La vida es mientras tanto
I?aki Gabilondo pregunt¨® a sus oyentes de Hoy por hoy, despu¨¦s de haber ganado el Premio Ondas, si su programa les hab¨ªa influido de alguna manera en la evoluci¨®n civil de su vida. El veterano periodista conoci¨®, como el personaje de Hemingway (y de Bryce Echenique), la angustia y el dolor, pero nunca estuvo triste una ma?ana. Los que le han seguido a lo largo de los ¨²ltimos quince a?os recordando a otros que preguntar no es agredir, sino tratar de saber m¨¢s, tienen una respuesta, seguramente, y el locutor lo sabe. No se le notar¨¢ nunca a Gabilondo, ni a esas horas ni nunca, que le envalentona vanamente el conocimiento ¨ªntimo de la contestaci¨®n a su propia pregunta.
- Antes de las elecciones gallegas, un escritor, Suso de Toro, explic¨® que en su propio pa¨ªs hab¨ªa una pol¨ªtica de acoso a los medios de comunicaci¨®n y a los intelectuales; la respuesta del poder pol¨ªtico, que luego revalid¨® electoralmente su mayor¨ªa absoluta, fue espectacular: el propio presidente de la Xunta, que ya hab¨ªa cortado micr¨®fonos, revistas, libros y tel¨¦fonos durante la dictadura, sali¨® a la palestra para acusar al escritor de los peores males. Pocos alzaron (alzamos) la voz entonces, como si se hubiera adormecido entre nosotros la capacidad de reacci¨®n, como si de pronto el mundo se hubiera parado, pero en este instante y sin memoria. Suso de Toro se qued¨® con la cara llena de insultos, mientras que el pasado (el inmediato pasado y el pasado remoto) no soporta que le alcance ni una tenue clara de huevo.
- El vicepresidente del Gobierno, Rodrigo Rato, destrip¨® ante las c¨¢maras de televisi¨®n y ante los diputados (qu¨¦ es primero: las c¨¢maras o los diputados) el final de la pel¨ªcula Los otros, el gran ¨¦xito de Alejandro Amen¨¢bar, Nicole Kidman, Jos¨¦ Luis Cuerda y Fernando Bovaira... Est¨¢ asumido por todo el mundo que los finales de las pel¨ªculas no se cuentan, sobre todo si proceden de la escuela de suspense inteligente que puso en marcha la imaginaci¨®n tranquila pero perversa de Alfred Hitchcock. Seguro que ¨¦l no lo quiso hacer por este motivo, ni fue tan solemne su intenci¨®n, pero en los primeros d¨ªas de este ¨¦xito mundial se pudo haber cargado la expectativa... En Hollywood no hubieran pedido su dimisi¨®n por esto, pues pone en evidente riesgo una industria muy delicada, y es responsable de la econom¨ªa; le hubieran puesto un pleito, que en aquellos territorios es mucho m¨¢s complicado de superar con ¨¦xito que una censura parlamentaria.
- Est¨¢ tan acolchado todo que George Steiner no logr¨® escandalizar a nadie. Hizo un discurso, muy medido, muy meditado y muy pol¨¦mico, sobre la importancia que tienen las lenguas menores en la estructura global de las lenguas; a mi lado, una se?ora se revolvi¨®, como si Steiner hubiera dejado de pronto de ser el jefe de los sabios del mundo (este peri¨®dico dijo, y yo creo que estuvo exagerado, que era el ¨²ltimo sabio) para convertirse en un peligroso aliado de Bin Laden, y pidi¨® su cabeza, la retirada del premio, esas exageraciones... Pero se fue Steiner y no hubo nada. Todo se ha acolchado... ?Ser¨¢ que la gente no oye, ni lee lo que ha o¨ªdo? ?Ser¨¢ que era fin de semana y no funcionaban entonces las tertulias que ven en cada gesto incorrecto un insulto al patriotismo constitucional que es ahora la ideolog¨ªa pr¨®xima? O a lo mejor sucede lo que declar¨® el director del Cervantes, el (excelente) poeta Jon Juaristi: 'Los discursos (inaugurales) son como plantas ornamentales...'. Un acad¨¦mico nos dijo al respecto, mientras est¨¢bamos en el congreso de la lengua de Valladolid, que es donde Juaristi se vio necesitado de decir aquello: 'Las plantas ornamentales se cambian de congreso en congreso'. En este caso, Steiner no era un ornamento, pero lo que dijo adorna ahora las hemerotecas, sin haber alcanzado el ruido que otros encuentran s¨®lo con levantar la ceja...
- Adolfo Bioy Casares dej¨® escritas muchas p¨¢ginas que ¨¦l mismo no quer¨ªa que fueran in¨¦ditas. Las ha recogido ahora Daniel Martino y las ha puesto juntas (y adem¨¢s revueltas) en un volumen disperso pero suculento que ha editado Sudamericana. Cada vez que a Bioy se le ocurre arremeter contra alguien usa a personajes supuestos a los que ¨¦l parece darles la raz¨®n. Uno de esos personajes es su peluquero, que le dice en una ocasi¨®n qu¨¦ buen presidente ser¨ªa De la R¨²a, pero para dirigir un equipo de f¨²tbol, y no de esos equipos grandes, como el Boca o el River, sino un equipo menor, de barrio. Mucha gente utiliza ahora a Bioy como si fuera su peluquero, y le citan en todas partes. Yo mismo lo estoy haciendo: el t¨ªtulo La vida es mientras tanto es una frase que Bioy introduce as¨ª en su dietario: 'Viajes. Dijo alguien que los viajes nos deparan la revelaci¨®n de que la vida es mientras tanto'. Probablemente lo dijo su peluquero.
Babelia
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