El nuevo escaparate de los cl¨¢sicos
La sala Pav¨®n reabre sus puertas, tras once a?os de letargo, gracias al empe?o de la compa?¨ªa Zampan¨®
El teatro Pav¨®n ha resucitado gracias el empe?o de unos rom¨¢nticos de la escena: los fundadores de la compa?¨ªa Zampan¨®. Este coliseo construido en 1924 ha pasado, en cuesti¨®n de meses, del olvido absoluto y un vergonzante cartel de Se vende en la fachada, a un traj¨ªn de obras, fechas de estreno y proyectos. Al fin, los artistas de la copla y las variedades, los c¨®micos, los faranduleros y otros abonados al viaje a ninguna parte cuentan con un espacio estable para actuar. Y el teatro cl¨¢sico, en el que es especialista el grupo Zampan¨®, dispone, desde ayer, de un templo para hacer adeptos durante el siglo XXI.
Amaya Curieses y Jos¨¦ Maya, los principales art¨ªfices de la vuelta a la vida del Pav¨®n, buscaban un local para la compa?¨ªa desde hace un par de a?os. Lo pr¨¢ctico habr¨ªa sido alquilar una sala di¨¢fana. Pero 'un sue?o' en forma de edificio ruinoso trastoc¨® los planes. 'Pepe [Maya] pas¨® un d¨ªa por delante del Pav¨®n y vio que hab¨ªa un cartel de Se vende. Vivimos en ese barrio [Embajadores] y cada vez que pase¨¢bamos por la zona nos dec¨ªamos 'qu¨¦ pena', nos pregunt¨¢bamos qu¨¦ ir¨ªan a hacer all¨ª, as¨ª que el cartel nos despert¨® la ilusi¨®n', recuerda Curieses.
'Llamamos por tel¨¦fono y empezamos a negociar; para nosotros era una barbaridad de dinero, pero a veces las cosas se te cruzan en la vida y si no lo intentas luego no dejas de arrepentirte; fue cosa del destino, el teatro estaba esperando a que pasase Pepe', a?ade.
En ese momento, el Pav¨®n ten¨ªa mucho pasado y ning¨²n futuro. Este teatro sito en la calle de Embajadores fue levantado en 1924 por iniciativa de Francisca Pav¨®n e inaugurado un a?o despu¨¦s por el mism¨ªsimo Alfonso XIII. Empez¨® especializado en el g¨¦nero de revista, aunque la historia le hizo mudar de estilo varias veces: la consagraci¨®n de Celia G¨¢mez con Las Leandras, en tiempos de la Rep¨²blica (1931); las visitas de estrellas del cante como Manolo Caracol, en la posguerra... Ofici¨® incluso como sala de cine en los a?os cuarenta, en la etapa dorada de Hollywood, y tuvo como inquilinas las sombras de todos los astros del celuloide.
Basurero
Ya en 1985, Carmen Troiti?o reabri¨® el Pav¨®n y los espectadores pudieron presenciar, por ejemplo, el deb¨² del actor y dramaturgo catal¨¢n Josep Mar¨ªa Flotats en Madrid. Despu¨¦s, los malos tiempos volvieron y el teatro cerr¨® otra vez, en 1990. No es de extra?ar, por eso, que el patio de butacas y el escenario se hubieran convertido en un basurero cuando Amaya y Pepe visitaron el edificio, durante las negociaciones para la compra. 'Yo no quer¨ªa entrar, y cuando lo hice fue espantoso; aquello era una cueva, nos pasamos tres meses sacando basura y escombro', rememora la nueva copropietaria. Las cenizas del Pav¨®n no la desanimaron. 'Hab¨ªa algo all¨ª dentro que nos daba fuerzas; el espacio era bonito y transmit¨ªa una energ¨ªa especial; deben de ser los fantasmas del teatro', confiesa. Ahora, nada queda de aquel Pav¨®n l¨²gubre y abandonado. El arquitecto madrile?o Ignacio de las Casas G¨®mez y su equipo han devuelto el brillo modernista al inmueble, 'recuperando en lo posible su aspecto original, elementos caracter¨ªsticos como las barandillas, los zaguanes y el bar en el interior'. El teatro tambi¨¦n recobrar¨¢ el torre¨®n de tres metros de alto coronado por un reloj que durante a?os fue su emblema. Por suerte para sus bolsillos, Amaya y Pepe no est¨¢n solos en el aspecto financiero: el Consorcio de Rehabilitaci¨®n de Teatros ha puesto 65 millones de pesetas (390.000 euros) y el Ayuntamiento de Madrid ha costeado el arreglo de la fachada, a trav¨¦s de Caja Madrid y la Empresa Municipal de la Vivienda (EMV).
Aun as¨ª, los nuevos empresarios han tenido que volcarse: 'Hemos puesto el fruto de nuestra vida entera ah¨ª; tenemos todo hipotecado. Las obras costar¨¢n cerca de 500 milones de pesetas, pero no pod¨ªamos ver morir un espacio as¨ª', dicen.
Y a esa conciencia es a la que han apelado para pedir la colaboraci¨®n de particulares en la reforma. Han montado un club de amigos, cuyo ¨²nico requisito de admisi¨®n es la compra de una butaca. Le han puesto un precio 'simb¨®lico' de 30.000 pesetas y esperan venderlas todas. La duquesa de Alba, el abogado Antonio Garrigues Walker, los cantantes Ana Bel¨¦n, V¨ªctor Manuel y Luz Casal y el cineasta Pedro Almod¨®var, entre otros, han adquirido ya su butaca. Algunos han sido especialmente espl¨¦ndidos, como el actor Carlos Hip¨®lito, que ha pagado un palco completo.
Hay 690 butacas en total y los promotores del Pav¨®n conf¨ªan en que la gente an¨®nima tambi¨¦n se anime a reservar la suya. Hay varios acicates, adem¨¢s de contribuir a un proyecto cultural: cada butaca llevar¨¢ grabado el nombre del mecenas, que tendr¨¢ derecho 'a asistir a todos los estrenos y a recibir informaci¨®n privilegiada de las actividades'.
Tirso, para empezar
La nueva singladura del teatro Pav¨®n (calle de Embajadores, 9) comenz¨® ayer con El condenado por desconfiado, de Tirso de Molina. La compa?¨ªa Zampan¨® se ocupa de todo: Amaya Curieses es la autora de la versi¨®n innovadora del cl¨¢sico, en la que hace de demonio; el otro copropietario, Jos¨¦ Maya, dirige el espect¨¢culo y hace del rufi¨¢n Enrico, y los dem¨¢s actores de la compa?¨ªa se encargan del resto de personajes. La gente de Zampan¨® ha renovado esta 'comedia moral con cierto contenido teol¨®gico' para despedazar el t¨®pico de que el teatro cl¨¢sico espa?ol es aburrido, 'cuando en realidad es uno de los m¨¢s vibrantes y actuales', dicen. El Pav¨®n funcionar¨¢ s¨®lo por la tarde, de momento. A partir del 20 de noviembre habr¨¢ un pase m¨¢s por la noche y, en diciembre, empezar¨¢n las sesiones matinales para el p¨²blico infantil. El patito feo, 'un cuento cl¨¢sico universal que encierra la an¨¦cdota moral de que ser distinto no supone ser peor', abrir¨¢ el rehabilitado coliseo a los m¨¢s peque?os. Esa labor divulgativa del teatro eterno tendr¨¢ continuidad con una escuela de actores. 'Hemos puesto en marcha un espacio que no exist¨ªa en Madrid; partimos de lo viejo para renovar, vamos a crear una escuela que desmitifique a los cl¨¢sicos y pretendemos demostrar que el p¨²blico puede amar a los cl¨¢sicos si alguien se los acerca y le ayuda a entenderlos', anuncian los empresarios. Saben, por experiencia, que la batalla ser¨¢ dura: 'Nos hemos encontrado con el problema de que en las escuelas de teatro espa?olas no se ense?a a utilizar la riqueza del lenguaje en verso y la diversidad de tipos del teatro cl¨¢sico, como base de la ense?anza y recurso para la interpretaci¨®n', lamentan.
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