Precisiones de M¨¢ximo
Agradezco a Mikel Buesa (EL PA?S, 1 de noviembre) la atenci¨®n con que ha mirado mi dibujo del pasado 29 de octubre y lamento que le haya causado 'un cierto sentimiento de incomodidad, incluso de malestar'. Yo estar¨ªa casi de acuerdo con la carta de Mikel Buesa y no contestar¨ªa si no fuese porque en ella parece atribu¨ªrseme una indiferencia, o disculpa del terrorismo, que estoy muy lejos de sentir.
Utilic¨¦ ese pasaje del G¨¦nesis (4: 14-15) porque en ¨¦l se refleja como en un espejo el temor del asesino errante, que mientras viva acompa?ar¨¢ a Bin Laden, y una advertencia divina sobre las consecuencias proliferantes de la venganza.
Constat¨¦ anal¨®gicamente, no opin¨¦. Lo utilic¨¦, si se quiere, como una iron¨ªa b¨ªblica. No prolongu¨¦ la historia de Ca¨ªn, amigo Buesa, porque un dibujo tiene l¨ªmites y porque la prolongaci¨®n no me era necesaria.
S¨ª lo habr¨ªa sido, en el sentir y en el pensar de Mikel Buesa, para no dejar en una impunidad exenta a todos los Bin Laden que habitan al este y al oeste del ed¨¦n.
Pues bien, y como es l¨®gico (y obvio, aunque una hipot¨¦tica paz nos har¨ªa reducir las condiciones y los plazos), yo tambi¨¦n creo que los terroristas deben ser 'encarcelados hasta que, arrepentidos de sus propios actos, sean capaces de comprender, incluso de compartir, el sufrimiento de sus v¨ªctimas' (palabras nobles y serenas de Mikel Buesa). Y ¨²nicamente me sumo, en el caso de Bin Laden y en el de cualquier terrorismo, a los partidarios de la justicia concreta, y no al de los oficiantes de la venganza difusa, colateral e irresponsable.
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