Los pr¨ªncipes del lenguaje
'ANTES DE DESPU?S DE BABEL' es algo m¨¢s que una curiosa expresi¨®n de Steiner referida a su libro. Lo que parece un circunloquio ret¨®rico para volver a Babel, describe en realidad una etapa de las ciencias del lenguaje, que tienen un antes y un despu¨¦s de este libro. Por eso Steiner no oculta ni su orgullo ni sus decepciones ante unos desdenes acad¨¦micos que hoy nos parecen inconcebibles. Siguiendo al borgiano Pierre Menard, Steiner lleva a cabo 'una ampliaci¨®n vigorosa, aunque exc¨¦ntrica, del concepto de traducci¨®n'. ?se es su modelo, y no podemos pasar por alto la mucha belleza literaria que supone el cumplir en un ensayo real lo que era ficci¨®n po¨¦tica. Si la diversidad de lenguas y de c¨®digos es un factor de humanidad, la traducci¨®n -'transformaci¨®n ubicua'- se erige aqu¨ª en centro simb¨®lico de la cultura.
Despu¨¦s de Babel: aspectos del lenguaje y la traducci¨®n.
Fondo de Cultura Econ¨®mica. Madrid, 2001. 528 p¨¢ginas. 2.650 pesetas.
Pruebas y tres par¨¢bolas.
George Steiner. Destino. Barcelona, 2001. 168 p¨¢ginas. 2.100 pesetas.
Steiner no equipara la multiplicidad de lenguas a la riqueza, sino a algo mucho m¨¢s noble: la libertad. Por eso, nos dice, el que traduce experimenta una libertad pr¨¢cticamente corporal, cambia de piel, se mueve. Dicho con met¨¢foras que ya conocemos, la diversidad de gram¨¢ticas est¨¢ en la base de la creatividad. Ahora bien, si la diversificaci¨®n viene emparentada con el instinto vital, ?c¨®mo se explica, entonces, la tendencia hacia una lengua ¨²nica? Una sola epidermis ling¨¹¨ªstica -nos dice- nos acerca a la muerte. Lo mismo da que se la una lengua mayoritaria (por dominante) que la de una lengua minoritaria (al ser recuperada). La mera cantidad de idiomas no es para Steiner un bien en s¨ª mismo, sino el trasvase entre ellos.
Steiner se asoma a un abismo que ya fue contemplado por la C¨¢bala: con el fin de Babel, la traducci¨®n dejar¨¢ de ser necesaria. La ciencia ling¨¹¨ªstica -en paralelo a su objeto- se abre a la vez al estudio de la multiplicidad de lenguas y a la b¨²squeda de los universales, esos destellos de un grial ¨²nico. Por lo pronto, la literatura es el reino en el que Steiner ha encontrado ya a 'los pr¨ªncipes del lenguaje', capaces de escribir en idiomas distintos (y hasta de autotraducirse): los trovadores, Lewis Carroll, Joyce, Samuel Beckett o Borges, a cuya Biblioteca de Babel aspira este libro (incluida su espl¨¦ndida bibliograf¨ªa, que abarca dos siglos). Toda gran obra tiende al autorretrato, y en ¨¦sta posa Steiner muy discretamente como otro pr¨ªncipe del lenguaje, que ofrece sus perfiles m¨¢s ¨ªntimos: sus circunstancias familiares, sus 'tres primeras lenguas' (franc¨¦s, ingl¨¦s, alem¨¢n, con todo lo que eso supone) y hasta el idioma en el que grita, sue?a o discute este ciudadano del mundo. Este libro nos acerca al d¨ªa en que todos seremos pr¨ªncipes del lenguaje.
Entre ir¨®nico y vengativo, cuenta Steiner que Despu¨¦s de Babel ha sido muy traducido. 'Metatraducido', podr¨ªamos decir, celebrando con ¨¦l no s¨®lo esa plenitud circular, sino su triunfo sobre 'las cofrad¨ªas de eruditos'. Tambi¨¦n es verdad que no eran ellos su p¨²blico primordial. El libro 'sobre todo, se dirige a los poetas en espera de su respuesta'. En ellos -puesto que cada uno es un idioma- se cifra la diversidad m¨¢xima del lenguaje, y por ello su libertad m¨¢xima.
Pero Steiner tambi¨¦n tiene obra narrativa. Tal vez pretenda completar el ciclo total del lenguaje. Quiz¨¢ sea vulnerable, a pesar de todo, a la primac¨ªa de la novela. Sin embargo, Pruebas esboza (s¨®lo) una nouvelle y las Tres par¨¢bolas, que lo son realmente, se ci?en a la extensi¨®n del cuento. El lector tiende a buscar aqu¨ª, casi por instinto, el mundo del Steiner pensador, ser¨ªa ingenuo negarlo. Los personajes, desde luego, son m¨¢s verbales que activos. Las palabras deciden (desde una definici¨®n de la televisi¨®n como 'morosa homicida' hasta un epitafio en el que se lee en lat¨ªn 'el amor permanece'). S¨®lo en Pruebas -cuyo protagonista es corrector de pruebas, no se sabe si sugiriendo otra par¨¢bola- hay atisbos del cuerpo y de la vejez, aunque el conflicto sea ideol¨®gico, con personajes que nos suenan: el desencantado marxista que debate con un sacerdote, en Italia... En los relatos breves se toca el absurdo, lo kafkiano, la cultura jud¨ªa, la figura de Abraham, la situaci¨®n de la mujer... Hilando muy fino, como merece el autor de estas ficciones, podemos decir que m¨¢s que narrador es fabulador. Ah¨ª coincide perfectamente con el ensayista, con el verdadero pr¨ªncipe del lenguaje.
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