Conversar, no negociar
Por si cupiera alguna duda, el ministro israel¨ª de Asuntos Exteriores, Sim¨®n Peres, dijo ayer a EL PA?S que 'ha conversado, no negociado', con el l¨ªder palestino, Yasir Arafat, en su encuentro de Formentor. No solamente la situaci¨®n en Palestina es desesperada con una guerra desigual entre el Ej¨¦rcito de una gran potencia regional y un pu?ado de milicianos -y terroristas-, donde no se aprecia ni el m¨¢s m¨ªnimo vislumbre de negociaci¨®n, sino que el propio Peres, mero decorado en un Gobierno ultranacionalista, carece de autoridad para negociar nada, como ha dejado bien claro su primer ministro, Ariel Sharon.
Es de prever que las Fuerzas Armadas israel¨ªes evacuen las localidades palestinas que todav¨ªa ocupan en presunta operaci¨®n de b¨²squeda de los asesinos del ministro de Turismo, Rachman Zeevi, y que, si un nuevo atentado terrorista palestino no le libra de ello, Sharon tenga que dar alg¨²n seguimiento a su reciente declaraci¨®n de voluntad negociadora. Estados Unidos, aparte de expresar con p¨²blica frecuencia su disgusto por la represi¨®n brutal y por las manipulaciones varias del primer ministro para no tener que sentarse a negociar, no ha dejado de presionarle en privado para que no haga las cosas a¨²n m¨¢s dif¨ªciles en la guerra de Afganist¨¢n, dando motivos a un islam universal de redoblar su convencimiento de que Washington no es imparcial en Oriente Pr¨®ximo.
Por eso no es imposible que en las pr¨®ximas semanas se produzca alg¨²n simulacro de negociaciones, o mejor, de conversaciones prenegociadoras, en la l¨ªnea de lo que hemos visto en la isla balear. Pero hay que preguntarse qui¨¦nes y qu¨¦ van a negociar.
Yasir Arafat, todo sonrisas en cuanto aparece la televisi¨®n occidental, afirma, como si no conociera el percal, que, de la misma forma que negoci¨® 'un buen acuerdo' con Benjam¨ªn Netanyahu -igual de ultra que Sharon, que gobern¨® Israel de 1996 a 1999-, pod¨ªa hacerlo ahora con el actual Fierabr¨¢s de Jerusal¨¦n. El acuerdo al que se refer¨ªa el rais palestino era el de Hebr¨®n, que era tan bueno que ha dejado a una guarnici¨®n israel¨ª en ocupaci¨®n del 20% de la ciudad para proteger a 450 colonos de sus 150.000 moradores palestinos. Pero la memoria es lo primero que el recuerdo olvida, y Arafat sabe de sobra que su interlocutor no sue?a con ofrecerle nada que remotamente se parezca a t¨¦rminos aceptables para su opini¨®n nacional.
El presidente egipcio, Hosni Mubarak, ha dicho, tambi¨¦n en Formentor, lo que no ignora ning¨²n ¨¢rabe. Que una condici¨®n para una negociaci¨®n digna de tal nombre es la retirada israel¨ª a las l¨ªneas de 1967, requisito, a su vez, para poder constituir en sus l¨ªmites un Estado palestino. Y aunque Mubarak no mencionaba el problema de los refugiados palestinos para llegar a la paz, todos saben, de Washington a Jerusal¨¦n, que Sharon no est¨¢ para esa clase de ofertas. De momento, toca hablar, no negociar.
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