Bush censura los papeles de Reagan sobre la financiaci¨®n de Bin Laden
El presidente pone fin a la transparencia y veta la divulgaci¨®n de las actas de ex presidentes
George Bush ha decidido guardar bajo llave los papeles presidenciales, tanto los suyos como los de anteriores presidentes. Con una orden ejecutiva firmada el jueves, Bush acaba con la transparencia impuesta en 1978 por el Congreso y vuelve al secretismo de Richard Nixon. Esa orden le permitir¨¢ seguir ocultando los papeles de Ronald Reagan, que deb¨ªan haberse hecho p¨²blicos en enero. Con Reagan, que financi¨® la creaci¨®n de la organizaci¨®n terrorista Al Qaeda, trabajaron George Bush padre, como vicepresidente, y numerosos miembros de la actual Administraci¨®n.
El George W. Bush conciliador y ecum¨¦nico surgido de los atentados del 11 de septiembre no puede evitar que, de vez en cuando, asome el Bush de antes, el que form¨® su Gobierno con veteranos de las administraciones de Richard Nixon y Ronald Reagan. La orden ejecutiva, redactada por Alberto Gonzales, asesor jur¨ªdico de la Casa Blanca, establece un mecanismo doble para impedir la publicaci¨®n de los documentos de trabajo de los presidentes. Esos papeles no podr¨¢n hacerse p¨²blicos sin la aprobaci¨®n expresa del ex presidente afectado o de su familia, en caso de muerte o incapacitaci¨®n, y la del presidente en el cargo.
De esta forma, Bush no s¨®lo evita que se difundan los detalles de las operaciones secretas de Reagan, sino que se asegura de que sus propios papeles no se divulgar¨¢n en el futuro si a ¨¦l no le conviene.
Hasta 1977, cada presidente controlaba la divulgaci¨®n de los documentos de su mandato. Tras el esc¨¢ndalo Watergate , el Congreso aprob¨® en 1978 la Ley de Documentos Presidenciales. Esa ley, que entr¨® en vigor en 1981, estableci¨® la publicaci¨®n autom¨¢tica de los documentos 12 a?os despu¨¦s de que concluyera una presidencia. Reagan habr¨ªa sido el primero afectado por la legislaci¨®n.
Los papeles de Reagan, que suman m¨¢s de 68.000 folios, deb¨ªan haberse liberado en enero. Bush aleg¨® entonces que la Casa Blanca necesitaba 'tiempo para ordenar toda esa documentaci¨®n'. Ahora, con la excusa de la seguridad nacional, ha firmado una orden ejecutiva de constitucionalidad dudosa. 'Consideramos que lo apropiado era devolver la responsabilidad sobre la publicaci¨®n de los documentos al ex presidente al que pertenecen, y dejar al presidente en el cargo la responsabilidad ¨²ltima sobre la conveniencia de divulgar los papeles', explic¨® Gonzales, quien a?adi¨® que los interesados en acceder a los documentos de Reagan pueden apelar a los tribunales. Un proceso legal de ese tipo dura a?os y cuesta mucho dinero. 'Es una monstruosidad', coment¨® el historiador Hugh Graham.
Bush tiene razones para inquietarse por los posibles efectos de la publicaci¨®n de los papeles de su admirado Reagan. Su padre era entonces vicepresidente, y varios miembros de su Administraci¨®n (Colin Powell, Mitchell Daniels, Lawrence Lindsey) ocupaban cargos de responsabilidad. Reagan no s¨®lo financi¨® a la Contra nicarag¨¹ense, sino que, con el objetivo de debilitar a la URSS, orden¨® que se financiara con miles de millones de d¨®lares a los muyaidin afganos que combat¨ªan la ocupaci¨®n sovi¨¦tica.
?sa fue una de las operaciones m¨¢s lamentables de Estados Unidos, tanto por su concepci¨®n cortoplacista como por su chapucera ejecuci¨®n. Dada la tradicional incapacidad de la CIA para comprender esa regi¨®n del mundo (reconfirmada actualmente), se puso el dinero en manos de los servicios secretos paquistan¨ªes. ?stos aprovecharon la dejadez estadounidense y, siguiendo instrucciones del entonces presidente del pa¨ªs, general Zia, no entregaron los d¨®lares a la resistencia afgana, sino a los radicales ¨¢rabes, que encontraron en la yihad de Afganist¨¢n la gran causa com¨²n para galvanizar al mundo musulm¨¢n. Uno de los beneficiarios directos de esa ayuda fue Osama Bin Laden, que utiliz¨® a los ex combatientes ¨¢rabes de la guerra afgana para crear Al Qaeda.
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