Congreso y Senado de EE UU se enfrentan por la seguridad a¨¦rea
La C¨¢mara rechaza que la competencia quede en manos del Estado
La C¨¢mara de Representantes quiere que el registro de equipajes y pasajeros en los aeropuertos de EE UU siga en manos de empresas privadas; el Senado quiere que esa labor corresponda a las fuerzas de seguridad. Cada C¨¢mara ha redactado su propia propuesta de ley de seguridad a¨¦rea; la diferencia de criterio en ese punto amenaza con dilatar la entrada en vigor de todas las nuevas medidas.
Congresistas y senadores se disponen a pactar un camino intermedio que permita desbloquear la negociaci¨®n: estatalizar la seguridad a¨¦rea s¨®lo en los principales aeropuertos del pa¨ªs. Hace m¨¢s de tres semanas, el Senado aprob¨® por unanimidad su versi¨®n de la nueva ley de seguridad a¨¦rea. La propuesta considera que el registro de equipajes y pasajeros en los aeropuertos es ahora una cuesti¨®n de seguridad nacional y, como tal, corresponde a las fuerzas de seguridad del Estado. De salir adelante, la ley eliminar¨ªa los 28.000 empleos de las empresas p¨²blicas que ahora se encargan de la seguridad y crear¨ªa otros tantos puestos de trabajo en el Gobierno federal.
En cambio, la C¨¢mara de Representantes sigui¨® el mandato ideol¨®gico de los l¨ªderes republicanos y sucumbi¨® a la presi¨®n pol¨ªtica que han ejercido personalmente el presidente George W. Bush y el vicepresidente Dick Cheney: su propuesta aprobada la semana pasada deja en manos privadas el registro de equipajes, aunque acepta una cierta supervisi¨®n por parte de las fuerzas de seguridad federales o locales.
Quienes apoyan la ley del Senado piensan que s¨®lo la polic¨ªa o los agentes federales pueden hacer correctamente el trabajo de registro; quienes opinan lo contrario muestran su reticencia a sumar miles de empleados p¨²blicos a los engranajes federales. Temen que eso aumente la burocracia del Gobierno, dispare a¨²n m¨¢s el n¨²mero de empleados p¨²blicos e impida despedir con rapidez a quienes hagan mal su trabajo.
Durante el fin de semana, congresistas y senadores parec¨ªan inclinados a aceptar una soluci¨®n intermedia que podr¨ªa permitir un acuerdo bicameral: la C¨¢mara de Representantes aceptar¨ªa que en los grandes aeropuertos del pa¨ªs hubiera una transici¨®n m¨¢s o menos lenta (entre uno y dos a?os) que fuera dejando en manos de las fuerzas de seguridad las labores de registro. Ma?ana se designar¨¢ a los miembros de una comisi¨®n conjunta que trate de unificar las propuestas con la mayor rapidez; congresistas y senadores aseguran que la nueva ley debe contar con la firma de Bush antes del D¨ªa de Acci¨®n de Gracias, que es hist¨®ricamente uno de los periodos de mayor tr¨¢fico tur¨ªstico del pa¨ªs.
Sea cual sea la soluci¨®n final, los atentados del 11 de septiembre han demostrado la falta de rigor en la vigilancia de los aeropuertos. Las compa?¨ªas a¨¦reas, responsables de la seguridad, subastan los contratos al mejor postor del sector privado. Medio millar de inspectores de la FAA (la Autoridad Federal de Aviaci¨®n) supervisan la actividad y sancionan las faltas.
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