Pepegil
El Partido Socialista ha hecho una inversi¨®n pol¨ªtica de futuro si sabe administrarla. Por el contrario, el Partido Popular andaluz se ha metido en un huerto sin flores. Ma?ana, si no se produce un terremoto, el pepegil se har¨¢ con la alcald¨ªa de Estepona, el municipio de la Costa del Sol con m¨¢s posibilidades y expectativas de desarrollo urban¨ªstico. Est¨¢ todo atado y bien atado, recordando tiempos franquistas. Javier Arenas y Te¨®fila Mart¨ªnez han bendecido el matrimonio de intereses. Sus ac¨®litos en M¨¢laga, desde Joaqu¨ªn Ram¨ªrez a S¨¢nchez Bracho, ejercer¨¢n el derecho de pernada sin tapujos.
Pero la digesti¨®n de la moci¨®n de censura que ma?ana presentan los cuatro ediles del PP, con el apoyo de los siete concejales gilistas, puede ser tan pesada como cuando una boa se traga un carnero. El PP ha preparado una estrategia a corto plazo para quedarse con los restos del naufragio del GIL. Ahora, Estepona, ma?ana, Marbella. El ex alcalde de Estepona, Jes¨²s Gil Mar¨ªn, se frota las manos y se palpa la cartera.
Lo que no entiendo es por qu¨¦ los socialistas y los de Izquierda Unida, sin olvidar a los andalucistas, se rasgan las vestiduras y piden al mism¨ªsimo Rajoy que aborte la operaci¨®n en aras del pacto antigil. Deber¨ªan estar contentos. De consumarse el matrimonio Aznar-Gil, dispondr¨¢n de s¨®lidos argumentos para hablar de alianzas poco claras, salvo los intereses que hay en el trasfondo de la operaci¨®n. El PP est¨¢ consiguiendo que a su derecha no haya m¨¢s que territorio quemado, aunque sean partidos, como el GIL, que han utilizado la democracia para beneficio propio.
Y dos nostalgias. Una: Diario 16, ya es, por desgracia, una hermosa historia que me toc¨® vivir muy de lleno. Parte de mi vida profesional estuvo ligada al peri¨®dico que luch¨® por la libertad sin ira. Es un recuerdo bonito aunque llore el coraz¨®n. Y dos: se fue Braulio Muriel, el hombre solidario, que levant¨® a M¨¢laga y Andaluc¨ªa para socorrer a Ruanda y despu¨¦s a otros muchos pa¨ªses. S¨®lo ten¨ªa un arma, el profundo sentido social de su vida y la libertad de quien ama la libertad. Para Braulio, el recuerdo de la mirada de los ojos de un ni?o ruand¨¦s que estremecieron al mundo. ?l hizo que se abrieran a la esperanza.
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