Oquedades seudobu?uelescas

No se sostiene, es endeble, roza el dislate esta apresurada, temeraria y con pinta de excesivamente autoindulgente, incursi¨®n de Carlos Saura en un espinoso territorio de fantas¨ªa biogr¨¢fica de Luis Bu?uel, un paisaje seudobu?uelesco interior en el que se ven involucrados los fantasmas, nunca mejor dicho, de Salvador Dal¨ª y Federico Garc¨ªa Lorca, que bordean la caricatura.

Una aventura f¨ªlmica de esta gravedad y ambici¨®n requiere esmero y tacto en cada imagen y en cada palabra. Pero las im¨¢genes y, sobre todo, las palabras de Bu?uel y la mesa del rey Salom¨®n se parecen a un agolpamiento informe de ocurrencias no pasadas por ning¨²n filtro cr¨ªtico o, m¨¢s exactamente, autocr¨ªtico. Est¨¢n colocadas en el gui¨®n del frustrado y frustrante filme a la buena de Dios, una tras otra, sin nig¨²n amago de construcci¨®n interior de personajes y sin la menor energ¨ªa vertebradora de una f¨¢bula que acaba sostenida con pinzas por una bater¨ªa de estampas, unas de intenci¨®n surreal y otras de intenci¨®n expresionista, que no alcanzan condici¨®n de paisaje interior, de escenario mental, o po¨¦tico, o de algo que se sostenga y que sostenga al tinglado del viaje de estos tres seudopersonajes a trav¨¦s de no se sabe qu¨¦ rutas de la imaginaci¨®n de Bu?uel que no conducen a niguna parte, salvo al vac¨ªo.