El disenso amordazado
La lucha pol¨ªtica reciente en Am¨¦rica Latina se ha desarrollado dentro del marco democr¨¢tico. Cuba es la gran excepci¨®n y tras cuarenta a?os de dictadura el r¨¦gimen castrista sigue silenciando cualquier posibilidad de disenso. El caso Ochoa, que intentaba acallar las voces discordantes dentro del r¨¦gimen, fue un punto culminante de la represi¨®n interior. Ileana de la Guardia, la hija exiliada en Par¨ªs del coronel Tony de la Guardia, fusilado junto al general Arnaldo Ochoa, ha publicado sus memorias (Le Nom de mon p¨¦re, Deno?l), con su particular versi¨®n de los hechos. Su ex marido, Jorge Masetti, tambi¨¦n aborda el tema en El furor y el delirio. Itinerario de un hijo de la Revoluci¨®n cubana (Tusquets). Masetti, un ex agente de los servicios cubanos da testimonio de parte de las maquinaciones cubanas para imponer sus puntos de vista en el resto del continente.
El fanatismo no es patrimonio exclusivo de las dictaduras
Hasta la ca¨ªda de Fujimori, Per¨² era con Cuba el otro pa¨ªs no democr¨¢tico de la regi¨®n. ?lvaro Vargas Llosa, en En el reino del espanto (Seix Barral), da un terrible testimonio de la siniestra labor de los servicios peruanos, al mando de Vladimiro Montesinos. El texto muestra c¨®mo la tortura, el asesinato, el chantaje, la extorsi¨®n y la corrupci¨®n son las herramientas favoritas de los represores, que intentan evitar por cualquier medio la presencia de puntos de vista divergentes en el seno de sus sociedades. Pero estas conductas y actitudes no son privilegio de los peruanos, como muestran las dictaduras militares que proliferaron en Am¨¦rica del Sur en las d¨¦cadas de 1970 y 1980.
Abrasha Rotenberg, en La opini¨®n amordazada. La lucha de un peri¨®dico bajo la dictadura militar (Del Taller de Mario Muchnik), cuenta la obcecaci¨®n de la dictadura militar argentina con el peri¨®dico dirigido por Jacobo Timmerman. En este caso no s¨®lo se atentaba contra la libertad de las personas, sino tambi¨¦n contra la libertad de prensa.
Habr¨ªa que se?alar que la intolerancia y el fanatismo no son patrimonio exclusivo de las dictaduras militares. La guerrilla hace gala de sus mismos defectos y cuando no puede imponer sus puntos de vista recurre al terror y a la justicia revolucionaria. Pese a la ret¨®rica y la buena prensa que acompa?a al subcomandante Marcos y al Ej¨¦rcito Zapatista de Liberaci¨®n Nacional en el interior de las comunidades zapatistas, la intolerancia y la represi¨®n con los disidentes est¨¢n a la orden del d¨ªa, como han plasmado magn¨ªficamente Maite Rico y Bertrand de la Grande en Subcomandante Marcos: la genial impostura (El Pa¨ªs-Aguilar).
La represi¨®n en la regi¨®n no es algo reciente y la presencia nazi dej¨® una impronta dif¨ªcil de borrar. Argentina, Paraguay, Bolivia o Chile conocieron su accionar antes, durante o despu¨¦s de la Segunda Guerra Mundial. V¨ªctor Far¨ªas, en su controvertido Los nazis en Chile (Seix Barral), muestra su impacto en algunas figuras tan caracterizadas como Augusto Pinochet. El mismo autor ha compilado La izquierda chilena (1969-1973). Documentos para el estudio de su l¨ªnea estrat¨¦gica (Centro de Estudios P¨²blicos), monumental obra de seis vol¨²menes que permite un mejor conocimiento de la Unidad Popular y del Gobierno de Salvador Allende. M¨¢s all¨¢ de la responsabilidad de la dictadura en la represi¨®n, lo cierto es que el deseo de imponer al conjunto de la sociedad transformaciones apoyadas s¨®lo por un tercio de la misma provoc¨® una importante fractura social y abri¨® las puertas a un largo periodo de intolerancia. Hoy est¨¢ claro que s¨®lo con m¨¢s democracia se puede garantizar el respeto por el otro y la tolerancia con las opiniones ajenas.
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