Carteros en pie de guerra
Los empleados del servicio postal estadounidense reclaman m¨¢s protecci¨®n
Los carteros de Estados Unidos se encuentran estos d¨ªas en primera l¨ªnea de fuego de la guerra terrorista, en la que dos de ellos ya han perdido la vida v¨ªctimas de un ¨¢ntrax de misteriosa procedencia que ha empezado a extenderse por el pa¨ªs. Los sindicatos han exigido ante los tribunales el cierre de las instalaciones contaminadas y dicen que los perros polic¨ªa reciben m¨¢s atenci¨®n que los humanos. A pesar de la amenazante situaci¨®n, el n¨²mero de demandas para reforzar el servicio con vistas a la activ¨ªsima temporada navide?a supera la de los 40.000 puestos que se ofrecen.
La airada protesta empez¨® la semana pasada, cuando muri¨® el primero de sus compa?eros. Comparaban los carteros las dr¨¢sticas medidas adoptadas por los pol¨ªticos en el Capitolio, que cerraron la C¨¢mara de Representantes, con la indefensi¨®n en que quedaban quienes primero entraban en contacto con las letales esporas asesinas. 'En Washington sometieron a an¨¢lisis a los perros polic¨ªa y, sin embargo, no analizaron a los trabajadores de la estafeta de Morgan', bramaba un empleado de esta oficina neoyorquina, que ha presentado ante los tribunales una demanda para el cierre de las instalaciones. Id¨¦nticas demandas se han planteado en Nueva Jersey y Florida
Algunas empresas se est¨¢n planteando no enviar este a?o las tradicionales tarjetas de Navidad
En Estados Unidos, el servicio de Correos es una m¨¢quina que mueve sin parar grandes cantidades de material. En total, cada uno de los 280 millones de habitantes del pa¨ªs recibe anualmente un promedio de 1.000 piezas de correo. A las cartas convencionales, una especie en v¨ªas de extinci¨®n, se suman las facturas y las comunicaciones bancarias, y una catarata de ofertas y correo basura.
En medio de la actual crisis, el ciudadano de a pie no ha notado una ca¨ªda en la cantidad de correo que llega a casa, donde los m¨¢s paranoicos arrojan de inmediato a la basura, con espanto, las cartas y paquetes sin remitente. A escala nacional, sin embargo, ha bajado el movimiento desde el 11 de septiembre, remachando una tendencia percibida con antelaci¨®n como consecuencia del enfriamiento de la econom¨ªa.
Dos carteros de Washington han muerto v¨ªctimas del ¨¢ntrax y m¨¢s de 14.000 est¨¢n sometidos a tratamiento en todo el pa¨ªs, donde la amenaza ya ha llegado a nueve Estados. Es ese enfriamiento de la econom¨ªa, con el espectro del paro, el que hace que la necesidad pueda al miedo y, sin amenazas claras, no faltan quienes deciden acudir a las ofertas para carteros eventuales.
Estos temporeros se van a encontrar con unos compa?eros en pie de guerra. Salvo en las zonas de Nueva York, Nueva Jersey y Washington, donde se ha retenido el correo de cientos de miles de ciudadanos para comprobar que est¨¢ limpio, el servicio funciona con normalidad en el resto del pa¨ªs, aunque pudiera dejar de hacerlo en cuesti¨®n de d¨ªas. Los carteros est¨¢n indignados y hay dirigentes sindicales que se est¨¢n planteando una huelga para exigir mayores garant¨ªas en el trabajo. 'Ni una sola pieza de correo vale una vida', ha declarado Williams Smith, presidente del sindicato.
La Asociaci¨®n de Marketing Directo celebra estos d¨ªas en Chicago su congreso anual alarmada por la situaci¨®n. Es un negocio que mueve ingentes cantidades de d¨®lares (528.000 millones en el pasado ejercicio), y los congresistas han pedido al Gobierno que refuerce las medidas de seguridad y que no se le ocurra subir las tarifas para sufragar ese mayor control.
Algunos ciudadanos y empresas se est¨¢n replanteando el env¨ªo de felicitaciones por Navidad. En la reuni¨®n de los expertos en marketing, donde qued¨® claro que las sorpresas que les pueda deparar diariamente el correo es uno de los principales atractivos de la jornada para muchos estadounidenses, se ha llegado a proponer que los env¨ªos se hagan en sobres de pl¨¢stico transparente. Diana Brainerd, que dirige una compa?¨ªa de relaciones p¨²blicas en Nueva York, dec¨ªa a The Wall Street Journal que este a?o no va a mandar felicitaciones por correo a sus clientes. 'Env¨ªas tarjetas como un modo de acercarte y tocar a la gente. Tengo la impresi¨®n de que la gente no quiere ser tocada por su correo', comentaba.
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