¢tico 11 de septiembre, Peoria, cuyas Torres Gemelas tienen 27 pisos, ha descubierto una sensaci¨®n desconocida y desconcertante: la de la vulnerabilidad. Ahora cualquier cosa puede pasar, y es probable que vuelva a pasar, piensan sus vecinos, que ven como defensa la relativa lejan¨ªa de Peoria de cualquier foco de atenci¨®n terrorista.
Las indagaciones sobre el porqu¨¦ de lo ocurrido les llevan a la conclusi¨®n de que Estados Unidos debe cambiar, abrirse m¨¢s al mundo, tener m¨¢s en cuenta la opini¨®n de los otros pa¨ªses. 'Me siento violada', dice una mujer que participa en una reuni¨®n semanal de fieles de la Primera Iglesia Baptista de Peoria, convertida esta noche, a instancias de EL PA?S, en un debate sobre el trauma de las ¨²ltimas cinco semanas. '?Que haya gente capaz de matar a m¨¢s de 5.000 inocentes! ?C¨®mo es posible que nos quieran hacer algo as¨ª?'. 'Por la propaganda', responde un hombre. 'Desde que son peque?itos les inculcan la idea del odio. Nos piden ayuda y luego nos apu?alan por la espalda. Cuanto m¨¢s les das, m¨¢s quieren y m¨¢s nos aborrecen'. El hombre descarta que la crisis de Oriente Pr¨®ximo tenga nada que ver con lo ocurrido, pero otro expresa sus dudas: 'Yo creo que todo esto est¨¢ relacionado con Palestina. Cuando yo era ni?o ten¨ªa un mapa en el que pon¨ªa Palestina. Y ahora ya veis'. 'S¨ª', le responde un tercero, 'pero lo de Israel fue una decisi¨®n de la comunidad internacional, no s¨®lo de nosotros'. 'Durante mucho tiempo hemos hecho o¨ªdos sordos a los palestinos. Necesitan la tierra, y eso hay que resolverlo', dice Thomas Bayes, pastor baptista. 'Ven a Israel perpetrar atrocidades y que le apoyamos. Comprendo que los ¨¢rabes nos vean como a sus enemigos. Y tambi¨¦n debemos pensar en el resto del mundo'.
Los norteamericanos viv¨ªan en la seguridad de ser ciudadanos de una superpotencia intocable, en un pa¨ªs de grandes dimensiones separado por dos oc¨¦anos de un mundo lleno de lejanos conflictos. El estallido del 11 de septiembre les ha despertado a realidades que no sab¨ªan ni que existieran. 'Yo no sab¨ªa nada de Afganist¨¢n, ni d¨®nde estaba, ni c¨®mo se escrib¨ªa', dice una mujer en el debate baptista. Otra apunta una vertiente religiosa que crea un silencio helador: 'Los cristianos mor¨ªan como m¨¢rtires en Roma porque pensaban que les esperaba un mundo mejor. Y si ¨¦stos creen lo mismo, hay mucho que pensar'.
Las cartas enviadas al peri¨®dico local son la veleta que todos los d¨ªas controla Barbara Drake, responsable de las p¨¢ginas de opini¨®n de Journal Star. 'La gente se pregunta mucho por la pol¨ªtica de Estados Unidos en Oriente Pr¨®ximo', resume Drake. 'Quiz¨¢s, cuando se resuelva esta situaci¨®n, habr¨¢ que pensar en qu¨¦ hay que cambiar'. Las cartas tambi¨¦n revelan un apoyo casi universal a la campa?a militar en una ciudad para la que hay acu?ada la expresi¨®n 'Will it play in Peoria?' ('?Funciona en Peoria?'). Si algo funciona en Peoria, ya sean ideas pol¨ªticas o productos de consumo, funcionar¨¢ en el resto del pa¨ªs.
El 11 de septiembre ha cambiado la percepci¨®n de muchas cosas en Estados Unidos, y en las estanter¨ªas del gran almac¨¦n de antig¨¹edades de Dan Philips cobran nueva dimensi¨®n una antigua m¨¢scara antig¨¢s o el equipo de comunicaciones empleado por un agente de la CIA en la frustrada invasi¨®n de Cuba por bah¨ªa Cochinos. 'Quiz¨¢s deber¨ªamos dejar de pensar en cambiar el modo en que otros act¨²an', dice Philips. 'No juzgar a todo el mundo por nuestros mismos patrones'. El anticuario cree que la presi¨®n de la potencia imperial se ha hecho intolerable para algunos. 'Es probable que lo ocurrido se deba a la gran expansi¨®n de Estados Unidos por el mundo. Las grandes corporaciones dependen mucho de la expansi¨®n y de conseguir d¨®lares a toda costa. Quiz¨¢s no hagan falta tantos McDonald's por el mundo. Quiz¨¢s deber¨ªamos quedarnos m¨¢s en casa. Cambiar y hacer saber al resto del mundo que vamos a dejar de hacer cosas que no gustan. Tenemos que hacer las cosas de otro modo. Dar un paso atr¨¢s y replantearnos todo'.
Los alumnos de la Universidad de Bradley se sorprenden cuando el profesor Shah Tarzi -que el a?o pasado daba cursos sobre el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial al socaire de las protestas contra la globalizaci¨®n de la econom¨ªa- les explica la g¨¦nesis del radicalismo isl¨¢mico en Afganist¨¢n. 'Lo que les sorprende son los efectos negativos de un proyecto concebido por Pakist¨¢n, Arabia Saud¨ª y Estados Unidos para expulsar a los sovi¨¦ticos de Afganist¨¢n', se?ala el profesor, de origen mediooriental.
A Tarzi, especializado en relaciones econ¨®micas internacionales, no s¨®lo le piden orientaci¨®n sus alumnos. El premio Nobel de Econom¨ªa James Heckman le ha enviado un correo electr¨®nico solicitando bibliograf¨ªa para entender el fen¨®meno de los talibanes. Tarzi dice a los estudiantes 'que Estados Unidos no puede ser aislacionista, que debe intervenir m¨¢s en Oriente Pr¨®ximo y que debe promover el desarrollo econ¨®mico'.
Los vecinos de Peoria se levantan cada d¨ªa angustiados con lo que puedan contar la radio, la televisi¨®n o los peri¨®dicos. 'Justo cuando la gente se estaba recuperando de lo de Nueva York y Washington salt¨® lo del ¨¢ntrax y volvimos otra vez adonde est¨¢bamos', dice Drake. Ante la incertidumbre, se han cancelado numerosos viajes. Nada ofrece m¨¢s seguridad y tranquilidad que el quedarse en casa, en la Peoria de 113.000 habitantes, a 300 kil¨®metros al suroeste de Chicago, tan alejada de todo, donde la gran noticia mundial tuvo su versi¨®n local en el asesinato por las mismas fechas de un polic¨ªa, el primero desde 1957.
Jennifer Stanton est¨¢ desayunando en el patio cubierto del centro comercial de las Torres Gemelas. Es guarda de seguridad y no es optimista. Vive en las afueras de Peoria, cerca de una base militar. 'Te levantas, oyes pasar los aviones y piensas si habr¨¢ ocurrido algo', dice. 'Vivimos con los nervios de punta'. Stanton trabaja en un edificio de oficinas vecino. 'Nos van a dar un cursillo de preparaci¨®n contra ataques biol¨®gicos y qu¨ªmicos. Las cosas pueden empeorar antes de que mejoren. Ojal¨¢ me equivoque, pero al ¨¢ntrax le pueden seguir otros con productos qu¨ªmicos, m¨¢s secuestros y m¨¢s bombas'.
'Libre para ser yo'
En el vest¨ªbulo del Centro C¨ªvico de Peoria, un panel patri¨®tico muestra el trabajo de los ni?os del colegio Harrison sobre lo que representa ser ciudadano de Estados Unidos. Los de la guarder¨ªa se autorretratan con unos palotes y una cara sonriente. "Me [Yo]", escriben junto a cada dibujo, que luego se pega en un collage hecho por la profesora bajo el t¨ªtulo "Libre para ser yo. Gracias, Am¨¦rica". Para los mayores de ocho a?os, el trabajo ha consistido en exponer lo que significa la palabra libertad. Esas ideas, escritas sobre estrellas, rodean a una estatua de la libertad sonriente: que los padres tengan trabajo, poder leer cualquier libro, comer lo que necesitamos, poder ir donde quieras, poder tener distintas creencias religiosas, ser felices, divertirnos, decidir por nosotros mismos... Chuck Miles -un responsable de control de calidad de Caterpillar, el fabricante de maquinaria de la construcci¨®n que tiene su sede en Peoria, donde da trabajo a unas15.000 personas- cree que los sucesos del 11 de septiembre "nos han hecho m¨¢s serios y patriotas, pensar m¨¢s en lo que la democracia de este pa¨ªs permite. Mis hijos no van a crecer tan despreocupados como yo. Espero que aprecien m¨¢s el pa¨ªs y tengan una mayor comprensi¨®n de las relaciones internacionales". La nostalgia por un pasado mejor es lo que espera capitalizar al anticuario Dan Philips. "Puede que si la gente viaja menos venga a gastar aqu¨ª para escapar a un pasado en el que las cosas eran m¨¢s simples", dice. Tambi¨¦n el alcalde, David Ransburg, conf¨ªa en sacar alg¨²n beneficio a la crisis. "Quiz¨¢s la gente deje las ciudades grandes y se venga a sitios m¨¢s tranquilos", aventura. Es demasiado so?ar. Peoria no deja de perder peso relativo en Illinois, y la que fue segunda ciudad tras Chicago hoy es la quinta.
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